Por Victoriano Martínez
Para la reparación y conservación de la Avenida Universidad, las autoridades modificaron las rutas del transporte urbano y de personal a la zona industrial: liberaron esa arteria de camiones y los desviaron a la Avenida Lázaro Cárdenas de la colonia El Paseo, con todos los efectos negativos de la saturación del tráfico en una arteria de dimensiones mucho menores.
El tránsito peatonal en la zona se dificultó y los vecinos, en su mayoría ancianos, lamentan que por momentos deben esperar a ver pasar hasta 20 camiones antes de poder cruzar Lázaro Cárdenas.
El pasado 18 de diciembre, la señora Juana María Frías, de 75 años, fue atropellada y muerta por un camión del transporte urbano en la esquina de las avenidas Lázaro Cárdenas y Joaquín Antonio Peñalosa.
Ante el aumento de la inseguridad para los peatones, la representación vecinal solicitó la intervención de la autoridad municipal, cuya respuesta exhibe que para esas autoridades es prioridad la conservación del nuevo pavimento de la avenida Universidad a la seguridad de los colonos
“Sobre la problemática y graves consecuencias que se han generado (…) le informo que de acuerdo a la revisión técnica y los datos ingresados a esta Sección de Ingeniería Vial, se ha observado que la solución para mitigar los impactos negativos para la avenida Universidad, han sido favorables para dicha arteria por ser una vía primaria”, respondió Carlos García García, jefe de la Sección Sexta del Estado Mayor de Ingeniería Vial de la Dirección de Seguridad Pública Municipal.
En su respuesta a María de Lourdes Rodríguez Rodríguez, representante de los colonos del Fraccionamiento El Paseo, García García califica como impacto secundario la acumulación del tráfico de camiones por Lázaro Cárdenas y se limita a anunciar recomendaciones de señalización.
“En cuanto al área de impacto secundario, las alternativas tomadas se han reflejado en los usuarios para la facilidad de trasladarse de una zona a otra, por lo que esta sección está en la disposición de contribuir para solucionar dicha problemática, recomendando implementar la adecuada señalización de las vías, para así de esa manera dinamizar el flujo vehicular que se genera en las mismas”.
Enseguida se pronuncia por “modificar la geometría del camellón central que se encuentra en la Av. Joaquín Antonio Peñalosa, para dinamizar el tráfico vehicular y por último el bacheo de dichas arterias”.
Aunque la modificación de las rutas se dio a partir de los trabajos de reparación de la Avenida Universidad, a cargo del Ayuntamiento, hoy esa autoridad evade su responsabilidad y descarta intervenir para resolver un problema de seguridad que generó para los habitantes de esa amplea zona de la ciudad.
“Cabe hacer mención que para modificar o restringir las rutas de transporte urbano corresponde a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes a la cual deberá ingresar su solicitud para que se le dé una respuesta”, concluye García García.
A doce día de la respuesta de García García, la avenida Lázaro Cárdenas luce igual, cargada de camiones de todo tipo y sin ninguna señalización, lo que no deja duda de que esa necesidad fue señalada como una mera recomendación ante la que la autoridad no asume ninguna responsabilidad.
Sólo faltó que García García agregara en su oficio que la muerte de Juana María Frías fue un daño colateral.