Por Victoriano Martínez
Si algo mostró MORENA esta semana es que en su interior se vive una batalla campal, todos contra todos.
Si estuviéramos en la Arena Coliseo, el espectáculo de los nuevos poderosos que, cual nuevos ricos, derrochan en ridiculeces se anunciaría como un combate de lucha super libre.
¡Lucha super libre! Válida por el control de MORENA en San Luis Potosí.
Ese sería el pie del cartel a letras grandes, y en las imágenes aparecerían los gladiadores Gabino Morales, Sergio Serrano, la dividida bancada legislativa, la militancia en movimiento, la oficial mayor destituida, la diputada que por poco muere por la cancelación de los seguros de gastos médicos, etcétera, etcétera, etcétera…
Todo un espectáculo que confirma que accedieron a espacios de poder inesperados para los que no estaban preparados.
Y no sólo les ha provocado mareo, están endiosados. Tanto que, cual Todopoderosos, creen que con un chasquido de sus dedos las cosas deben cambiar a su modo.
El problema es que con esas actitudes han creado un caricaturesco Olimpo en el que se da un duelo de chasquidos con un saldo pésimo para las funciones que deben cumplir.
Saltan los ejemplos:
“¡Traidores a la Patria!”, expresa Marcelina Oviedo.
“Ya se enojó Gabino Pao. No dejó pasar a la prensa a Cielo Tinto”, le mensajean a Paola Arreola.
“AMLO, tenemos miedo de Gabino”, expresan en una pancarta militantes de MORENA.
“¡Edson traicionero!, ¡No a la destitución!”, gritan morenistas en la sesión del Congreso del Estado.
“Estamos trabajando bien”, se justificó Quintanar.
Y esos son sólo de los últimos dos días.
La historia es larga e incluye denuncias penales, presiones a actores políticos de instituciones diversas, pronunciamientos de órganos internos del partido, y una gran variedad de actos públicos y privados.
Y esto apenas empieza…