Cifras e inseguridad

Por Victoriano Martínez

El problema de la inseguridad va más allá de las cifras oficiales.

Difícilmente los potosinos llevan la cuenta sobre el número de ejecutados, y mucho menos sobre condiciones especiales de las ejecuciones como las consideradas feminicidios.

Lo que los potosinos perciben es que no hay día en que no se reporte un asesinato.

Con eso basta para sentirse inseguros.

Si a eso le añade que de vez en vez la ahora Fiscalía General del Estado reporta el número de asesinatos de la última semana, no es sorpresivo que la percepción general sea confirmada.

Del 10 al 16 de septiembre siete asesinatos. Uno diario, pues, y percepción confirmada.

De enero a julio –periodo con estadísticas disponibles en el Sistema Nacional de Seguridad Pública– 553 ejecutados. Un promedio de 2.6 al día… y una percepción de inseguridad que se reafirma.

La Fiscalía reporta de enero al 15 de septiembre el asesinato de 42 mujeres, de los cuales 22 ya fueron catalogados como feminicidios.

El juego de las cifras se vuelve un juego en el que la autoridad pareciera intentar no espantar, pero con una realidad que se impone y fomenta el miedo.

Al 31 de julio, la Fiscalía había reportado al SNSP 16 feminicidios de 31 asesinatos de mujeres.

En los 46 días que pasaron después de ese corte, ahora la Fiscalía ya reconoce seis feminicidios más.

El dato indica que en el último mes y medio el riesgo de que una mujer sea agredida por violencia de género pasó de 2.2 a 4 al mes.

Resulta de poco alivio que se afirme a la ligera que el 70 por ciento de los feminicidios han sido resueltos, pues eso implicaría que se presentaran a los cuando menos 15 feminicidas capturados.

La sensación de inseguridad está más allá de las cifras oficiales, pero si éstas no parecen ser rigurosas, el temor se acompaña por la desconfianza.

La inseguridad seguirá más allá de las cifras oficiales en tanto las autoridades no las asuman con seriedad, cual riguroso diagnóstico que les permita programas reales que abatan la ola de crímenes, de tal suerte que aun sin cifras se logre en la población la sensación de haber recuperado la paz.

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