Cinismo cura vergüenza

Por Victoriano Martínez

El orgullo dura tres años y la vergüenza toda la vida.

Así lo sentenció el panista J. Carmen García Vázquez, al describir lo que representa ser diputado.

Pero ni eso les bastó a los actuales diputados. Parecieron urgidos de la vergüenza.

Apenas habían transcurrido 636 días de que asumieron el cargo (58 por ciento de su periodo constitucional), y el video escándalo de la ecuación corrupta coronó una cadena de sucesos que los convertía ya en sujetos vergonzantes.

Destaca el caso Panavi, por el que no los dejaron sesionar en Ciudad Valles y que no pudieron aprobar cinco días antes del video escándalo, por el otro escándalo de la burda compra de voluntades que quedó al descubierto.

Si J. Carmen viviera, diría que ya el orgullo de ser diputados no alcanza ni para el medio trienio.

Sí, el orgullo les duró menos de 18 meses, pero todo indica que la vergüenza para el resto de sus días la han sabido manejar: los más la convirtieron en un cinismo extremo.

Los escándalos de corrupción no pararon.

Agrupaciones ciudadanas llevan 19 denuncias en contra de legisladores por el uso de empresas fantasma para comprobar gastos y entrega de apoyos de gestoría ficticios, hasta a personas ya fallecidas.

El caso más representativo es la amplia investigación promovida por Ciudadanos Observando, que denominó El Honorable Gremio del Fraude, y que después retomó Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, que los bautizó como Deshonorable Congreso del Fraude.

El cinismo de los diputados no para ahí. Una docena pidió licencia para participar de algún modo en las elecciones del 1 de julio.

Unos se fueron como diputados federales, otros a reforzar campañas que les permitieran caer parados, y hubo hasta quién logró la reelección plurinominal.

Pero la necesidad de allegarse recursos del erario no para ahí.

Las penurias de los diputados los hacen recurrir a lo que con dificultad podrían recurrir mini asalariados: anticipos de sueldo.

Un millón 243 mil 654.28 pesos de anticipos de sueldo en seis meses. No para los 27, sólo para cinco.

Un déficit de orgullo compensado con la desvergüenza de buscar al máximo aprovecharse del erario para la ventaja personal.

Tantas urgencias económicas a lo largo de seis meses y con tales montos no pueden explicarse con la dificultad que vive la mayoría de sus representados para alcanzar a llegar al final de la quincena.

Los 27 integrantes de la actual Legislatura desempacaron el cinismo mucho antes de cumplir el segundo año como legisladores. Hoy ya han sido exhibidos en todo el país y son vergüenza nacional.

Y eso que la reacción ciudadana es de apenas un reducido grupo de activistas.

Ya sólo falta que la ciudadanía reaccione al llamado del presidente del Comité de Participación Ciudadana de Chihuahua de convertir en apestados a especímenes como los que están por concluir su periodo como diputados.

Los 27 personajes que están por integrar la LXII Legislatura bien podrían poner a remojar el potencial cinismo que el cargo suele despertar y alentar en serio el bono de buenas intenciones con el que llegan… para que el orgullo les alcance un poco más allá de los tres años.

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