Conociendo a Jorge Borjas

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Por: Diana López.

Comenzaba mis prácticas en la Revista Elite cuando se concretó la cita para entrevistar a Jorge Borjas, quien se encontraba ultimando detalles de un libro que contaba la evolución y cambios de la Avenida Venustiano Carranza.

Días antes del encuentro, en la revista se hicieron todas las preparaciones pertinentes: cámaras de fotografía y vídeo, un guion de preguntas para la entrevista y la confirmación del maestro. El lugar destinado sería su oficina, ubicada cerca del parque Morales.

Como practicante primeriza en un medio de comunicación, no he de negarlo, llevaba una mezcla de emociones y sentimientos el día que nos subimos al auto para la entrevista. No era yo la entrevistadora, pero incursionar en el mundo del periodismo de cultura me ha parecido siempre algo fascinante y digno de que la gente de San Luis conozca. Imaginen mis nervios ante mi primera experiencia.

Llegamos al lugar, quedándonos estacionados y dentro del auto por varios minutos. Mi jefa en ese entonces marcó al señor Jorge Borjas, para preguntar si ya era posible recibirnos. Mientras ella se comunicaba, me dediqué a observar el complejo de pequeños departamentos y oficinas que aparecían a mi vista. Era un lugar tranquilo sin duda, y francamente, no tenía alguna expectativa de lo que pudiera suceder o encontrar dentro del lugar. Iba con la emoción de una estudiante del cuarto semestre de comunicación.

Luego de un tiempo, llegó en su auto. Mi jefa llevaba tiempo de conocerlo y se saludaron con una efusividad que mostraba una amistad de hace varios años. Me presentó como practicante del medio y entramos al edificio.

No era muy grande, contaba con dos pisos y era precisamente en la segunda planta a donde nos dirigimos. La perilla de la puerta de madera giró ante la llave… Y entonces quedé fascinada con el lugar…

Un refugio histórico.

 

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Ante mis ojos apareció un cuarto, no muy grande, pero con la mayor colección de libros que había visto hasta ese entonces de cerca. En el único muro que quedaba libre, había una colección de armas y condecoraciones. Fotografías, una computadora, un aparato estéreo, bustos de personajes emblemáticos, una televisión y una colección de cascos de guerra y libros antiquísimos complementaban la decoración del lugar.

Mi asombro no cesaba mientras mi jefa me animaba a terminar de pasar a la oficina.

“Más que una oficina, éste es un lugar de descanso”, comentó el maestro Borjas entonces. “Aquí me relajo y puedo trabajar en paz”.

En mis adentros, brincaba de emoción, maravillada ante un lugar que me gustaría mucho imitar, a mi manera, algún día. Mientras mis ojos curiosos recorrían el lugar, acercándome a contemplar de cerca los títulos de los libros y las colecciones de objetos de guerra, las personas encargadas de las cámaras de video y mi jefa, se dedicaban a instalar el equipo en sitios estratégicos para comenzar la plática.

Finalmente, el equipo de la revista se encontraba listo, con ambas cámaras grabando, con el micrófono encendido, con el libro borrador en las manos de la entrevistadora, conmigo atenta a todo lo que el maestro estaba por contar… Y con Jorge Borjas sentado frente a nosotras listo para comenzar a narrar…

Regresando en el tiempo.

Maestro en Historia y Doctor en Antropología, Jorge Borjas comenzó a narrar el proceso de investigación para escribir dicho libro, que hablaba desde 1882 hasta el año 2007.

Nos contó los orígenes del nombre de la calle, la historia de las primeras fincas que adornaron la Avenida en su época de esplendor, la esencia original de la avenida y su evolución, pasando de ser una calle llena de jardines a una zona llena de comercios, entre muchas otras cosas.

Desconociendo yo  la historia de esta Avenida, él hablaba del tipo de construcciones que se ubicaban a lo largo de la calle llena ahora de comercios, dejando atrás el esplendor que gozaba en su época dorada, zona exclusiva de familias adineradas.

Conforme la plática avanzaba, saltaba a la vista el enorme conocimiento que este hombre poseía. Contaba las cosas aportando su opinión, datos desconocidos por muchos y un humor único. Su narración me atrapó durante el tiempo que duró la entrevista, que fue poco más de una hora.

Tuve la oportunidad de revisar el libro que recopilaba parte del trabajo de investigación, con información preciada, fotografías de edificios y construcciones que ocupaban la avenida… Simplemente, el trabajo era sorprendente. También tuve oportunidad de expresar mis comentarios y perspectivas de la avenida con el maestro, quien amablemente, disipó dudas y enriqueció los conocimientos que tenía de la historia de San Luis Potosí.

Finalizando la entrevista, me permití preguntarle acerca de su colección de libros, que iban desde filosofía, historia, matemáticas, literatura y hasta de medicina y biología. Era una colección muy amplia, diversa y rica. Un estante cerrado con cuatro libros llamó mi atención desde un principio; me explicó que eran libros viejísimos, coleccionados cuidadosamente, pues su antigüedad era tal, que de sacarse y exponerse al aire, podrían comenzar a deshacerse, dañando la composición del libro, y hasta siendo peligrosos para quienes los aspiraran, por exponerse a los químicos y compuestos de tan antiquísimas obras.

Primer y único encuentro.

Salí satisfecha de mi primera experiencia con tremenda persona, en el sentido de su conocimiento y su trabajo, producto de una dedicación y pasión disciplinada, que pronto mostraría a la gente de San Luis Potosí.

Luego de ese encuentro, no tuve oportunidad de verlo o charlar con él como en aquella ocasión. La última vez que lo vi, fue en un evento organizado por el grupo de Imágenes Históricas en la Casa de la Cultura, construcción que también fue tema de la entrevista que amablemente nos concedió.

Durante dicho evento, dio una breve reseña de la evolución de esta calle, un adelanto de su libro y recibió un merecido reconocimiento por su valiosa y constante labor en el estudio, rescate y difusión de la historia en la identidad de San Luis Potosí.

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Tiempo después, el también economista falleció, sin poder ver completado su sueño de presentar ante el público potosino su última obra, que recibió el nombre de Transformaciones de la Avenida Venustiano Carranza de San Luis Potosí. También fue autor del libro Patios e interiores del Centro Histórico Potosino editado en el año 2009.

El 13 de mayo de 2014, el estado perdió a un potosino enamorado de su ciudad, apasionado de su historia y con una capacidad de conocimiento de las que ya casi no hay.

Su obra salió el 15 de abril del 2015. A casi un año de su muerte.

“Yo no hago más lo que me gusta, y trato de hacerlo lo mejor posible dentro de mis capacidades. Espero que el trabajo de investigación que he realizado a lo largo de 17 años pueda ver pronto la luz”.

                                               Jorge Borjas Benavente. Enero de 2013.

 

Jorge Borjas

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