Cotidianidad: A donde el mar diga

Carlos Rubio

El arte es una de las expresiones más puras y sinceras que puede existir; no solo por la estética que involucra, sino, porque refleja la parte interna del artista, ese ser que encontró una manera de hablarle al exterior con algo más que palabras. Es quien, por medio de su obra nos deja entrever sus sentimientos, forma de pensar e incluso su estado de ánimo, todo depende de la persona y la interpretación que el espectador le dé.

Y así como es de extraordinario el método con el que nos regalan una forma diferente de ver el mundo, también es complicado el camino que recorren. La aceptación de las personas no siempre es fácil de conseguir y una mente abierta a recibir nuevas propuestas, es difícil de encontrar. De igual manera, existen los que traspasan fronteras para buscar el éxito, que nunca está asegurado y siempre es latente el riesgo de fallar.

El destino o la casualidad, alguno tomó parte de la vida de Frida, una joven de 24 años, originaria de San Luis Potosí, quien terminó una carrera en Ciencias de la Comunicación y dos años después, se encuentra en España, dedicada completamente al espectáculo; realiza actos circenses, interpretaciones teatrales, distintas demostraciones con fuego, hula hoops y telas aéreas, entre otras expresiones en las que su cuerpo es la parte esencial del show.

Luego de un largo aprendizaje por las calles de San Luis, convenciones en Guadalajara, Ciudad de México y Monterrey, viajó hasta un extremo del país para comenzar a sorprender a cada persona que se sentaba a relajarse en un resort, junto al mar de Playa del Carmen, su primer escenario profesional.

Su inclinación por la comunicación se debió a un gusto por la escritura y el deseo de compartirlo con los demás. El aprendizaje obtenido durante la carrera no fue en vano, la ayuda para su fácil desenvolvimiento comenzó en las aulas, como también el entendimiento de la cultura de diferentes países. Probablemente, en el futuro, en cuanto termine de aprender el idioma, su destino sea la prensa catalana, donde pueda ejercer su profesión, que al momento se encuentra en estado de inercia, en espera de que llegue su momento.

Hay quienes necesitan forzosamente de otros objetos para poder desenvolverse en su disciplina, no obstante, Frida utiliza su cuerpo como principal elemento para trabajar y crear la magia con la que expresa sus emociones. Los demás aditamentos que en ocasiones emplea, se vuelven una extensión de sí misma, que simplemente debe mover al ritmo que la música marque.

Después de un tiempo junto al Mar Caribe, una vez más, se atravesaron las circunstancias, esta vez de características más afectivas, que la llevaron al otro lado del mundo. Actualmente es la isla de Ibiza en España, el lugar que la ve desenvolverse en el escenario.

Uno de los actos que realiza puede durar entre 10 y 20 minutos, sin embargo, detrás de cada presentación hay hasta 5 horas de entrenamientos todos los días. Y además, la creación de cada temática diferente, a la que debe incorporar personajes y música, las cuales debe innovar constantemente debido a la exigencia de los lugares en los que trabaja y los espectadores que siempre esperan ver algo nuevo.

Al caer la noche, se enciende el fuego de las antorchas que la intérprete lleva en sus manos. El riesgo es inminente, cualquier falla podría significar un daño permanente a su salud. Las llamas pasan a centímetros de su cuerpo, nada importa, Frida ya se encuentra sumergida en un estado desconocido, al que no todos logran entrar. Unos cuantos minutos y el público queda encantado, aplauden al son de las olas del mar. El artista se alimenta de la expresión de quien le admira sorprendido desde abajo del escenario.

También existe el lado difícil de trabajar en la industria hotelera. Siempre hay temporadas en las que el flujo turístico disminuye y consigo, la demanda de shows en la playa. Además, el mercado es tan cambiante que en un mes abunda el trabajo y al siguiente contratan a alguien más para ocupar tu lugar; toda es una cuestión de tiempo.

La inmovilidad no es una característica propia de ella. Durante toda su vida, su ser se ha proyectado hacia otros lugares, distintos países, a conocer y tener su propia visión del mundo. Ahora solo me pregunto, ¿qué destino le deparará el mar para la siguiente ocasión?

Ayer estaba en Playa del Carmen, hoy se encuentra en Ibiza, mañana quién sabe a dónde llegará, pero si de algo pude asegurarme al escuchar a Frida, es que, a través de ella circula la magia del artista que tiene la necesidad y el talento para expresarse. Y mejor aún, tiene la libertad para hacerlo.

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