Cotidianidad: El hábil moldeador

Carlos Rubio

Siempre existe el talento oculto de cada persona que la volverá diferente a los demás. Aunque se tarde años en descubrir, llegará para marcar la diferencia que la vida necesita para destacar en diferentes situaciones o trabajos.

Caminaba por la Plaza Fundadores cuando vi frente a mí, unas tablas de madera sobre las que colgaban unas figuras que parecían ser hechas de alambre, con diferentes formas y colores; se asemejaban a un acto de equilibrismo en el que evitaban caer al suelo. Al lado había un tranquilo hombre sosteniendo unas pinzas y un pedazo de alambre al que dirigía con paciencia y habilidad.

Su nombre es Jorge Hernández, tiene 46 años de edad y lleva 5 años creando artesanías con alambre, para después venderlas en el Centro Histórico. Las circunstancias y el cansancio después de laborar más de 10 años en un negocio de alquiler de sillas, lo llevaron a utilizar todos los días, una cómoda banca como su lugar de trabajo y la calle como su estante donde muestra sus figuras, para que la gente pueda verlas al pasar y comprarlas.

Entre las artesanías que elabora hay bicicletas, aviones, motocicletas, perros, delfines, alacranes, carretas, guitarras y un sin fin más. Además, cualquiera puede acercarse con él y pedirle que haga algún animal u objeto en especial; de igual forma, también puede volver visible cualquier nombre mediante el alambre para colocarlo sobre la figura que se desee. Puede tardar de 2 a 4 horas en terminar alguna pieza, todo depende de la dificultad que esta le determine. Prácticamente puede convertir el alambre en lo que le plazca y hasta donde su imaginación llegue.

No sólo elabora adornos o recuerdos para las personas, también crea lo que llama “juegos mentales”; tienen distintas soluciones, algunos consisten en un alambre sorprendentemente colocado a través de otro, y este debe ser retirado. Cuentan con niveles de dificultad como fácil, intermedio y difícil.

Todo lo aprendió a hacer observando a un amigo y tomando experiencia con el paso de los años. Los más asombrados con sus artesanías son los turistas, que llevan figuras de a montón para tener un recuerdo de las maravillas que el humano puede crear en un entorno diferente al suyo, con sólo alambre y unas pinzas.

Una de las dificultades que ha enfrentado tratando de trabajar en el centro de la ciudad, es que constantemente lo mueven de su lugar porque no le permiten vender, por lo que debe mantenerse en constante cambio de sitio para evitar problemas y continuar trabajando el alambre que ha convertido en su medio de vida.

Jorge es una persona a la que le gusta mantenerse trabajando y con sus manos en constante movimiento; la parsimonia con la que crea sus figuras es única y propia de él. La habilidad para complacer los pedidos de cada persona que acude a donde se encuentre, es parte de lo que hace fascinante su labor.

Finalmente, me retó a superar alguno de sus juegos mentales, perdí. Derrotado, lo observaba a él resolverlos en cuestión de segundos.

 

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