Por Victoriano Martínez
La Sierra de San Miguelito es mucho más que los cerros que pueden apreciarse al sur de la ciudad.
Es uno de los principales sostenes de la ciudad como pulmón natural.
También resulta una protección para la ciudad contra grandes avenidas de agua que la pudieran inundar por ser, al mismo tiempo, uno de los principales espacios de recarga de los mantos acuíferos que abastecen de agua a la capital.
Es un área natural que requiere de ser protegida como una forma de protección a su vez para la viabilidad de la ciudad.
Lamentablemente, también es una zona de gran tentación para inmensos negocios inmobiliarios.
Y corre el riesgo de ser invadida por desarrollos residenciales que cubrirían con concreto esa zona de recarga, con el previsible efecto de un muy alto y seguro riesgo de inundaciones de graves consecuencias.
La escena, hace unos meses, de grandes y violentas corrientes de agua sobre la avenida Salvador Nava, entre Chapultepec y el Parque Tangamanga, incluso arrastrando a algunas personas, sólo fue un anticipo de lo que podría provocar dejarse llevar por esa tentación.
Una tentación que ha impedido que se decrete la Sierra de San Miguelito como Área Natural Protegida, a pesar de que los estudios para lograrlo comenzaron desde finales del siglo pasado, se formalizaron a partir de 2004 y se concretaron en 2009.
Tres gobernadores (Marcelo de los Santos, Fernando Toranzo y Juan Manuel Carreras) le han fallado a la ciudad: han evitado firmar un decreto con la declaratoria para toda la Sierra.
Carreras anunció en su segundo informe que lo decretaría para 55 mil hectáreas. Se limitó a hacerlo para 12 mil en siete polígonos dispersos para evitar afectar las áreas de mayor tentación para los empresarios inmobiliarios.
En el colmo, Carreras descuidó una de las áreas más representativas de la Sierra, y acaba de emitir un decreto, obligado por un juez federal, para dejar sin efecto la protección de mil 200 hectáreas.
La actitud negligente de Carreras deja pocas posibilidades de que desde esa instancia se defienda a la ciudad de la depredación ecológica, por lo que entre las vías jurídicas sobresale otro actor que podría activar esa protección: el Ayuntamiento de San Luis Potosí, al menos sobre el área de la Sierra que está dentro del municipio de la capital.
Fernando Torres Silva, director del Instituto Municipal de Planeación, aseguró que para desarrollar el Plan de Centro de Población se protegerán las áreas naturales porque no se puede crear una planeación que tenga efectos negativos en la vida de la ciudad.
El planteamiento ya está, pues. Ahora a observar los pasos que den… para que tampoco le fallen a la ciudad.