Probablemente nos iniciamos en la natación mucho antes de ser humanos, es decir, homo sapiens, pues gracias a la biología, a Internet y a los documentales de animales, hoy en día sabemos que varios mamíferos de diferente porte, como el elefante, el tigre, el jaguar americano, el caballo, el perro o primos cercanos como el chimpancé y el orangután no sólo no le temen al agua, sino que se desempeñan muy bien en este medio.
Así que es posible que al hacernos humanos, ya poseyéramos la habilidad para desplazarnos en el agua, una habilidad sumamente útil para atravesar ríos y pasos de agua mientras nos regamos por el planeta en los últimos 50 mil años.
Hay pinturas rupestres con nadadores de hace 7 mil años y referencias escritas a este arte del 2000 a.C, es decir, de hace 4 mil años.
Ahora bien, referencias escritas, aunque indirectas, a la natación, aparecen en Gilgamesh (prácticamente la primera obra literaria de Occidente), la Ilíada y la Biblia. Pero el primer manual de natación como tal, no aparecerá sino hasta el siglo XVI, El Nadador, o Un diálogo sobre el arte de la natación, publicado en 1538 por Nikolaus Wynmann, un profesor alemán de idiomas.
“No sabe ni leer ni nadar”.
Tanto egipcios como fenicios, griegos y romanos, consideraban importante saber nadar, y era parte de la formación de los jóvenes. Los fenicios formaban brigadas de nadadores para actuar en rescate de personas y mercancías en caso de naufragio.
Los griegos incluían la natación en el adiestramiento militar, y poseer esta habilidad se consideraba signo de cultura, de allí la expresión para manifestar lo contrario: “No sabe leer ni nadar”.
La natación como deporte.
Sin embargo, la natación no fue un deporte en los antiguos juegos olímpicos. La primera referencia a esta habilidad surgió en el lado opuesto del mundo: fueron los japoneses los primeros en celebrar competencias anuales de natación, en el 38 a.C.
Pasarían 1,838 años antes de que en Europa comenzaran a realizarse competencias de este tipo, que serían incorporadas a las Olimpiadas en su primera versión moderna, en Atenas, en 1896.
América, Polinesia y el ‘crawl’ o croll.
El estilo europeo de natación era el de brazas o pecho, un movimiento que imita al de las ranas y mantiene la cabeza fuera del agua. No fue sino hasta 1873 que los europeos presenciaron el estilo croll o crawl en las competencias deportivas, y aunque se atribuye a nativos americanos o australianos, lo más probable es que sea el gran aporte de las islas de la Polinesia al deporte mundial, y al arte de nadar en particular.
El crol o estilo libre es hoy en día una de las maneras naturales de nadar, y uno de los ejercicios más nobles y completos desarrollados por los seres humanos.