El catorceavo de sangre

 

Por: Antonio González Vázquez.

 

Noviembre al igual que octubre pasado mantienen su inercia de violencia al alza y los crímenes se suceden con frecuencia de dar pavor, incluidos los casos de feminicidios que la autoridad se empeña en minimizar. Aquí la crónica roja del mes, el 14 desde que el doctor Carreras es gobernador.

 

A don Hipólito nada más tres tiros le dieron y se murió al pie de su cama donde dormía su esposa. Ya estaba dormido, pero en la madrugada del 26 de octubre alguien tocó con insistencia la puerta de su casa en la Privada de Irapuato de la colonia Mezquital. Aun adormecido se acercó a la puerta y apenas y la abrió cuando recibió la metralla. Don Hipólito ya tenía 75 años pero alguien lo quería ver muerto ya, así que lo ejecutaron en su propia casa.

 

A la entrada del lote de venta de autos usados llamado Montecarlo sobre la avenida Juárez, hombres armados dispararon contra el propietario de ese establecimiento y su acompañante, el primero murió instantáneamente y el segundo falleció horas después víctima de las heridas por arma de fuego. Como a las ocho de la noche del 26 de octubre, según testigos, se escuchó una refriega de disparos que advertían de un probable enfrentamiento por lo que al parecer, un sujeto apodado como El Charmín había intentado defenderse del ataque, pero no lo logró y cayó bajo una literal lluvia de plomo.

 

Entre la basura en un sendero de la fracción Rivera del municipio de Soledad de Graciano Sánchez, fue localizado el cadáver de un cuerpo envuelto en una cobija. Junto a las bolsas de basura que arrumba la gente, estaba el cuerpo de un hombre que no fue identificado.

 

En un sendero solitario por el rumbo de la zona industrial, vecinos de la zona se encontraron con un cuerpo tirado; era la mañana del 29 de octubre y la gente alarmada llamó a la autoridad. Policías de la Ministerial acudieron al sitio y en efecto, había un hombre sin vida que presentaba múltiples heridas de arma de fuego. Al levantar el cuerpo para llevarlo al Forense se encontraron al menos media docena de casquillos para arma calibre 45. Como es frecuente en este tipo de sucesos, las víctima pasa en calidad de desconocida. Es decir, nadie sabe, nadie supo, nadie sabrá.

 

Seguramente los criminales deben tener a sus víctimas como basura, desechos que no merecen más sino ser abandonados a la vera de cualquier camino, pues acontece que por la mañana del 30 de octubre, en un basural de la colonia El Palmar, entre San Luis y Soledad, fue localizado el cadáver de un hombre dentro de una bolsa negra, de esas que en efecto, se usan para almacenar la basura. En una esquina de la colonia, junto a una finca abandonada y a medio construir, se nutrió al basurero con un sujeto que las autoridades no lograron identificar.

 

El domingo 30 de octubre en el ejido Santa Fe del municipio de Ébano fue localizado el cadáver de un hombre ejecutado con disparo de arma de fuego en la parte frontal de la cabeza. En realidad el hallazgo poco podía decir del día en que lo mataron puesto que el cuerpo ya presentaba cierto avance en su estado de putrefacción, tanto así, que ya no presentaba rasgos faciales. La Procuraduría reportó tres días después del hallazgo que la necropsia confirmó la ejecución y que nadie se había presentado en el Forense a reclamar el cuerpo de quien al final, fue clasificado como un desconocido.

 

El día primero de noviembre, en un sendero adyacente al camino que conduce al ejido San José del Limón del municipio de Tamuín, fue localizada una osamenta que estaba apenas cubierta por tierra y hojas de los árboles de la zona. Entre los huesos esparcidos en el camino, la policía ubicó una garrafa donde había diesel y también los restos de prendas femeninas, lo que hacía suponer que se pudo tratar de un feminicidio, pero en el lugar de los hechos, los Ministeriales dijeron que lo mejor sería investigar así que empezaron a investigar, aunque nadie sabe si eso dará algún resultado.

 

En la calle de Morelos del municipio de Tanquián, un hombre conducía una camioneta, iba del todo tranquilo acompañado de su esposa cuando de súbito, se le cerró otro vehículo desde donde le dispararon de modo tan certero que murió en el lugar de los hechos. A su atacante no le importó matar a su víctima a un par de cuadras de la comandancia municipal, simplemente jaló del gatillo y una bala calibre .9 milímetros hizo el resto.

 

El 2 de noviembre la policía encontró los cuerpos de un hombre y una mujer que fueron ejecutados con sendos disparos en la cabeza. El doble crimen ocurrió en el municipio de Vanegas. La policía municipal recibió una llamada para dar cuenta de que se habían escuchado disparos cerca de la zona centro del municipio y al acudir al lugar, da el caso que al interior de una cervecería denominada “Micheladas Los Paisas” estaban los cuerpos de un hombre, al parecer el dueño del negocio, llamado Jorge y cerca en otro cuarto, estaba Guadalupe Verónica de 18 años de edad.

 

Se extinguía el día 2 de noviembre cuando en una solitaria calle del centro del municipio de Tanquián un joven de nombre Ricardo con solo 19 años de edad era ejecutado. Según el parte policíaco, recibió siete disparos de arma corta y llegó al hospital a morir; su cuerpo maltrecho había sido levantado por elementos de la policía municipal que habían recibido el reporte de que en la calle donde se ubica la casa de salud del municipio, estaba un hombre herido.

 

Víctor se la pasó bebiendo hasta la madrugada del 4 de noviembre porque junto con Abraham y Daniel hablaban de temas relacionados con el trabajo. Estaban en una modesta casa de interés social de la calle de Asturias en la colonia Gálvez en pleno convite cuando Víctor se quedo solo y ya eran las cinco de la mañana. Horas después un conocido suyo llegó a casa y lo primero que se encontró fue una masa sanguinolenta en el piso y a Víctor tirado; le habían matado de dos disparos de arma de fuego en la cabeza.

 

En un camino polvoriento y solitario que comunica a las comunidades de Cerro Gordo y La Esperanza del municipio de Villa de Zaragoza, unos niños se encontraron con los restos de un hombre de aproximadamente 20 años de edad. Era la mañana del 5 de noviembre cuando los chiquillos avisaron a los adultos que en el camino estaba un chavo con algunos disparos y con mucha sangre en la tierra. La policía acudió al lugar y comprobaron que el joven desconocido tenía cuatro heridas por arma de fuego tipo 45 milímetros. Le dispararon seis veces y cuatro dieron en el blanco.

 

Por la madrugada del 6 de noviembre, un hombre de unos 25 años de edad fue ejecutado cuando libaba cervezas en un antro del municipio de Matehuala, conocido como “Los Tarros” ubicado en la calle de Matamoros de la ciudad camélense. La víctima consumía con fervor sus micheladas cuando de súbito ingresaron al lugar una pareja de sujetos armados que le dispararon sin miramiento alguno. Los agresores huyeron y cuando llegó al bar la ambulancia de la Cruz Roja ya no era necesaria, se requería ya de una carroza.

Casi al mediodía del 11 de noviembre, un ex policía estatal de nombre José Antonio asesinó a una mujer que había sido su novia con un disparo a la cabeza y luego se quitó la vida. La mató en la calle de Molino de Huanúco de la colonia Los Molinos, discutió con ella asuntos del pasado, su deseo era que la chica volviera con él, hace tiempo lo había cortado; ella no quiso y la asesinó. Tras el feminicidio, José Antonio intentó suicidarse con la misma arma que había herido a quien había sido su mujer y tras agonizar durante varios días, finalmente perdió la vida sin explicar porque mató a la mujer.

 

Por la mañana del 14 de noviembre, la Policía Ministerial reportó el hallazgo del cuerpo de un hombre en el bulevar del Río Santiago, vialidad que une a la capital del estado con el municipio de Soledad de Graciano Sánchez. Presentaba heridas en el tórax y vientre. Al parecer, en ese lugar llegaron a abandonar el cuerpo pues estaba a un lado del camellón.

Del otro cuerpo, la corporación policíaca informó que fue localizado el cuerpo de una mujer en una comunidad de nombre La Parada del municipio de Ahualulco que se ubica cerca de la carretera federal San Luis Potosí-Zacatecas. Se trataba de Viviana, la joven que había sido desparecida el pasado 11 de noviembre en la capital potosina cuando se dirigía a su trabajo. Según el parte de la Policía Ministerial, tenía destrozada la cabeza debido a que recibió herida por arma de fuego en el rostro. En este caso, las primeras líneas de investigación apuntan a un feminicidio.

 

Entre las calles de Amatista y Ágata de la colonia Industrial, el 15 de noviembre como a las cinco de la tarde, el conductor del taxi número 1324 fue ejecutado. De hecho al taxista la muerte ya lo estaba esperando; un sujeto le hizo parada para abordar la unidad y se inmediato le disparó a quemarropa. El fugaz pasajero, su homicida, le tiró directo a la cabeza, fue una ejecución.

 

A los pies de El Potrero, un bar de la colonia Simón Díaz en la capital del estado, fue localizado el cuerpo de un hombre de unos 50 años de edad: yacía de costado, como viendo a los muros del bar; le habían dado un balazo en el tórax. La policía lo encontró cerca de las cuatro de la mañana del 15 de noviembre.

 

A la tía Angélica la mató su sobrino. Ella estaba en casa en el fraccionamiento Valle de San Isidro al norte del municipio de Soledad de Graciano Sánchez. Eran las cinco de la tarde del 16 de noviembre y en el 141 de la calle de San Pablo, Angélica de 37 años de edad esperaba a sus hijos que regresaran de la escuela cuando de súbito ingreso al hogar un sobrino suyo, un adolescente dado a las drogas e iba con otro sujeto igual que él, según contaron testigos a la policía. El adolescente asesino, al parecer de 16 años de edad, le disparó a su tía Angélica en la cabeza y luego huyó. Fue un feminicidio más.

 

En un paraje de la comunidad de Vicente Guerrero del municipio de Rayón, el 17 de noviembre, unos campesinos encontraron el cuerpo abandonado de un hombre, así que denunciaron el hecho a la policía. Al lugar llegaron preventivos de ese municipio de la Zona Media, así como elementos de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado. En el lugar, se confirmó que se trataba de un policía municipal de Rayón que había sido declarado desaparecido hace unos días. Solo se reportó que se llamaba Juventino, que su auto quedó abandonado en la plaza principal de Rayón y que tenía 39 años de edad.

 

En la calle que lleva a la comunidad de San José del Barro del violento municipio de Soledad de Graciano Sánchez unos sicarios visitaron un taller mecánico, pero no pretendían arreglar su troca. Llegaron a hacer lo que parece que saben hacer muy bien y mataron a los dos mecánicos, uno tenía 37 y el otro apenas un aprendiz de 17 años de edad; recibieron tiros en la cabeza y espalda. Los visitantes indeseables también se ocuparon de otras fechorías y quemaron un par de vehículos en el lugar, una camioneta Hummer y un auto Cavalier. Esto que parece ser ya parte de los sucesos violentos que tienen asolado a San Luis Potosí, ocurrió el 17 de noviembre a las 3 de la tarde.

 

Un grupo de hombres armados irrumpieron en el bar El Jalapeño ubicado en la avenida Industrias en la capital. Amenazaron a quien se encontraron de frente hasta que se encontraron con el propietario del establecimiento. Lo sometieron y se lo llevaron con notable uso de la fuerza. Lo metieron en un vehículo y a éste lo siguieron otros con presuntos delincuentes a bordo. Estaban por dar las once de la noche del 20 de noviembre cuando tras la denuncia, llegaron al lugar agentes de seguridad y de la Ministerial. Una hora después fue localizado el cuerpo en el bulevar del Río Santiago, a la altura del puente Carlo Magno. El cadáver yacía a la vera del arroyo, sin camisa y con dos disparos de arma de fuego en la cabeza y con muestras claras de tortura en el cuerpo.

 

Entre las piedras y matas de yerbas que hay a la entrada de la pendiente que da de la carretera 57 al bulevar del Río Santiago en el municipio de Soledad de Graciano Sánchez había dos cuerpos de ejecutados. Una chica de 19 años y un joven de 20, los dos recibieron disparos de arma de fuego en la cabeza. Alguien que pasaba por el lugar vio a lo lejos los cuerpos y llamó a la policía, eran las 8 de la mañana del 25 de noviembre. La mujer quedó tendida de espaldas sobre matorrales secos y a un lado, de rodillas y el rostro postrado en tierra como si rezara, quedó el joven; los dos no fueron identificados. Según el parte de la Ministerial junto a los cadáveres había una cartulina con un mensaje del grupo delictivo, pero no se dio a conocer su contenido.

 

Hacia el mediodía del 25 de noviembre en la colonia Burócrata de capital potosina, un par de sujetos armados intentó robar a una mujer que había retirado del banco una cantidad importante de dinero para el pago de la nómina de un restaurante bar, pero el escolta de la mujer intervino y tras un enfrentamiento, uno de los saltantes cayó y se golpeó en la nuca y murió, el otro logró huir a bordo de una motocicleta. El maleante se habría llevado un bolso con más de 300 mil pesos.

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