Por Victoriano Martínez
El caso PANAVI aún no se apaga, aunque Gonzalo Benavente González, director de Servicios Municipales, anuncie que está cerca el momento de accionar el interruptor.
Se trata de una herencia de la administración de Mario García Valdez que llegó a la actual administración complicada y ampliada por la gestión de Ricardo Gallardo Juárez y su intento de ponerle un copete de 212 millones de pesos al de por sí oneroso contrato original por mil 301 millones de pesos.
El 14 de noviembre, Sebastián Pérez, secretario del Ayuntamiento, dio la primera luz de que el contrato se apagaría por presentar condiciones leoninas.
Sin embargo, para el 5 de febrero la Sindicatura municipal reveló que no se tenía una ruta clara para lograr la recisión del contrato con PANAVI.
Si no tuvieron claridad en esa ruta, en la que sí no encontraron obstáculos fue en la que le marcaron a la reportera Xochiquetzal Rangel para que, tras buscar información con el oficial mayor, la mandaran con el primer síndico, quien a su vez la remitió con la segunda síndica y ésta a Servicios Municipales, para que ahí le dijeran que se está negociando a través de Oficialía Mayor.
Una variante de la operación carrusel que suele darse en jornadas electorales, aunque en este caso para evadir informar con claridad sobre un proceso al que ha estado atenta la ciudadanía desde el intento de ampliación gallardista que se impidió el 8 de junio de 2017, apenas cuatro días antes de la revelación de la ecuación corrupta.
Del proceso de recisión y sus avances poco se sabe más allá de los comentarios de Benavente González que, además de asegurar que el apagón está cerca, revela indicios de la importancia que tiene concluir ese procedimiento para el mantenimiento del alumbrado de la ciudad.
“En medida que el municipio de la capital resuelva el tema de Panavi, Alumbrado Público va a poder intervenir en toda la ciudad y tener suficiencia de materiales para poder atender lo que es vapor de sodio y tecnología led”, dijo.
Sin duda, en tanto el caso PAVANI no se logre apagar definitivamente, los que sí se mantendrán a oscuras serán diversos rumbos de la ciudad con lo efectos negativos que implica.
A cuatro años de que se firmara el contrato que cambiaría la iluminación de toda la ciudad, el trato calificado como leonino sigue siendo un reto a vencer para poder enfocarse, según Benavente González, en el reto principal: efectivamente iluminar la ciudad.