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España, (16 de abril de 2017).- El escritor colombiano Gabriel García Márquez, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1982, dejó hace justo un año una estela infinita con sus grandes obras y pensamientos que forman parte de su legado.
Márquez consolidó un lugar para el realismo mágico en el mundo, donde introdujo poderosas corrientes de este género creando un estilo literario de realidad, mito, amor y pérdidas. El surrealismo del realismo mágico fue uno de los dones que Gabo supo aprovechar. La imagen del Macondo mítico, con sus parejas de hombres y mujeres intercambiables, sus milagros repentinos y su naturaleza destructiva se hizo tan famosa que la ficción sustituyó a la realidad inmediata.
Sobre el trabajo de periodista
“El periodismo es el mejor oficio del mundo”. Con esta frase Gabo definió la profesión que da voz a la sociedad. García Márquez comenzó su carrera como periodista antes de ser escritor, pero fue un duro crítico del oficio.
Manuel Felipe Sierra, fundador del Colegio de Periodistas de Venezuela y amigo del escritor, aseguró que fue García Márquez su ejemplo para ejercer la “ardua labor” del ejercicio periodístico. “Siempre tendré una admiración inmensa por su enseñanza del verdadero periodismo. Fue un reportero que introdujo en la profesión el acento literario, dejando a un lado lo convencional. Su gran mérito es el salto que dio desde el periodismo a la literatura, es un caso muy parecido a la fusión con el campo literario que realizó el escritor estadounidense Ernest Miller Hemingwayen su trayectoria artística”, destacó Sierra.
Con el fin de estimular la vocaciones, la moral y la narrativa dentro del periodismo, Garcia Márquez consolidó en octubre de 1994 la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, una escuela para jóvenes periodistas. La institución fue establecida en la ciudad de Cartagena de Indias, Colombia, donde a día de hoy se encuentra impartiendo enseñanzas basadas en la ética, la calidad y el rigor, que para Gabo “eran los pilares del oficio”.
El cine y la música
La profunda pasión por el cine de García Márquez lo llevó a ser guionista de películas y a impulsar la creación en Cuba de una escuela cinematográfica. Según señaló el periodista colombiano del diario ‘El Heraldo’, Jorge Jiménez, “Gabo nunca dirigió una película, pero si estudió en Roma y se destacó en los libretos de distintos largometrajes”.
Antes de conquistar la fama como escritor, Márquez participó en su primer proyecto cinematográfico, el cortometraje surrealista ‘La langosta azul’, filmado en Barranquilla en colaboración con el pintorEnrique Grau, el escritor Álvaro Cepeda Samudio y el fotógrafoNereo López.
Muchos de los relatos de Gabriel García Márquez inspiraron a distintos músicos latinoamericanos. Un ejemplo de ello es la canción ‘Macondo’, cumbia compuesta por Daniel Camino. El periodista colombiano Agustín Pérez Aldave ha escrito sobro cómo García Márquez “fue un amante y promotor del género vallenato en todo el mundo”.
Lazos de amistad
“Yo me considero el mejor amigo de mis amigos, y creo que ninguno de ellos me quiere tanto como yo quiero al amigo que quiero menos”, dijo Gabriel García Márquez cuando le preguntaron qué significaba el valor de la amistad.
Fueron algunos los privilegiados que tuvieron el honor de compartir momentos cercanos e inolvidables con Gabo, como lo llamaba su entorno. “Una amistad muy sencilla y normal”, es la que describeSoledad Mendoza, quien fue una de las mejores amigas del escritor y hermana del periodista colombiano, Plinio Apuleyo Mendoza.
“Gabo fue una persona muy amiga de la casa, manteníamos una amistad normal. Regularmente nos reunimos con él, su esposa, mi hermano y yo para compartir una comida en familia”, rememora Mendoza con melancolía.
“Recuerdo que una de las virtudes de Gabo era que bailaba muy bien y la sencillez al momento de expresarse”, dijo emotivamente Mendoza, al mencionar algunas anécdotas de cuando conoció a García Márquez en París.
Otra de las personas que llegaron a vivir situaciones con Gabo fue el periodista venezolano Boris Muñoz, quien describió su primer encuentro con el literato de la siguiente forma: “Mi primera visión de García Márquez fue solo eso, una visión. Pasó como un meteorito por el ‘lobby’ del Hotel Nacional de La Habana. Fue en 1987, año de gran empuje para su proyecto de la escuela de cine de San Antonio de lo Baños. Pero no fue hasta una década más tarde cuando lo fui a entrevistar en el hotel Mark de Nueva York, donde me recibió de muy malas pulgas, para hacerme esperar durante casi 8 horas. Hoy recuerdo esas horas agónicas como una clase magistral de periodismo, la más larga, pero también la más inolvidable de mi vida”, relató Muñoz..
“Lo conocí en los libros y tuve la bendición de conocerlo cara a cara”, señaló Carmen Ramia, presidenta del Ateneo de Caracas, quien explicó que la amistad con el escritor nació a través de sus suegros: María Teresa Castillo y Miguel Otero Silva, director del diario ‘Nacional’ de Venezuela.
Xavi Ayén, periodista barcelonés y autor de ‘Aquellos años del Boom’ (ediciones RBA), compartió con el escritor hace una década. “Él era una persona muy tímida. Construyó un caparazón para protegerse, pero una vez que entrabas en su círculo veías que detrás de toda esa fachada era un hombre con un gran sentido del humor que le gustaba reírse con los demás y de sí mismo. Hacía bromas constantes, te tocaba y contaba anécdotas ‘off the record'”, aseguró Ayén.
Las inclinaciones políticas de Gabriel García Márquez hicieron que algunos de sus amigos se distanciaran de su entorno. “En Gabo había una mezcla extraña, tenía dos intereses principales; la amistad y el poder. El problema era que siempre quería ambos. Sobre Fidel Castro siempre hablaba bien en público pero en privado era menos castrista de lo que la gente cree, era más una relación de amistad entre dos personas”, dijo Ayén.
Inteligencia, creatividad, jovialidad y un gran sentimiento humanístico, fueron algunas de las palabras utilizadas por los amigos del inolvidable Gabriel García Márquez para describirlo. El escritor que supo mejor que muchos retratar América Latina. El padre del realismo mágico y el impulsor del nuevo periodismo iberoamericano se fue hace exactamente un año, pero nos dejó un un lugar llamado Macondo, un pueblecito del Caribe y un universo entero.
Fuente El Mundo