Por Victoriano Martínez
Hoy es viernes.
En Suecia, desde agosto de 2018, una estudiante de 16 años decidió faltar cada viernes a la escuela para sentarse frente al parlamento de su país a protestar por el cambio climático.
Greta Thunberg se convirtió así en la joven activista que inició la huelga estudiantil contra el cambio climático que adoptó el hashtag #FridaysForFuture (Viernes por el Futuro), que hoy ya está presente en más de 100 países.
Su reclamo es simple: otras personas están robando mi futuro.
Hoy que se informa que el incendio en la Sierra de San Miguelito ha sido liquidado, #FridaysForFuture llega a la ciudad cuyo futuro está amenazado por la voracidad inmobiliaria que apunta sus intereses a urbanizar lo que debería ser declarado Área Natural Protegida como medida necesaria para proteger a la ciudad misma.
La voracidad inmobiliaria amenaza el futuro de la ciudad.
Sean pocos o sean muchos quienes participen en lo que localmente ha tomado el nombre de “Marcha Global por la Tierra”, del Jardín de Tequis a la Plaza de Armas a partir de las 13:30 horas, será un comienzo inspirado en el de Greta, quien comenzó sola.
Para quienes habitamos la ciudad, el llamado estuvo precedido por las gigantescas humaredas que invadieron la mancha urbana desde detrás de los cerros del sur, cual advertencia del futuro que desde ahí puede perderse.
Más de 20 mil 500 hectáreas siniestradas. Casi una tercera parte de la superficie que desde 2009 tendría que haber sido declarada Área Natural Protegida.
Superficie siniestrada que, por ley, ya tiene una protección de 20 años para que ahí no se autorice urbanización alguna, pero que –por ser la Sierra de San Miguelito un solo sistema y área de influencia necesaria para la recuperación de lo consumido por el fuego, de acuerdo a los estudiosos del tema– esa protección legal debe abarcarla a toda.
Y es así, porque en los próximos meses habrán de verse los efectos que tendrá el siniestro. El primero habrá de notarse en la calidad del aire para quienes habitamos la ciudad, y ante el que la autoridad ha sido omisa para mejorar los mecanismos de monitoreo para advertir a los potosinos cuando deban proteger su salud ante niveles de contaminación que podrían ser dañinos.
Las previsiones ecologistas comenzaron hace más de 15 años. Las omisiones de la autoridad comenzaron hace diez años, cuando los estudios técnicos y el trabajo con las comunidades y ejidos de la Sierra de San Miguelito quedaron concluidos y el decreto para declarar más de 63 mil hectáreas como Área Natural Protegida llegó al escritorio de gobernadores indolentes.
Hoy no sólo tendrían porqué comparecer al Congreso los titulares de la SEGAM y la Secretaría de Gobierno por su actuar ante los incendios de la Sierra de San Miguelito, sino el propio gobernador Juan Manuel Carreras López, quien ha regateado la firma del decreto que protegería esa área y, con ello, los servicios ecológicos que presta a la ciudad.
La Sierra de San Miguelito protagonizó el desastre que hoy hace ver urgente una Marcha por la Tierra, pero se trata de un movimiento que va más allá y que, para la ciudad, representa un frente para contener las amenazas al entorno ecológico, como la Sierra de Álvarez, el Parque Camino a la Presa, las áreas verdes dentro de la ciudad y el urgente control sobre la calidad del aire.
Hoy es viernes… por el futuro de San Luis Potosí, y del mundo.