Por Victoriano Martínez
El avance de la Gallardía tuvo como base muchas maniobras que, aunque burdas, le resultaron efectivas hasta antes del 1 de julio.
La dádiva clientelar y el miedo le redituaron una percepción de que aquello que tocaban les pertenecía.
No había, y todo indica que aún no los tienen, argumentos más que el intercambio condicionado de “apoyos sociales”.
Tan así fue, que la campaña por la reelección en la capital tuvo como principal propuesta duplicar los “apoyos sociales” e incorporar otros. Pero ya no les funcionó.
De algún modo, la ciudadanía se percató de la manipulación y ya no la aceptó.
Pero la Gallardía no parece haber captado el mensaje.
La actitud agresiva con que el alcalde Gilberto Hernández Villafuerte llegó, acompañado de sus jefes policiacos y personal de las corporaciones, a las oficinas de la delegación de Interapas son efecto de la inercia de las burdas maniobras de la Gallardía.
Natalia Castillo Vera, nueva delegada de Interapas en Soledad de Graciano Sánchez, se vio obligada a preguntar sorprendida.
– No entiendo por qué tantos…
– Porque vengo a desalojarlos de aquí, del órgano de Interapas –le respondió Hernández Villafuerte
– Pásele…
– No, vamos a hablar aquí…
– Pero no hay una renta…
– No. No. Este organismo pertenece al municipio de Soledad. Aquí es el municipio de Soledad. No es una oficina de la alcaldía de la capital –respondió tajante el alcalde soledense.
Ni el Interapas pertenece a Soledad ni tuvo Hernández Villafuerte por que aclarar que no es una oficina de la alcaldía capitalina. Postura burda que pretende justificar una presunta defensa de la autonomía municipal.
De acuerdo con el decreto 642, publicado en agosto de 1996, desde hace 22 años el Interapas tiene personalidad jurídica y patrimonio propios y ejerce sus funciones a través de un Consejo de Administración (Junta de Gobierno) y de un Director General.
Como organismo paramunicipal, las oficinas de la delegación en Soledad de Graciano Sánchez son eso, una delegación que no pertenece a ninguno de los dos ayuntamientos.
La disputa por la titularidad de la delegación está muy lejos de una defensa de la autonomía municipal.
Tiene más el tinte de la defensa de un espacio más que siente que pierde la Gallardía.
Hernández Villafuerte declaró públicamente que pidió la Junta de Gobierno mantener como delegado a José Luis Castro Castillo, pero no le hicieron caso.
Reaccionar, no sólo con el intento de desalojo de la nueva delegada, sino también con la amenaza de desatender a los soledenses en sus demandas de apoyo ante la escasez de agua en más de cuatro mil tomas domiciliarias, según datos del propio alcalde, apunta a un “si me quitan el instrumento clientelar, les suelto un descontento popular”.
Casi medio centenar de colonos acudieron este viernes a la delegación de Interapas en una manifestación que pasó de expresar el apoyo al alcalde soledense a buscar soluciones con la nueva delegada para el abasto en sus colonias. La disputa por el nombramiento quedó en segundo término.
Ricardo Fermín Purata Espinoza, director de Interapas, asegura que el nombramiento de la delegada se fundamenta en sus atribuciones, en tanto que Hernández Villafuerte, Ricardo Gallardo Cardona e Ignacio Segura Morquecho lo califican como una decisión arbitraria que violenta la normatividad.
El reglamento de Interapas, al señalar las atribuciones de su director, sólo lo obliga a someter a la Junta de Gobierno determinaciones que tengan que ver con “actos de dominio así como la suscripción de títulos de crédito” (artículo 28). Nada que ver con nombramientos como el de la delegada.
El alcalde de Soledad mantiene su berrinche. Anuncia que solicitará al Congreso del Estado la remunicipalización del servicio de agua potable, porque el Interapas no es capaz y sigue con deficiencias.
Una postura que contradice lo que apenas el pasado 20 de agosto afirmó Castro Castillo, su recomendado para seguir al frente de la delegación, quien afirmó que no hay desabasto de agua en Soledad porque trabajan directamente con pozos.
El argumento de las deficiencias parece tener más que ver con el control o no que tenga la Gallardía de la delegación.
Durante el pasado trienio, la Gallardía no sólo controlaba la delegación de Interapas. Tenía el control total del organismo. Todo era eficiencia. Sin el toque de la Gallardía, todo en Interapas es deficiencia.
“Se viene arrastrando esa burocracia en el tema del agua tan grande, que ya no saben cómo pararla, ni hay cómo pararla si no es más que acabando ya con el Interapas y haciendo organismos municipales tanto de la capital como de Soledad”, dijo Gallardo Cardona este viernes en rueda de prensa.
Apenas ven perdido el control en el último espacio dentro del Interapas, el organismo se volvió deficiente y resurgieron los males que arrastra desde un pasado en el que el trienio de la Gallardía no cuenta.
Acabar ya con el Interapas, parece ser la determinación de la Gallardía.
La incursión policíaca de Hernández Villafuerte en la delegación y su anuncio municipalizador del servicio muestran que es la instrucción que está siguiendo.
La declaración de Gallardo Cardona revela el origen de esa intención, si nos atenemos a que, según registra Pigmalión en la Comunidad, se atribuye la paternidad de la Gallardía:
El auténtico precursor, el que concibió, maquinó, empujó, convenció, inscribió y hasta delineó las primeras estrategias de la aquella entonces loca aventura en que su familia incursionó en la política, fue él, el joven Ricardo “El Pollo” Gallardo Cardona, no su padre (páginas 157 y 158).
Maniobras, pues, aunque burdas, que buscan mantener espacios para la Gallardía desde los cuales recuperar lo perdido.
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