La Gallardía y el Interapas como botín

Por Victoriano Martínez

“Ante la incapacidad del Interapas tenemos que coadyuvar para brindar el servicio con pipas, tenemos 24 colonias sin servicio, a partir de ahora el organismo tendrá que atender este problema”, advirtió el pasado jueves Gilberto Hernández Villafuerte, alcalde de Soledad de Graciano Sánchez, en un comunicado.

La amenaza tiene dos destinatarios. Por un lado, los nuevos funcionarios del Interapas que le resultan incómodos a la Gallardía. Por el otro, los habitantes de esas 24 colonias, que verán que su alcalde recién reelecto les retira el apoyo para contraponerlos contra los primeros.

Dejar sin agua a los habitantes de 24 colonias para convertirlos en instrumento de presión a un organismo intermunicipal que tiene autonomía de gestión coloca al alcalde soledense en una posición que va más allá de la búsqueda de no perder el control de la delegación de Interapas, hasta a desatender una obligación constitucional.

Desatender a sus gobernados con tales fines no muestra ningún argumento que dé cuenta de razones lógicas para hacer valer una postura que apunta más a un mantenimiento del control de la delegación sólo por tenerlo.

En la disputa por el control de la delegación buscado por la alcaldía de Soledad no parece estar de por medio la eficiencia en el servicio.

Si así fuera, Hernández Villafuerte no tendría por qué anunciar un sabotaje con tintes de chantaje.

Desde octubre de 2009, cuando Ricardo Gallardo Juárez se incorporó por primera vez a la Junta de Gobierno del Interapas como alcalde de Soledad, la Gallardía ha aprovechado su participación en el organismo para realizar negocios, influir en contrataciones de personal (incluidos aviadores)… y hasta tener un trato preferencial en su relación como usuario de los servicios de Interapas.

Hernández Villafuerte lanza las primeras presiones para no perder el control del último espacio que consideran propio dentro del organismo, con esa característica actitud patrimonialista que ve a la administración pública como un botín.

El respaldo que, de inmediato, le da Ricardo Gallardo Cardona, muestra que se busca mucho más que el control de una delegación, pues ésta aún tiene que rendir cuentas a la Junta de Gobierno del Interapas.

En realidad no les interesa la delegación.

Les interesa tener su propio organismo operador de agua para poder tener el control total, aunque sea sólo en el último territorio de la Gallardía dentro de la zona metropolitana.

Si al perder la elección perdieron el control de Interapas, la batalla la están dando por quedarse con el control total de la parte del botín que consideran les corresponde por haber logrado la reelección en Soledad de Graciano Sánchez.

Con su postura, Hernández Villafuerte pone el interés de la Gallardía en los negocios, las contrataciones de personal (incluidos aviadores)… y hasta el trato preferencial en su relación como usuario de los servicios de la parte con que se puedan quedar de Interapas, por encima del interés de los habitantes de su municipio, a quienes los degrada a instrumentos para sus presiones.

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