Por Victoriano Martínez
Entre el miércoles de la semana pasada y este lunes, quienes terminaron sus periodos como funcionarios electos y quienes están por terminar en menos de una semana, volvieron a protagonizar señales de que al año de Hidalgo le agregaron algo: la última (ilegalidad) y nos vamos.
En el caso de los 27 diputados de la LXI Legislatura, el pasado viernes sus sucesores les enmendaron la plana por la ilegal aprobación de los informes de auditoría de las Cuentas Públicas que votaron en sesión del 7 de septiembre, justo una semana antes de dejar el cargo.
Para los integrantes de la LXI Legislatura, ya en el anonimato de la vergüenza de haber sido, que hayan dejado sin efecto su determinación seguramente los tiene sin cuidado. Cumplieron el compromiso con quien lo hayan hecho y si hubo beneficio de por medio, seguro ya no esperan reclamos.
Desde el pasado miércoles, en el Cabildo de la Capital se incubó otra acción desesperada y de último momento… antes de que se nos acabe la facultad.
La comisión de Alumbrado y Obras Públicas del Cabildo citó a reunión para aprobar los dictámenes de 11 nuevos fraccionamientos y condominios.
Cinco días después, el día de ayer, los dictámenes de la comisión se volvieron autorizaciones formales… con algunos asegunes.
Hasta dos regidores del PRD prefirieron abstenerse de votar… No vaya a ser que haya alguna ilegalidad sobre la que después tengan que responder.
Un prurito que no está de más.
¿Por qué en una semana, siete días antes de concluir su mandato, se logra la aprobación de 11 fraccionamientos si es una productividad que, al inicio de la administración, se alcanzó en dos años?
Algo no cuadra… y hay razones para pensar que pudiera haber irregularidades que generen responsabilidades.
El antecedente de la aprobación del cambio de uso de suelo el 30 de agosto, para un predio que, conforme a los datos de un amparo promovido por la organización Cambio de Ruta, se encuentra dentro de un área de reserva ecológica son un motivo para desconfiar.
Que ese predio haya sido adquirido por el alcalde Ricardo Gallardo Juárez este mismo año añade más elementos de desconfianza.
Ante la presentación ahora de 11 autorizaciones para aprobarlas prácticamente a ciegas no es raro que despierte sospechas hasta entre los del propio bando.
Todo apunta a que, igual que los diputados, los integrantes del nuevo Cabildo, a partir del 1 de octubre, tendrán que revisar las autorizaciones de cuando menos los 16 últimos fraccionamientos y, como los diputados, analizar en sus primeras sesiones dejarlos sin efecto… e iniciar el fincamiento de responsabilidades a que haya lugar.
No cabe duda. Quienes este año concluyen sus mandatos, han incorporado variables al año de Hidalgo para dejar mucho más que algo que da cuenta de la actitud que tuvieron durante toda su gestión: la corrupción.
Bueno, al Ayuntamiento aún le quedan seis días. ¿Algo más que esperar?