Por Victoriano Martínez
Vienen cambios.
Pero no nos referimos al que se dará el sábado tras la decisión de los mexicanos en las urnas el pasado 1 de julio.
No, hablamos de los cambios que vendrán a principios de 2019, según el gobernador Juan Manuel Carreras López.
Pero no hay mucho que esperar.
La tendencia a la alza en el número de mujeres que son asesinadas en el Estado resulta más imparable que la de los ganadores de la carrera atlética del sábado pasado, que marcó el arranque de las 90 actividades con motivo del Día Internacional para Eliminar la Violencia de Género.
Cada seis días una mujer muere asesinada, y el reconocido fracaso en las acciones por la Alerta de Género no parece que tendrá mayores cambios.
La Fiscalía General del Estado no da pie con bola en las estadísticas de inseguridad, y esta semana le tocó exhibir las incoherencias en un tema tan sensible como las desapariciones de personas.
Cambió de Procuraduría a Fiscalía, de dependencia del Ejecutivo a presuntamente autónoma, pero nada más. Todo sigue igual, sólo con una alta burocracia adicional.
La crónica de ejecutados que le presenta Astrolabio Diario Digital tampoco tiene variaciones a casi dos meses de que cambiaron las autoridades municipales.
Carreras anuncia cambios en su gabinete.
Cambiar a unas personas por otras no garantiza nada.
El propio Carreras ya lo mostró con el cambio en la Secretaría de Seguridad Pública.
Esta semana se cumple un año de la llegada de Jaime Pineda Arteaga a ese cargo, y de la afirmación de que “en un plazo razonable” cambiaría el rostro de la seguridad.
A todas luces, urgen cambios en muchos aspectos de la administración pública estatal, pero cambios que van mucho más allá de simplemente sustituir a unas personas por otras.