Alejandro Rubín de Celis
En verdad que el cinismo no tiene límites para algunos actores políticos. Desprestigiados al más alto grado, Manuel Barrera Guillen y José Luis Romero Calzada anuncian la creación de un bloque político con miras a las elecciones de 2021 en San Luis Potosí. Como parte de sus múltiples contradicciones, ahora pretenden aliarse con dos de los personajes potosinos más señalados por actos de corrupción: Ricardo Gallardo Cardona y Ricardo Gallardo Juárez.
Sin recato alguno, ambos ex diputados se atreven a regresar a la escena pública como si hubiesen sido ciudadanos ejemplares, personajes de indudable entereza moral y políticos con un auténtico compromiso social.
Manuel Barrera, ex dirigente estatal del Partido Verde y recién nombrado secretario de Acción Electoral del Comité Ejecutivo Nacional de ese instituto político, fue uno de los cuatro diputados de la pasada legislatura que fue involucrado por su compañero Enrique Flores en la red de sobornos a alcaldes conocida coloquialmente como Ecuación Corrupta. Fue el único de los cuatro que se resistió a pedir licencia.
De Romero Calzada fueron penosos los espectáculos que dio dentro y fuera del Congreso. Bailó cumbia en uno de los pasillos con chavos banda, sacó su charola de diputado y rompió un cerco policial tras el robo de un banco para proteger a uno de sus empleados, sugirió eliminar las tareas escolares en el sistema educativo, emitió expresiones misóginas contra compañeras legisladoras, se difundieron fotos de un viaje que hizo a Canadá como diputado que parecía más un viaje de placer, y en una de las últimas sesiones de la pasada legislatura discutió con manifestantes y amenazó a un activista con frases como: “me gritas el 15 (de septiembre, un día después de terminar su gestión como diputado), para romperte el hocico, cabrón” y “me voy a pintar los cachetes con tu sangre”.
Este ilustre potosino, denunciado también por falsificación de firmas, primero se alió con los Gallardo y luego mantuvo severas diferencias con ellos al grado de denunciarlos por desvío de recursos y otros hechos de corrupción, a pesar de lo cual ahora se les une en este “bloque” opositor. El gobierno federal le congeló cuentas bancarias por presuntas operaciones de huachicoleo, que luego le fueron descongeladas tras obtener un amparo. Romero Calzada obtuvo a su favor otro amparo para evitar cualquier orden de aprehensión y mantiene otro juicio en proceso por el mismo motivo y contra cualquier orden de presentación o comparecencia ante una autoridad. Sin embargo, la investigación por huachicoleo, continúa.
Manuel Barrera afirma en una entrevista que a ese bloque se unirán ex candidatos de otros partidos y políticos como Ricardo Gallardo Cardona, con el propósito de ganar la gubernatura del estado, y reconoce que a nivel nacional el Partido Verde ─al que se habla de que podrían incorporarse los nueve diputados federales que renunciaron al PRD, entre ellos el ex alcalde de Soledad─ ha hecho una alianza con Morena. Y si hay un partido que vende caro su amor ése es el partido del tucán.
¿Qué habrán negociado estos personajes y el Partido Verde con Morena a nivel federal? ¿Algunos como Romero Calzada y Gallardo Cardona ─con beneficio adicional para el padre de éste, Ricardo Gallardo Juárez─ ya habrán obtenido el compromiso de legisladores y dirigentes de Morena de que no serán alcanzados por la justicia?
Una alianza electoral con un partido y con personajes tan desprestigiados traería graves consecuencias políticas para Morena en San Luis Potosí. Si a eso se añade el descrédito que ha alcanzado el superdelegado Gabino Morales y diputados lopezobradoristas como Edson Quintanar y Paola Arreola, las posibilidades de Morena de ganar la gubernatura y otros cargos como la alcaldía de la capital estarían en riesgo, aun cuando calculen que un voto en cascada les puede favorecer.
Peor aún si es cierto que Ricardo Gallardo Cardona “ya levantó la mano” para ser candidato al gobierno del estado. ¿Sería capaz Morena de aliarse con semejante personaje con tal de obtener la gubernatura? Es de suponerse que no porque va en contra del proyecto de la Cuarta Transformación. Pensar en que Gallardo Cardona pueda ser candidato a gobernador de San Luis Potosí por Morena es prácticamente imposible, pero el exalcalde de Soledad y su padre pueden ofrecer clientelas políticas a ese partido y su candidato a cambio de impunidad ─mediante negociaciones a nivel federal─ y de cargos menores como alcaldías y diputaciones.
Por el bien de San Luis Potosí y del propio partido, Morena debe descartar cualquier negociación con los exdiputados de marras y con los Gallardo ─sobre todo con estos últimos─, pues hacerlo pondría en grave peligro sus posibilidades de ganar la gubernatura.
El alcalde Xavier Nava Palacios ya hace campaña a través de la difusión de propaganda personalizada en medios ─con cargo al erario y violando la Constitución─ y le quedan dos años y cinco meses para seguirse posicionando ante el electorado, lo que seguramente lo hará un fuerte aspirante a la gubernatura y lo convertirá en el principal contendiente del candidato de Morena, y más si se concreta una alianza entre PAN y PRI, difícil pero no imposible en estos tiempos de pragmatismo político.
Si diputados y dirigentes de Morena en el ámbito federal están haciendo acuerdos inconfesables con los Gallardo y el Verde, la militancia y los órganos de dirigencia y consulta estatales deben prender las alarmas y exigir a los mandos de ese partido a nivel nacional y a sus legisladores en el Congreso de la Unión, que eviten acuerdos con esta clase de políticos mega desprestigiados, y que si ya los concretaron los deshagan o lo pueden pagar muy caro en las elecciones de 2021, independientemente de la pésima imagen que dejarán como partido en la entidad y la enorme decepción que provocarán en todos aquellos que confiaron en el proyecto lopezobradorista y le dieron su voto.