Por Victoriano Martínez
El de Artemisa no es un caso que pueda tomarse a la ligera por parte de las autoridades estatales, sino uno que debería encender alertas verdaderamente efectivas, porque la de violencia de género no parece haber tenido el más mínimo resultado en dos años y una semana.
Tras la declaratoria de la Alerta de Violencia de Género el 21 de junio de 2017, las mujeres en el estado de San Luis Potosí han sufrido niveles alarmantes de violencia.
Durante los primeros 21 meses del gobierno de Juan Manuel Carreras López se registraron 20 feminicidios, es decir, 20 casos reconocidos por la autoridad como asesinatos motivados por violencia de género.
Han pasado 24 meses y una semana desde que se declaró la Alerta de Violencia de Género y el nivel más crítico del problema, el asesinato, lejos de abatirse se ha multiplicado.
Previo a la declaratoria, se registraba muy poco menos de un feminicidio al mes en promedio. Con la declaratoria vigente ese promedio se ha incrementado a prácticamente dos casos por mes.
Como parte de la campaña promovida por la declaratoria, se difunde un “Violentómetro” desarrollado en el Instituto Polítécnico Nacional en el que el grado inicial de la violencia de género son las bromas hirientes y sube hasta el máximo, que es el asesinato.
Entre un grado y el otro agregan 28 situaciones adicionales. Son 30 niveles. El caso de Artemisa está a prácticamente cuatro grados de llegar al extremo, pero ni la Fiscalía General del Estado (FGE) ni el Instituto de las Mujeres parecen asumir su responsabilidad ante esa situación.
La FGE mantiene sin movimiento las tres denuncias que ha presentado Artemisa. Prácticamente una invitación a que su agresor cumpla con sus amenazas, con la agravante de que tiene relación con Oscar Candelas, quien al mismo tiempo que era delegado de atención a víctimas era abogado defensor de victimarios, razón por la que lo destituyeron del cargo.
Por su parte, el Instituto de la Mujeres da prioridad a estudio de mercado cuantitativo para poder afirmar que “casi el 80% de las personas conoce la campaña Alerta Con Todos Los Sentidos, Frente A La Violencia Contra Las Mujeres”, como si ver sus anuncios resolvieran el problema o les permitiera atender los casos que lo requieren.
Si cuentan con una clasificación de los grados de violencia, seguramente habría resultado de más utilidad un estudio (no de mercado, que el tema no es cuestión de trueques) que permitiera un diagnóstico que reconociera las necesidades de atención conforme a lo que ese mismo cuadro establece, para definir estrategias con alcances más efectivos contra la violencia de género.
El de Artemisa es un caso más que los pone verdaderamente a prueba, porque los 44 feminicidios ocurridos después de declarada la Alerta de Violencia de Género justifican ampliamente el temor de la mujer amenazada, tras tres agresiones físicas sin que la autoridad intervenga.
“No quiero convertirme en otra víctima de feminicidio”, ha dicho Artemisa y más vale que no lo sea… y ni una más.