Por Victoriano Martínez
Los sueldos de los funcionarios universitarios siguen siendo un misterio.
Por mucho que el rector afirme que no hay nada que ocultar y que la UASLP es transparente, lo ocurrido contrasta con sus declaraciones de tal manera que no puede pensarse otra cosa que Manuel Fermín Villar Rubio no entiende ni de qué está hablando.
Ciudadanos Observando solicitó información para que la UASLP cubriera la omisión de ocultar los nombres de los funcionarios universitarios relacionados con sus sueldos en el Portal Estatal de Transparencia (PET) y, tras un recurso ante la CEGAIP, ésta ordenó a la Universidad corregir esa omisión.
“Simplemente ahí estaban, ahora se pide… se hace una nueva petición y ante su petición se está cumpliendo; no hay ninguna cuestión atrás, no hay nada que ocultar, simplemente son los sueldos que la Universidad tiene autorizado por su consejo directivo”, titubeante respuesta de Villar Rubio que aparentemente describe lo ocurrido.
De ser cierta esa declaración, en el PET hoy sería posible consultar esa información que “simplemente ahí estaba”, pero ahora contaría con los nombres de cada uno de los funcionarios relacionado directamente con su sueldo.
Pero no ocurrió así, sino que se sustituyeron unos archivos por otros con deferente información a la que contenían los que retiraron, como lo pudo confirmar Jaime Nava al contrastar los archivos que desaparecieron –y que en su momento Astrolabio Diario Digital respaldó en su base de datos como archivos testigo– contra los que ahora se incorporaron.
Las diferencias en los sueldos son un indicador de que los archivos anteriores contenían información falsa, o los de la información alterada son los actuales. Sea una cosa u otra, el hecho es que la información que publica la Universidad no resulta confiable.
No es el único indicador que exhibe la forma en que la UASLP rompe con los principios de confiabilidad y veracidad que ordena la Ley de Transparencia.
El archivo con los sueldos proporcionado a Ciudadanos Observando es exactamente el mismo que se incorporó a la PET en el apartado correspondiente al mes de mayo, cuyo autor –de acuerdo a los metadatos– es Héctor Arial Vázquez Esparragoza, y se creó el 5 de julio a las 14:30 horas.
Tan inverosímil resulta la información proporcionada en ese archivo que, de los 215 funcionarios enlistados, en la columna de sueldo bruto aparecen 53 casos en los que éste se menciona con una cifra precedida del signo menos, es decir, como si el empleado hubiese pagado por trabajar en lugar de tener un saldo a favor.
Esos 53 funcionarios que pagan por trabajar le representarían a la UASLP un ingreso mensual de 406 mil 981.90 pesos.
“Simplemente son los sueldos que la Universidad tiene autorizado por su consejo directivo”, dice Villar Rubio.
Simplemente es una información que no se puede creer y, en consecuencia, publicarla para cumplir con una obligación de transparencia y, peor aún, para atender una resolución de la CEGAIP, es una burda burla al derecho de acceso a la información pública, consentida por la propia Comisión Estatal de Garantía de Acceso a la Información Pública.
Cuando ese organismo garante presentó la PET, afirmó que no se eliminaría ningún archivo incorporado a la plataforma de manera que quedaría un historial en el que quedaría la huella de cualquier variación en la información para garantizar su coherencia y como candado contra alteraciones que atentaran contra la integridad de la información y, de darse, poder sancionarlas.
La desaparición de archivos y el cambio de unos por otros en el caso de la UASLP muestran que, o ese historial no es público o de plano no existe no existe.
Un caso que, además de exhibir la poca seriedad de la UASLP y su opacidad, pone a prueba que la CEGAIP exhiba ese historial en el que encontrará las discrepancias reportadas por Astrolabio, pero que también demuestre que aplicará sanciones para quienes atentan de esa forma contra el derecho de acceso a la información pública, comenzando por el rector y sus declaraciones.