Por Victoriano Martínez
La incidencia delictiva es, sin duda, el indicador más duro sobre los niveles de inseguridad que se viven.
De entre todos los delitos, el homicidio representa el grado excesivo de la violencia y, por tanto, su prevalencia también indica una mayor inseguridad.
El pasado mes de marzo fue, en los últimos 51 meses, el tercero más violento con 96 homicidios. El segundo mes más violento fue marzo de 2018 con 98, y el más violento mayo de 2018 con 103 homicidios.
A pesar de eso, el porcentaje de potosinos que se sienten inseguros se redujo a niveles que no se tenían desde hace dos años.
En marzo (el tercer mes más violento de los últimos 51 meses), el 76.5 por ciento de los potosinos se sintió inseguro.
Es el segundo trimestre de la actual administración de Xavier Nava Palacios en que el INEGI hace la medición, y también el segundo en que la tendencia a percibir menor inseguridad va a la baja.
La medición de la percepción de inseguridad la inició el INEGI en septiembre de 2016, a un año de iniciada la administración de Ricardo Gallardo Juárez. Ese mes, el 66.8 por ciento de los potosinos se sentía inseguro.
A partir de ahí, la tendencia fue que cada tres meses eran más los potosinos que se sentían inseguros hasta llegar a un 89.6 por ciento (nueve de cada diez) en marzo del año pasado (el segundo mes más violento).
En plenas campañas electorales la percepción de inseguridad bajó un poco y tras el resultado electoral, en el último trimestre de Gallardo Juárez, tuvo un ligero repunte.
Para el primer trimestre de Nava Palacios como alcalde, la percepción de inseguridad había bajado 5.4 puntos porcentuales. Ahora, a seis meses y con la segunda medición del trienio, el porcentaje ya bajó 13.1 puntos porcentuales del porcentaje en el que quedó a la salida de Gallardo Juárez.
Son menos los potosinos que se perciben inseguros, pero la incidencia delictiva (sobre todo los casos de homicidios) mantiene una tendencia al alza.
Como si las características del grupo en el poder influyeran en la percepción de la inseguridad.
Si es así, más vale que en el Ayuntamiento no echen las campanas al vuelo y lo pretendan atribuir a resultados de un trabajo que la incidencia delictiva no acredita.
Esa baja en la percepción de inseguridad más parece una muestra de confianza en una nueva autoridad diferente a la que generaba tal desconfianza que no logró la reelección que al trabajo de la nueva administración.
Una condición de ventaja para la administración de Nava Palacios que tendrá que aprovecharse para involucrar a la ciudadanía en proyectos como el Plan Municipal de Prevención de la Violencia y la Delincuencia con Participación Ciudadana.
Todo apunta a que si menos potosinos se sienten inseguros es porque quedó atrás una administración intimidatoria, aún sienten confianza con la nueva administración, pero esto no permanecerá si no se corresponde a esa confianza con una reducción real en los índices delictivos.