Alejandro Rubín de Celis
El 30 de abril pasado en ENTRE/DICHOS, espacio de entrevistas del diario Reforma a cargo de René Delgado (RD), el periodista sostiene este diálogo con Mario Delgado (MD), coordinador del grupo parlamentario de Morena en la Cámara de Diputados:
RD.- En el ánimo de hacer mayoría, incluso, te asociaste hasta con los impresentables del PRD. ¿Cuánto costó eso?
MD.- A ver: en la Cámara de Diputados tienes que construir mayorías, tenemos acuerdos transparentes, algunos nos acompañan, otros no, así es como hemos estado.
RD.- Coincides con Ricardo Gallardo (Cardona), con Mauricio Toledo… (interrumpe el entrevistado).
MD.- No, es al revés, ellos coinciden con las iniciativas que estamos proponiendo.
RD.- Pero, ¿no hay límites, es decir, tú te puedes aliar con quien sea, con la fama pública que tienen estos hombres?
MD.- Me interesan los votos, René… y que no haya compromisos en lo oscurito, que después no nos tengamos que arrepentir de algo. Aquí no hay nada, si ellos tienen coincidencia con lo que estamos planteando… ni modo que les diga que no voten… adelante, se trata de construir mayorías.
RD.- ¿Lo que importan son los votos?
MD.- Lo que importa son los votos y que no haya acuerdos en lo oscurito.
RD.- ¿No va a haber impunidad para ellos?
MD.- Pues… ¿impunidad de qué tipo?
RD.- Hay una serie de señalamientos sobre… (interrumpe el entrevistado).
MD.- Ah no, ese es otro canal, ese es otro carril, allá que la justicia haga lo que le toca.
De esta manera, Mario Delgado justificó los acuerdos tomados con los otrora diputados del PRD, ahora independientes, encabezados por el exalcalde de Soledad, Ricardo Gallardo Cardona, pero nunca dijo a cambio de qué se negocian esos votos, que no sea en los oscurito sino de manera transparente, como él dice.
Conociendo los antecedentes criminales de Gallardo Cardona, las denuncias por corrupción que pesan sobre su padre, Ricardo Gallardo Juárez, y los intereses políticos y económicos de la llamada gallardía, ¿alguien puede creer que esas concertaciones no tienen otro interés que el de apoyar el proyecto de la Cuarta Transformación?
Mario Delgado ya ha hecho pactos ausentes de ética política con el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), como el de septiembre pasado cuando cinco legisladores del ese partido se pasaron a Morena para que éste alcanzara mayoría y obtuviera el control de los órganos de dirección de la Cámara Baja, a cambio de votar la licencia de Manuel Velazco en el Senado para que regresara a terminar su período como gobernador de Chiapas; y sin que se conozca qué se negoció para tener el apoyo del partido del tucán para la aprobación de la Guardia Nacional y la reforma en materia de consulta popular y revocación de mandato, que también apoyaron los diputados independientes comandados por Gallardo junior.
En San Luis Potosí los Gallardo ya se apoderaron del Partido Verde, constancia de ello es el nombramiento de su incondicional, Emanuel Ramos ─demandado por el ayuntamiento de la capital por fraude─, como dirigente estatal de ese organismo político.
Gallardo Cardona está haciendo los amarres necesarios a nivel federal para lograr impunidad para él y para su padre, y al mismo tiempo reagrupa al gallardismo para que ahora, con el control del Verde y del PRD local, y apoyado por tránsfugas de otros partidos como Oscar Bautista y José Luis Romero Calzada, pueda tener capacidad suficiente para negociar alianzas con otros partidos de cara a las elecciones de 2021.
Manuel Barrera Guillén, ex dirigente estatal del PVEM y ahora secretario de Acción Electoral del Comité Ejecutivo Nacional de ese partido, ha anunciado la conformación de un “bloque opositor” para competir por la gubernatura del estado y ha mencionado que uno de los apuntados para ser candidato a ese cargo es nada menos que Ricardo Gallardo Cardona. Ha dicho además que ese bloque va a las elecciones con Morena.
Es difícil pensar que con sus negros antecedentes, al Pollo Gallardo le alcancen los acuerdos y los recursos ─sobre todo para mantener clientelas políticas a través de dádivas─ para ser candidato a gobernador por el Partido Verde o por alguna coalición, pero sí para construir las condiciones políticas necesarias que le permitan a su grupo negociar una alianza para acceder a algunas alcaldías y diputaciones locales y quizá alguna federal.
El dirigente estatal de Morena, Sergio Serrano Soriano, ha rechazado tajantemente la posibilidad de una alianza de su partido con el Verde aduciendo el negro historial de quienes ahora lo controlan, pero a juzgar como se ha estado dando las negociaciones en el ámbito nacional, él y otros morenistas potosinos se podrían llevar una desagradable sorpresa.
Para las elecciones de este año, Morena y el Verde han intentado o concretado alianzas en Quintana Roo, Durango, Baja California, Puebla, Aguascalientes y Tamaulipas, no obstante que en 2015 el primero solicitó a la autoridad electoral cancelar el registro del segundo por violaciones graves y sistemáticas a la ley electoral, y haber señalado en múltiples ocasiones el oportunismo político y la corrupción del Partido Verde.
Es cierto que en Quintana Roo se cayó la alianza por la presión de bases morenistas y que en Durango el tribunal federal electoral revocó el registro de candidaturas comunes de la coalición Morena-PT-PVEM por no cumplir con los requisitos legales, pero está claro que la dirigencia nacional está dispuesta a aliarse hasta con partidos y políticos impresentables con tal de ganar elecciones.
Ricardo Gallardo Cardona está apoyando desde la Cámara de Diputados todas las iniciativas de Morena y ya se apropió del Partido Verde en San Luis, de modo que se están cumpliendo los pronósticos del impresentable Manuel Barrera Guillén.
Aun falta mucho para las elecciones en San Luis Potosí pero la reciente jugada política del gallardismo y las señales enviadas por Morena desde la Cámara de Diputados y la dirigencia nacional de ese partido, perfilan una posible alianza entre el “renovado” Partido Verde, el PRD y el Movimiento de Regeneración Nacional en el estado.
¿Pasará la dirigencia nacional de Morena ─aún con otro liderazgo que no sea el de Yeidckol Polevnsky─ por encima de la militancia, de los órganos de dirección y de consulta de ese partido en el estado, y, en caso de que se oponga ─lo cual está en duda─, del superdelegado Gabino Morales, con tal de formar una alianza electoral que crea ganadora?
¿Harán algo los lopezobradoristas potosinos para evitar un eventual acuerdo en estas circunstancias con el Verde ─como lo hicieron sus correligionarios en Quintana Roo─ y con el gallardismo?
Veremos de qué están hechos.