Por Victoriano Martínez
“Seguimos muy comprometidos con el tema de la seguridad”, afirmó este viernes el gobernador Juan Manuel Carreras López.
Nadie tendría que dudar de sus palabras. Si se dice comprometido con el tema, habrá de estarlo.
Lo que sí está en duda es su estrategia para garantizar la seguridad. No basta el compromiso.
Durante el mes de octubre de 2015, su primer mes completo como gobernador, se reportaron al Sistema Nacional de Seguridad Pública 34 homicidios en el estado.
Desde entonces, sólo en cuatro meses se reportaron menos homicidios que en aquel mes y fueron seguidos. El primer cuatrimestre de 2016: en enero 26 homicidios, en febrero 23, en marzo 18 y en abril 30. Otra vez el repunte de la violencia.
El aparente control durante el primer semestre del sexenio se desvaneció pronto ante un incremento galopante de la violencia, con una tendencia creciente en el número de homicidios.
Para octubre de 2016, por primera vez el número de asesinatos rebasó los 60 (fueron 67 ese mes).
En los 32 meses siguientes, sólo en nueve hubo una cifra de homicidios menor a 60. En los otros 23 meses siempre hubo más de 60 asesinatos.
Hace un año, el mes de mayo se anotó como el más violento del sexenio con 103 homicidios.
Que en mayo de este año haya habido 61 homicidios cuando en marzo hubo 96 y en abril 70, no es ningún indicador de que la tendencia es de una disminución de la violencia.
En julio, septiembre y diciembre de 2017, y en enero de este año, también se reportaron 61 homicidios en cada uno de esos meses.
Después de esos meses, sólo en noviembre de 2017, con 49 homicidios, y en enero de 2018 con 55, hubo menos de 60 homicidios por mes.
En los últimos 16 meses, la cifra mensual de homicidios nunca ha bajado de 61. Una cifra muy superior a la del primer mes de Carreras López como gobernador.
Los 61 homicidios del pasado mes de mayo representan 3.4 veces la cifra de homicidios del mes menos violento del sexenio, febrero de 2016.
Si bien no se puede dudar del sedicente compromiso del gobernador con la seguridad, que se mantenga a más del triple en índice de violencia abre le pregunta obligada: ¿y por qué no ha cambiado o mejorado la estrategia?