Ciudad de México (18 de julio de 2016).- “La prueba de amor ahora es por internet”, dijo alguna vez un sabio hombre, al ver el alcance que tienen las redes sociales y sobre todo el uso del celular en la vida de los jóvenes, ya que el 20 por ciento de los adolescentes en México han compartido contenido sexual explícito.
A esto, hace su aparición el sexting, una práctica virtual por medio de fotos o video que se generan por el remitente y se difunden en cadena, por medio de los celulares, esto es popular en chicos de 11 a 17 años, en donde las mujeres son las principales proveedoras de este tipo de contenidos.
Sólo basta un teléfono celular, un cuerpo desnudo, semidesnudo o parte de él para ser fotografiado, la imagen se viraliza creando un fenómeno incontrolable que puede no sólo afectar a la víctima sino tener alcances criminales.
Esta erótica y peligrosa práctica tiene diversas causas, como la experimentación de sensaciones equivocadas del amor, puede ser un regalo sensual a la pareja a modo de prueba, las modas, los estereotipos de belleza y sobre todo la popularidad.
Pero hay una delgada línea y es en donde los padres deben estar atentos. La primera, para algunas instituciones como el Centro de Investigación sobre Delitos contra los Niños de la Universidad de New Hampshire, considera en algunas de sus investigaciones al sexting como “susceptible a ser considerado como pornografía infantil”, un rasgo curioso que hace a sus participantes potenciales, víctimas de los miles de delincuentes que no sólo se dedican a la trata de personas sino a la práctica de la pedofilia y la pornografía infantil.
Lastimosamente el sexting es una acción voluntaria y divertida para el difusor y obviamente para sus receptores. Lo malo es que los menores no se percatan de las consecuencias: el sexting puede ser una de las causas del ciberbullying y grooming, lo que significa la búsqueda de amistad de un adulto con un menor con el objetivo de obtener satisfacción sexual, se suman los problemas psicológicos, sextorsión y por supuesto la vulnerabilidad de la intimidad y la seguridad personal al quedar expuesto.
Ahora, la cuestión es cómo controlar este fenómeno, lo cual será complicado mientras el acceso a los medios sean mayores y sobre todo, no se mantenga comunicación con los menores.
Según portales especializados para combatir y prevenir esta práctica, mencionan que el papel de los padres es fundamental, sobre todo en la prevención, la comunicación y abrir el panorama a temas en los cuales los adolescentes tengan dudas y sobre todo transmitir confianza.
Son tres los pasos para terminar con esta acción de dos caras: No producirlo, no transmitirlo y no provocarlo.
En Oaxaca existe una propuesta a la reforma de Ley Estatal de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia de Género y el Código Penal de Oaxaca, con lo que se pretende castigar con hasta cuatro años de prisión a todo aquel que difunda sexting.
La Ciudad de México en el Código Penal artículo 184 y en la Constitución mexicana en el artículo 202 establecen con hasta 12 años de cárcel a quien difunda estas imágenes.
En perspectiva, la ley protege a los menores, esto en caso de poder detectar crímenes, pero debido a los alcances y la viralización de las imágenes en ocasiones es imposible encontrar culpables.
Fuente: El Imparcial Oaxaca.