El Catalejo es el resultado de las mentes desorientadas de los reporterillos de Astrolabio Diario Digital
El 24 de mayo de 2019, cuando surgió la consigna aquella de que la Sierra de San Miguelito no se toca, la esperanza de que esa medida se convirtiera en realidad fue grande y abrió una historia de presiones y contrapresiones que pasaron por tres titulares de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT). Josefa González Blanco dejó de ser la secretaria prácticamente el mismo día que surgió la consigna. Victor Toledo se exhibió en imágenes con los activistas Guardianes de la Sierra de San Miguelito, pero en los avances en el proceso dieron los primeros efectos de la presión inmobiliaria. Llegó María Luisa Albores González a SEMARNAT y los operadores incrustados en la dependencia mantuvieron la inercia que comenzaba a favorecer a los empresarios. El proyecto insignia de los inmobiliarios, Las Cañadas, ganó sus primeras 475 hectáreas como urbanizables en los programas municipales de desarrollo urbano municipal. Estuvieron a un triz de un decreto que, a través de un transitorio, las entregaba mil 805 hectáreas más. La movilización política y jurídica de los defensores de la Sierra acompañó de tal forma el proceso que parecía una vez más que ganarían la razón jurídica, pero se impondría la presión empresarial. El fantasma de Cerro de San Pedro rondaba el decreto y… ¡zaz! “¡Se imaginan cuánta vergüenza!”, resonó y se impuso, la Cuarta Transformación lanzó un golpe de “no somos iguales”, y el resultado esta vez fue diferente. Con el decreto de Área Natural Protegida para la Sierra la lucha continúa hoy en el terreno de convencer de sus bondades desde el frente gubernamental-activistas, en tanto que el frente empresarial inmobiliario tratará de manipular la información para convencer de que es un decreto perjudicial, en tanto encuentran argumentos para intentar la anulación de la declaratoria… La defensa de la Sierra pasó a una etapa en la que se encuentra en una condición más a su favor, pero no completamente a salvo, aunque con una victoria que en gobiernos anteriores resultaba inimaginable, pero ahora ¡sí se pudo!