Frater Ignatius
David Hume forma parte ya de la modernidad. Es un ejemplo a seguir para todos los empíricos y escépticos. El verdadero conocimiento solo se obtiene por medio de los sentidos. Empero, se ha demostrado que lo que se obtiene a través de los sentidos es poco comparado con todo lo que no captamos.
Al igual que Locke, Hume concluye que todo conocimiento humano se asienta en todas las interacciones posibles de ideas o impresiones sensoriales. Todo lo que no se percibe a través de la criba de la experiencia, es un invento y debe ser anulado sin ningún tipo de remordimiento. Como resultado de lo anterior, nuestro filósofo niega la existencia de Dios, el Yo, la existencia real de una necesidad lógica, de toda la causación y la validez del conocimiento inductivo.
Hume obra como una especie de fumigador de instancias ya dadas como ciertas. Su fin es un tanto dialéctico y al mismo tiempo paradójico: Destruye y al mismo tiempo construye en el sentido de formar una ciencia de naturaleza puramente humana, libre de las elucubraciones sin sentido y sin utilidad de la metafísica.
Newton hizo una construcción del mundo físico a través de leyes mecánicas y Hume tuvo la intención de hacer lo mismo con la naturaleza del entendimiento humano. Su Tratado sobre la naturaleza humana se encarga casi por completo de fundamentar la psicología experimental en la búsqueda de principios generales.
Hume en ciertas partes de su obra se contradice porque casi todo su método procede de Descartes. Sin embargo, el programa de Hume es un ejemplo del tremendo poder de la crítica en lógica.
El filósofo observa con agudeza que nunca experimentamos nuestro propio Yo, solo vivimos en una especie de cadena eslabonada de nuestras experiencias. La identidad personal es entonces una continua sucesión de una experiencia simplemente perceptiva. Todo lo que se da a través de la experiencia es el paso de un suceso tras otro. No hay justificación para creer que existe causalidad en el orden de cualquier evento.
El llamado razonamiento inductivo es para Hume un caso especial de un rasgo psicológico más general de la convicción humana sobre todo lo causal. En pocas palabras, tendemos a la generalización pero eso no indica que contenga verdades incontrovertibles.
Hume veía la vida después de la muerte como irracional. Murió con gran serenidad y feliz.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Administración y Maestro con especialidad en Educación por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey. Amante de la cultura, la filosofía, la literatura, el cine y las matemáticas. Gusta de leer y escribir sobre historia, psicología y filosofía.
