15 años de rodadas: reivindicando el espacio urbano sobre dos ruedas

María Ruiz

En la capital de San Luis Potosí, la vida urbana se reanima cada jueves con las tradicionales rodadas que, durante 15 años, han convocado a ciclistas de todas las edades y orígenes. Esta iniciativa, impulsada por la organización Vida Sobre Ruedas, no solo busca promover el uso de la bicicleta como medio de transporte, sino que también aboga por la seguridad y el derecho de los ciclistas a compartir las calles.

Claudio Iván Alderete López, arquitecto urbanista y activista, recuerda el nacimiento de esta actividad, inspirado por la Masa Crítica de San Francisco, que comenzó a organizar rodadas masivas para visibilizar la presencia de los ciclistas y promover un entorno más seguro.

“La idea era crear una masa crítica que se sintiera segura en las calles. Al pedalear juntos, reclamamos espacios que son para todos”, comenta Alderete.

La primera rodada en la ciudad fue un intento por replicar ese espíritu de comunidad y seguridad que caracterizaba a la Masa Crítica.

“Lo que buscamos desde el principio fue que las personas se sintieran cómodas y protegidas al salir en bicicleta. Era un acto de reivindicación, de demostrar que teníamos derecho a ocupar las calles que, de hecho, son de todos”, añade.

Con cada rodada, los ciclistas se han vuelto más visibles, creando conciencia sobre la importancia de compartir la vía de manera respetuosa.

Las rodadas, que suelen convocar a decenas de participantes, no solo son una forma de disfrutar del ejercicio y del aire libre, sino también una plataforma para reivindicar el derecho a la movilidad.

“Es una manera de mostrar que, como ciclistas, no estamos solos. Cuando salimos a rodar, estamos diciendo que queremos un espacio seguro para todos”, explica Alderete.

El defensor de movilidad accesible también resalta que estas rodadas han sido fundamentales para educar a los nuevos ciclistas y fomentar un sentido de comunidad.

“Queremos que la gente se sienta segura al pedalear por la ciudad. Es una oportunidad para que aquellos que no están acostumbrados a andar en bicicleta puedan hacerlo de manera cómoda y divertida”, señala. “La experiencia compartida es clave; pedaleamos juntos, charlamos y nos apoyamos mutuamente, lo que fortalece la confianza de los nuevos ciclistas”.

Sin embargo, la celebración no está exenta de desafíos. Alderete menciona que una de las principales dificultades es la falta de respeto de algunos automovilistas hacia los ciclistas.

“Lo que hace difícil recorrer la ciudad en bicicleta son los automovilistas que no respetan nuestro espacio. Necesitamos un cambio en la cultura vial”, enfatiza.

Esta falta de respeto a menudo se traduce en situaciones peligrosas para los ciclistas, lo que resalta la urgencia de contar con infraestructuras adecuadas y campañas de concientización.

A lo largo de estos 15 años, Vida Sobre Ruedas ha trabajado no solo en la organización de estas rodadas, sino también en la promoción de políticas públicas que favorezcan a los ciclistas.

Alderete menciona: “Hemos estado en la mesa de diálogo con las autoridades locales, planteando la necesidad de una infraestructura más segura para ciclistas. Nuestro objetivo es que cada vez más personas se atrevan a utilizar la bicicleta como un medio de transporte cotidiano”.

Esta labor ha ayudado a visibilizar la necesidad de un entorno más amigable para los ciclistas y ha influido en la agenda pública.

En cada rodada, se puede observar la diversidad de participantes: desde familias con niños niñas, hasta jóvenes y adultos mayores, todos unidos por la pasión de pedalear y la necesidad de hacer valer sus derechos.

“Las rodadas son un espacio de encuentro donde todos son bienvenidos. No importa la edad o la experiencia, lo importante es que todos compartamos un mismo objetivo: hacer de nuestra ciudad un lugar más accesible”, dice Alderete.

Al conmemorar estos 15 años , las rodadas de los jueves se consolidan como un movimiento que va más allá de lo recreativo. Son un llamado a la acción, una invitación a redescubrir la ciudad de una manera diferente y a unir fuerzas para construir un entorno urbano más inclusivo.

Con cada pedaleada, los participantes no solo recorren distancias; están trazando un camino hacia un futuro donde la movilidad activa sea una realidad para todos.

“Al final, lo que buscamos es que nuestra ciudad sea un lugar donde cada persona pueda moverse libremente y de manera segura”, concluye Alderete, recordando que la lucha por un espacio público equitativo y accesible, continúa.

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