Es el horror

Antonio González Vázquez

Minutos antes de la medianoche del pasado viernes, sobre la Avenida Chapultepec civiles armados atacaron a una familia y en la arremetida de fuego, murió una niña de cinco años de edad. Sus padres, heridos de gravedad, fueron internados en un hospital.

Habían salido de un restaurante adonde acudieron a cenar. Apenas habían tomado la avenida en su automóvil cuando fueron interceptados y rafagueados por delincuentes a bordo de un vehículo de color negro.

Es el horror, una atrocidad más.

A eso de las ocho de la noche del 8 de junio del año pasado, una familia circulaba a bordo de un Sedán por la lateral de la carretera 57, cuando a unos metros de la Terminal Terrestre Potosina fueron emboscados por civiles armados desde otro vehículo. En el ataque, murió una niña de 2 años de edad y sus padres resultaron heridos.

Ese tipo de tragedias ocurren en San Luis Potosí, donde se había prometido que se viviría sin miedo.

Esa clase atrocidades se cometen en la Capital del Sí, que supuestamente sería la ciudad más segura de México.

Ni el gobernador José Ricardo Gallardo Cardona, ni el alcalde capitalino, Enrique Francisco Galindo Ceballos han cumplido.

Ambos incidentes mortales evidencian que a los criminales no les importa segar la vida de inocentes, exhiben al mismo tiempo a corporaciones policíacas en toda la magnitud de su ineficiencia e incapacidad.

Otro hecho indecible: durante la madrugada del 26 de febrero pasado, sujetos armados abrieron metralla contra una casa en la calle Juan Sarabia en la colonia Perpetuo Socorro, en la cabecera municipal de Villa de Zaragoza. Cayeron víctimas de las balas, una mujer de 55 años de edad y un adolescente de 17.

Incontables personas inocentes han sido víctimas a lo largo de los años de la cruenta pugna por la plaza que sostienen organizaciones criminales, los sucesos horrendos más recientes son apenas una muestra de eso.

La lucha encarnizada entre integrantes del crimen organizado provoca la permanente eliminación de objetivos, lamentablemente son cada vez más frecuentes los casos en los que para cumplir con sus fatales propósitos, hieren y asesinan a familiares o personas cercanas de sus adversarios de bando.

Los criminales y sus sicarios se proponen matar a alguien y lo hacen sin contemplaciones, lo ubiquen en solitario o esté acompañado.

La población siente miedo al saberse insegura, está aterrorizada al sentirse vulnerable; vive con el temor a flor de piel, es la sensación de inseguridad, de sentir que a cualquier hora y lugar puede ocurrir algo de carácter letal.

Este sentimiento de temor que ha anidado en la población hasta petrificarse para formar parte de la vida cotidiana, es especialmente grave en la capital del estado: Siete de cada diez personas dice sentirse insegura en el municipio de San Luis Potosí.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, la capital cerró 2023 con una percepción de inseguridad de 73 por ciento. Ese indicador se ubicó muy por encima de la media nacional que se colocó en 59.1 por ciento.

El estudio del Instituto Nacional de Estadística y Geografía derrumbó hasta hacer polvo el discurso oficial, cuya cereza en el pastel, era la peregrina promesa de hacer de la capital la ciudad más segura del país y que contaría con la mejor policía de México.

La sensación de inseguridad es tan elevada que, entre 100 ciudades y zonas metropolitanas, la capital se colocó entre las 25 más inseguras.

En buena medida, eso resulta de atrocidades como la muerte de menores de edad, de modo que el miedo nos acompaña siempre, no solo en la ciudad sino en todo el estado.

Baste recordar la dantesca escena del pasado 25 de marzo, cuando los cadáveres de cinco hombres fueron arrumbados a las puertas de la presidencia municipal de Cárdenas en la Zona Media.

Es inimaginable el grado de temor en la población de esa localidad al atestiguar hechos tan terribles. Por más que se lo propongan, no hay manera de hacer una vida en paz y tranquilidad, viven al filo del peligro e incluso de la muerte.

Según datos oficiales de la Secretaría de Seguridad y protección Ciudadana. San Luis Potosí no es de las entidades más violentas, de hecho, en el primer bimestre del año se ubicó en la posición 20 de 32 por el número de homicidios dolosos al sumar 71.

Durante los meses de enero y febrero, por ejemplo, Guanajuato acumuló 481 homicidios dolosos para consolidarse como el estado más violento y con más ejecuciones de todo el país.

Sin embargo, San Luis Potosí parece estar entrando a una espiral de muertes preocupante: en enero hubo 23 ejecutados, pero en febrero la cifra creció a 48. En marzo, hasta el viernes pasado ya sumaban 37 según el Informe Diario de Seguridad.

La entidad traía desde el segundo semestre del año pasado una inercia de estabilidad a la baja en el número de víctimas de homicidio doloso, desafortunadamente esto está sufriendo un cambio dramático.

De eso ya deberían haberse dado cuenta en las mesas de seguridad que diariamente realizan autoridades estatales y municipales junto con mandos policíacos y militares. Urge tomar medidas de contención para evitar que, como en años anteriores, el saldo mensual de víctimas supere las 50 o alcance las 70 u 80, como sucedía en el gobierno de Juan Manuel Carreras López.

El gobierno de Gallardo celebró una mesa de seguridad en Cárdenas días después del suceso de los ejecutados abandonados en la alcaldía y arribaron contingentes de fuerzas de seguridad y militares.

La calma regresó a Cárdenas, pero ¿Qué pasará cuando la Guardia Civil, Guardia Nacional, Marina y Ejército se retiren?

Y en la capital, ¿Qué se hace para evitar que menores de edad sean asesinados y no haya más víctimas inocentes?

De los 71 ejecutados en el primer bimestre en el estado, 32 fueron eliminados en la capital, donde Galindo Ceballos se propone reelegirse.

En conclusión, las y los potosinos viven con miedo mientras que sin empacho, quienes gobiernan únicamente piensan en extender sus espacios en el poder público.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha sido docente de la Facultad de Ciencias de la Comunicación durante 25 años. Además, durante 30 años se ha desempeñado como periodista en medios como El Heraldo, El Mañana de Ciudad Valles, Pulso, Milenio San Luis, Diario Digital San Luis, Librevía, La Jornada, Global Media y actualmente en Astrolabio Diario Digital y Periodismo Político.com. También ha sido corresponsal de medios nacionales como Agencia de noticias Notimex, La Jornada y Milenio.

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