Ciudad de México (08 de diciembre de 2015).- ¿Quién no ha visto una pastorela? Bueno, tal vez no por cuestiones religiosas pero al menos las conocemos o ubicamos algunos de los personajes más representativos de esta historia con toques fantásticos.
Lo que siempre ha permanecido es la idea de el bien y el mal, expuesto de diversas formas pero ahí está. Pero ¿Cómo surgieron?
1) El origen español, italiano y religioso.
Hemos visto mucho la historia del nacimiento del niño Jesús y de las travesías que deben hacer los Reyes Magos y los ángeles para llegar a tiempo, a pesar de las locuras y maldad de los diablos pero tal vez no sabes a quién se le ocurrió la idea de representar estas historias.
El primer referente de este formato teatral es el nacimiento, cuando las personas en 1922 le hicieron caso al italiano San Francisco de Asís y comenzaron a hacer figuritas de madera para crear al niño Jesús, a sus padres y a varios pastores (aún sin la presencia de diablos y ángeles).
Después en Cataluña, España, se hizo común que los trovadores de la región comenzaran con pequeñas escenificaciones. Por ejemplo, ellos retrataban el encuentro en el campo de un caballero con una pastora, a quien deseaba seducir.
Creaban composiciones musicales pero con diálogos que tendían a la moral o a la insinuación “pícara” para esos momentos históricos. Los personajes ya se dividían en villanos (la aristocracia) pero siempre con gran respeto al hablar de ellos.
El final casi siempre la pastora ignoraba al caballero que la pretendía, a través de sus tácticas para alejarse o con la ayuda de amigos o familiares. Después se regresó a la idea de San Francisco de representar la vida de Jesús a partir de lo que hasta ese entonces se llamaba “pastorela” y en 1530, fray Juan de Zumárraga, primer Obispo de la Nueva España, expidió un documento para celebrar una obra de teatro fársica con motivo de Navidad.
2) Las primeras representaciones en México.
Después de que en Italia y España ya se había materializado la idea de la religión en figuritas de madera, sucedió la famosa conquista de españoles en México y tiempo después, en el siglo XVI, se trató de evangelizar a los indígenas y qué mejor forma de hacerlo que con el teatro como un factor didáctico y de no esparcimiento.
La cultura náhuatl ya tenía una arraigada tradición y amor por el teatro, así que no fue nada difícil atraer la atención de las personas a través de pasajes bíblicos.
Las funciones (aún sin ser época de fiestas decembrinas) poco a poco comenzaron a realizarse fuera de las iglesias, ocurrían a cada rato en plazas y calles. Con el tiempo la tradición se transformó y se recurrió a darle toques más populares y no tanto de cuestiones religiosas, hasta llegar a algunas burlas políticas y sociales que acontecían en ese momento.
La noche más venturosa es un escrito de José Joaquín Fernández de Lizardi, mismo que se convirtió en el primero en ser representado en forma de pastorela, con actores profesionales y un buen éxito.
3) El bien y el mal.
La base de las pastorelas se encuentra en estos dos conceptos, sea la representación que sea, con cualquier personaje que aparezca y en el lugar en el que la veas.
Podríamos partir al decir que no existe ni el bien o el mal, que simplemente se trata de una serie de situaciones que te hacen elegir entre lo que quieres o lo que no sin que esto importe que sea bueno o malo.
El mal y el bien están totalmente arraigado a una cuestión moral y religiosa, en la que las acciones se juzgan o catalogan como negativas o positivas pero… ¿Con base en qué? En lo que la sociedad cree “correcto”, o el llamado “deber ser” de los seres humanos.
En las pastorelas, estos dos términos se hicieron físicos en la imagen del diablo y de los ángeles, los cuales remiten a la ideología fundamental de su personalidad malvada o benévola, de acuerdo a la biblia y la historia de Jesús. Es así como el bien y el mal comenzó a arraigarse demasiado en nuestro presente y las pastorelas tuvieron mucho que ver en que ahora sigas cuestionándote qué está bien y qué está mal.
4) Finalmente…
Los personajes son un punto importante en las pastorelas, no hay tal cosa sin los actores que representen personas con características muy claras y definidas.
Algo que ya tuviste que notar es que visualmente los personajes son casi siempre iguales, el diablo es rojo, los ángeles azules, los pastores despeinados, los reyes magos coloridos, existen los buenos, los malos que nunca ganan y demás situaciones que sabes que se repiten.
Las pastorelas existen por tradición y para entretener, pero si te pones a pensar más allá de sólo ir con ganas de ver una obra de teatro para las épocas decembrinas, te dará cuenta que las pastorelas son un referente ideológico, cultural y social muy arraigado a las acciones que desarrollamos día con día.
Así que cuando asistas a algunas de las funciones de pastorela que habrá en la ciudad, toma en cuenta y analiza un poco lo que estás viendo en el escenario, tal vez te lleves muchas sorpresas y veas por qué reaccionamos como lo hacemos en diversas situaciones de la vida.
Fuente: Garuyo.
