Antonio González Vázquez
No es para sorprenderse, los diputados locales de todos los partidos, colores, alianzas e ideologías fueron reprobados en su actuación correspondiente de diciembre de 2015 a marzo de 2016. El que mejor calificación logró tiene 3.5 puntos sobre diez.
A través de un comunicado, Congreso Calificado dio a conocer la evaluación que realiza a la legislatura local y destaca que el diputado con la calificación menos mala, aunque reprobatoria, alcanzó 3.5 en una banda donde el diez es el más alto y cero el más bajo.
La herramienta de evaluación Congreso Calificado se compone de nueve indicadores, cada uno con un valor específico y que se pondera de acuerdo al trabajo de cada legislador. La metodología se encuentra disponible en la página web y es del conocimiento de cada uno de los 27 legisladores a quienes se les hizo llegar a través de una carta los días posteriores a su toma de protesta.
Los cinco legisladores mejor evaluados este segundo trimestre son: el diputado Óscar Bautista Villegas (3.5 puntos), quien ocupa el primer lugar; en segundo se encuentra la legisladora Josefina Salazar Báez (3.0 puntos) quien en la anterior evaluación estaba en el primer lugar; en tercer lugar, el legislador José Luis Romero Calzada (2.9 puntos); en cuarto lugar la diputada Xitlálic Sánchez Servín (2.3 puntos); y en la quinta posición el legislador Óscar Vera Fábregat (2.2 puntos).
Dos legisladores del PRI, dos legisladoras del PAN y un legislador de Conciencia Popular se reparten los primeros cinco lugares.
En el fondo de la clasificación, es decir donde se encuentran los legisladores con el desempeño más bajo, está: la diputada del PRI Martha Orta Rodríguez, en la vigésimo tercera posición.
En el vigésimo cuarto lugar está la diputada del PANAL Guillermina Morquecho Pazzi. Las últimas tres posiciones son para el PRI: en el antepenúltimo sitio, Gerardo Limón Montelongo; en el penúltimo lugar, Rebeca Terán Guevara; y repitiendo en el último sitio, Roberto Alejandro Segovia Hernández.
Otros datos relevantes que arrojó la segunda evaluación de Congreso Calificado fueron que en estos tres meses, los 27 integrantes de la LXI Legislatura presentaron individualmente un total de 87 iniciativas, mientras que en el primer trimestre promovieron 94.
En lo relativo a los puntos de acuerdo, en este trimestre presentaron 18, en el anterior 20. Los legisladores que más iniciativas presentan son Óscar Vera y Óscar Bautista con 18 propuestas cada uno, mientras que el diputado con menos iniciativas es Alejandro Segovia que en seis meses no ha presentado ninguna.
El legislador que más puntos de acuerdo presenta es Óscar Bautista con siete, mientras que un total de nueve legisladores hasta la fecha no ha presentado ninguno.
Hablando de productividad legislativa, de las iniciativas que presentaron los legisladores en el segundo trimestre aprobaron solamente seis, en tanto que en el primero lo hicieron con 12. La legisladora con más iniciativas aprobadas es Josefina Salazar con cuatro.
Hasta la fecha, debido a que no se ha vencido el plazo legal, aún no se aplica la figura de caducidad legislativa a ninguna iniciativa o punto de acuerdo.
En lo que se refiere a debate parlamentario, los diputados han usado la tribuna en 473 oportunidades, el legislador con más intervenciones es Óscar Vera con 84 y los que tienen menos participaciones son Graciela Gaitán y Rubén Magdaleno, con tres cada uno.
Después de seis meses, el diputado con más faltas es Alejandro Segovia con siete y la que tiene más retardos es Martha Orta con cinco.
En materia de rendición de cuentas, la opacidad sigue siendo el signo distintivo de la LXI Legislatura, el único de los 27 diputados que ha presentado su declaración #3de3 es Gerardo Serrano Gaviño.
En las últimas semanas el Congreso ha sido blanco de muchos cuestionamientos sobre la baja calidad de sus iniciativas y su debate parlamentario. Es justo decir que no todos los legisladores tienen un comportamiento deshonroso o irresponsable.
De igual forma, el desempeño de un cuerpo colegiado como lo es el Poder Legislativo debe sujetarse a ejercicios de diferenciación que nos permitan conocer cuál es el aporte de cada uno de sus integrantes.
Ese es también un efecto benéfico de la evaluación: evita la generalización y permite ubicar, bajo los mismos parámetros de evaluación, a cada uno de los representantes populares.