Ciudad de México, (6 de Abril).- La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) dio por concluido el diferendo surgido por el informe sobre la tortura en México, tras reafirmar su postura sobre el desacuerdo por el papel desempeñado por el relator especial para dicho trabajo, Juan Méndez.
El secretario de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade Kuribreña, sostuvo que al igual que México, otros países no han estado de acuerdo con los señalamientos del Relator, como es el caso de Australia, y también otros que no han atendido sus llamados, como Estados Unidos.
En un comunicado, la cancillería mexicana aseguró que existen discrepancias con algunas de las valoraciones vertidas por el relator, tanto en el informe como en las declaraciones que le han seguido.
Una de ellas, señala, es la valoración de que en México existe una práctica generalizada de la tortura, en un contexto de impunidad, que involucra a todas las fuerzas del orden, lo cual consideran que no corresponde a la realidad, ya que el relator define el término “generalizado” como actos que no son “aislados”, lo que contrasta con la definición ordinaria del término y con su acepción jurídica internacional.
Señala que otra inconsistencia radica en una de las declaraciones del relator en la que asegura contar con cientos de testimonios, incluidos niños y niñas, que dijeron haber sufrido actos de brutalidad durante su detención.
Pese a esta grave afirmación, la SRE asegura no haber recibido la información a la que hace referencia ni logra sostenerlo en su informe, “en el cual hace referencia únicamente a pobres condiciones de infraestructura y malos tratos, pero en ningún momento se refiere a tortura”.
Ante ello, la cancillería consideró que como se comprueba en el informe, el relator Juan Mendez es inconsistente entre lo que afirma de manera pública, en los medios de comunicación, y lo que refiere en su informe final.
En este sentido, se garantizó que México rendirá cuentas ante el Consejo de Derechos Humanos del cumplimiento de sus obligaciones internacionales y de las recomendaciones contenidas en el informe del relator.
En este sentido, Meade aseguró que tras este incidente México reafirma su compromiso de apertura al escrutinio internacional.
“No debe existir duda alguna al respecto. México se mantiene abierto al escrutinio internacional y a la plena cooperación con todos y cada uno de los diversos mecanismos existentes en el ámbito regional y universal”, manifestó el canciller.
De ahí, subraya, “la Secretaría de Relaciones Exteriores reafirma su postura en torno a lo dicho sobre el papel desempeñado por el relator y da por concluido este diferendo surgido a raíz del informe presentado hace unas semanas”.
De hecho, agrega, se han acreditado plenamente cada una de las afirmaciones hechas por México al respecto, así como externado la postura ante la presidencia del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas.
Así, “no cerramos las puertas al escrutinio internacional en materia de derechos humanos, como se ha pretendido señalar, sino que exigimos del trabajo de un relator seriedad, rigor y apego a los principios de diálogo constructivo que rigen sus acciones”, reitera.
Detalló que la información que proporcione México incluirá los últimos desarrollos legislativos en la materia, conforme a las iniciativas del Ejecutivo federal del 27 de noviembre de 2014.
Así como los instrumentos de política pública que las autoridades federales y estatales han desarrollado para mejorar la capacidad de prevención, investigación y sanción de actos de tortura, concluyó.
Claves
“Sermones”
– Este mismo año, el relator especial Juan Méndez presentó al Consejo de Derechos Humanos un reporte en el que señala que las políticas de asilo de Australia violan la convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes.
– Días después, el primer ministro de Australia, Tony Abbott, reaccionó con enojo a los señalamientos hechos por el relator y dijo que los australianos estaban “cansados de los sermones de Naciones Unidas”.
– También acusó a Naciones Unidas de creer las afirmaciones “de los habituales activistas de derechos humanos” para hacer conclusiones “absolutamente disparatadas” sobre el tratamiento que da Australia a quienes buscan asilo.
Fuente: Milenio