Ciudad de México, (16 de abril de 2015).- En México hay un enorme número de niños en condición de explotación equiparable a la esclavitud en campos agrícolas, seis entidades hoy son un foco rojo para el gobierno federal, que busca revertir este sistema de producción que se toleró, “y que hoy se debe romper de raíz”, ya que representa un “monumento a la impunidad”. Sólo en el último año 400 menores han sido rescatados de esta servidumbre, quienes pertenecen a un universo mayor: 2 millones 500 mil infantes en condición de trabajo en el país.
Alfonso Navarrete Prida, titular de la Secretaría del Trabajo, en entrevista con EL UNIVERSALasegura que los esfuerzos para erradicar la explotación laboral infantil están dando resultados, en poco más de dos años hubo 500 mil menores menos en una actividad laboral, pero reconoce el desafío de que la nueva política de protección a la niñez corte de tajo una realidad, en la que también existen abusos para este sector en áreas urbanas, en las industrias de la manufactura y servicios.
“Para resolver un problema lo primero que tenemos que hacer es reconocerlo con toda su crudeza, y hay que verlo como es. Las imágenes que llegamos a presentar sobre lo que estaba ocurriendo en los campos agrícolas mexicanos en algunas regiones del país hablan por sí mismas, es un sistema de explotación, es un sistema que amerita que se rompa de raíz, que no es un sistema de productividad, ni el campo va a quebrar ni va a caer la producción agrícola de México, porque no puede estar basada en una explotación de esta naturaleza”, admite.
Detalla que a partir de 2012, con los cambios a la legislación laboral, la Secretaría del Trabajo tiene facultades para realizar inspecciones en los campos agrícolas, funciones que no tuvo durante 42 años. Esto permite a México, además, cumplir con sus compromisos internacionales signados desde 1989 para la erradicación de las peores formas de explotación del trabajo infantil: la esclavitud, la trata, la prostitución y la pornografía.
Explica que “iniciamos un programa que distingue a compañías o empresa agrícola libre de trabajo infantil, dado que en México el tema de la explotación infantil tiene un alto contenido de los grupos dedicados a la producción agrícola, no digo que no hay explotación en los núcleos urbanos y suburbanos, pero el enorme número de niños que están en condición de trabajo infantil se encuentra en explotación en los campos”.
El intensificar los operativos, de los que se han realizado 11 mil inspecciones en dos años y la participación de otras dependencias enfocadas a la atención de menores ha dado resultados, expone.
¿Hay cifra negra en este fenómeno, esta explotación implica complicidades?
—Estoy convencido de que hay cifra negra, por esa misma razón el protocolo de inspección en materia de revisión del trabajo infantil se modificó. Porque es relativamente sencillo a niños que no aparecen en nómina alguna, que no tienen por sí mismos capacidad de defensa de sus derechos, que además muchas veces la familia los empuja a estar en el trabajo infantil no permitido, que cuando se llega una inspección se esconda a los menores.
El protocolo de inspección lo modificamos para que no solamente pudiéramos ir al centro de trabajo, sino a los hogares donde tenemos evidencia de que puede haber explotación infantil en materia de trabajo y esto disminuye los rangos de impunidad.
Yo creo que en estos operativos que hemos hecho, que tienen actos de justicia cotidiana, y que en este momento hemos hecho cerca de 11 mil inspecciones y aplicado más de 140 millones de pesos como multas; desde luego también hemos podido constatar que hay un número —sobre todo en el sector agrícola— de gente que utiliza el sistema de producción de la agricultura mexicana basado en un sistema de explotación totalmente ilegal.
Todo este conjunto nos da una idea de que sí debe haber una cifra negra, de que sí hay una organización que se ha encargado, no sé si de forma articulada o no, o son varias organizaciones —le toca a la autoridad ministerial decidirlo—, de la comisión de delitos como la privación ilegal de la libertad, el traslado de una comunidad a otra mediante engaños, hay organizaciones dedicadas a estas actividades que deben ser investigadas y sancionadas bajo una legislación más estricta y severa.
¿Donde están los focos rojos de este fenómeno?
—Tenemos un mapa mucho más claro. Estados que se dedican a la producción agrícola de temporal, mayormente en los campos agrícolas se encuentra el mayor número de problemas. Hemos encontrado problemas en Baja California Sur, Baja California, Sinaloa, Zacatecas, Michoacán, Guerrero, lugares donde ha habido estos casos en materia de inspección y donde los grupos explotados son de comunidades donde los niveles educativos son menores, sus niveles de ingreso, y la oportunidad de desarrollo de las comunidades es muy deprimido, comunidades indígenas fundamentalmente.
¿Cómo se trabaja contra este tipo de empresarios?
—La única forma de combatir monumentos a la impunidad, porque esto no es más que un monumento a la impunidad, el que abiertamente se pueda tras-ladar a toda una comunidad, que se le pueda tener a ojos vista en un lugar insalubre, que se le tenga que poner una cocina y hacinados, donde no hay las condiciones mínimas de higiene, donde se les descuenta un salario que ni siquiera se recibe, la única manera de terminar con esto es aplicando la ley, esa es la única vacuna segura.
Hoy, en el marco del Día Mundial contra la Esclavitud Infantil, Navarrete Prida señala que es emblemático poder conmemorar esta fecha, al haber pasado de 3 millones 38 mil niños en condición de trabajo, a 2 millones 500 mil. Es un logro, pero aún hay camino por recorrer.
“En México que no haya crecido el problema, no obstante los terribles temas que tenemos de creación de espacios educativos, de matrícula, la necesidad de un cambio sustantivo en la política de calidad educativa, los temas tan agudos que tenemos de desnutrición infantil y pauperización de ingresos de sectores de la población que tienen niveles de escolaridad bajos, si con todos estos problemas que no son menores se ha hecho una política pública que genera un programa que involucra a todas las dependencias, y se disminuye en 500 mil el número de niños laborando, significa que ha habido una política pública eficaz”.
El secretario señala que “detrás de la explotación laboral está un rostro de niño, y detrás de esa explotación hay un rostro de pobreza, pero está corroborado que meter a niños a trabajar no eleva ni cambia las condiciones de una familia”.
Fuente: El Universal