Fernanda Durán
La Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) dio a conocer que todas las entidades académicas y administrativas reportaron al menos un caso de violencia durante el diagnóstico obtenido por la institución.
De acuerdo con los resultados del informe, el 71 por ciento del alumnado y el 70 por ciento del personal universitario experimentaron un episodio violento dentro y fuera de los espacios físicos, ejercidos por integrantes de la misma comunidad universitaria.
La Defensoría de los Derechos Universitarios de la UASLP, en colaboración con la organización Rise Up/Levantemos México, realizó el Diagnóstico de Violencia en Espacios Universitarios en el que participaron más de mil 500 personas entre estudiantes, personal académico, administrativo y funcionarios de los cinco campus universitarios.
El trabajo coordinado por las doctoras Urenda Queletzú Navarro Sánchez y Carolina Olvera Castillo, con fondos de Rise Up México, contó con un amplio gabinete de trabajo conformado por investigadoras, estudiantes que pertenecen a las colectivas, y expertas y expertos en los temas de género, masculinidades e inclusión.
En el evento para la presentación del estudio, fue presentado un vídeo donde detallaron los tipos de violencia que se tomaron en cuenta, así como los espacios, la frecuencia con la que se dieron y quiénes la ejercieron.
Los tipos de violencia que más percibió el personal académico y administrativo fueron psicológica, sexual, económica y patrimonial; mientras que la comunidad estudiantil sufrió en mayor medida violencia de tipo físico, sexual y psicológica.
De acuerdo con el informe, quienes ejercen mayor violencia son los hombres como profesores y alumnos; los directores, directoras y jefes que representan una autoridad en la institución también tienden a propiciar violencia.
Otro tipo de violencia que se tomó en cuenta fue la violencia digital, la cual fue percibida en redes sociales y Whatsapp por casi el 100 por ciento de los encuestados.
Las mujeres reportaron que el principal motivo por el que reciben violencia psicológica fue por el hecho de ser mujeres, mientras que los hombres identifican su color de piel como el principal detonante de esta violencia.
En la presentación se explicó que analizaron los tipos y modalidades de violencia de forma diferenciada para reconocer la violencia que viven las mujeres, por lo que resultó que alumnas y trabajadoras universitarias vivieron frecuentemente episodios de violencia sexual fuera de los espacios físicos de la universidad, pero ejercidos por sus integrantes, incluso la violencia digital reportada fue de tipo sexual.
Durante el evento, Susana Vega, integrante del equipo de investigación, explicó que en el documento se puede encontrar con experiencias referidas al ejercicio de poder, discriminación, distinciones, preferencias y violencia laboral, basadas en una reproducción de clase al interior de la institución, relacionadas con las funciones laborales y los tipos de contratación.
Agregó que la iniciativa comenzó por estudiantes y profesoras de la Facultad de Piscología, quienes trabajaron en la estructuración en 2019 y principios de 2020 con base en vivencias propias o presenciadas. Asimismo se dirigió a todas las personas de la comunidad universitaria, no solo a mujeres.
Por su parte, Janeth Villado, egresada de la Facultad de Psicología, compartió su experiencia en los procesos de construcción de los instrumentos del diagnóstico, además del antecedente de su historia de violencia universitaria en 2020.
Señaló que en junio de 2020 la Universidad se deslindó “de una manera impresionante” de la primera recomendación de recesión laboral hacia un catedrático de la Facultad, el profesor José Francisco Martínez Licona.
Martínez Licona fue denunciado en 2018 por Villado ante la UASLP, la Fiscalía de Delitos Sexuales y la Comisión Estatal de los Derechos Humanos.
“Tres denuncias distintas, en tres instancias y a la Universidad no le importó (…) la libertad de cátedra es también un amparo respecto a toda la misoginia que se discurre a lo largo de las aulas”, reprochó.
A lo que refirió que las preguntas del diagnóstico representan muchas historias similares contra “compañeras, profesoras, administrativas e incluso muchas otras que estuvieron antes que no tuvieron oportunidad de hablar”.
Por ello, hizo un llamado para que esta lucha contra la violencia “nunca se acabe”, y que las herramientas proporcionadas en colaboración no sean las únicas para que las autoridades de la Universidad respondan y detengan la violencia dentro de la institución.
La doctora Urenda Queletzú Navarro Sánchez calificó este ejercicio como el inicio del reconocimiento de una universidad que ha violentado y que tiene un adeudo con las mujeres, y garantizó que la UASLP no volverá a contar con el silencio de las mujeres universitarias.
Además de que cada participante del diagnóstico los contempla “como una causa de lucha, una causa de existencia, una causa de reto, una causa que atraviesa el cuerpo que hemos puesto y lo seguiremos teniendo. Visibilizar una violencia que ha coartado proyectos de vida, la violencia que ha dejado una huella impune; porque esta institución ha producido sistemáticamente esta violencia”.