Angélica Campillo
Desde el año 2004, con autorización e impulso de la Secretaría del Trabajo Federal, hay adultos mayores que trabajan como empacadores “voluntarios” en los supermercados sin prestaciones ni condiciones laborales adecuadas.
En entrevista para Astrolabio, Jorge narró que trabaja como empacador voluntario desde hace tres años aproximadamente, es pensionado, y señaló que ninguno de ellos recibe un salario por parte de la tienda de autoservicio, sino que laboran “por gusto”, ganando solamente la cantidad que los clientes les otorgan.
Comentó que los interesados en trabajar acuden con el supervisor de cajas a solicitar el empleo, mismo que revisa si hay vacantes, e incluso algunas veces tienen que esperar porque se encuentran saturados. Explicó que una vez que ingresan les brindan capacitación, donde les muestran sus funciones, por ejemplo, cuántos productos pondrán en cada bolsa, la forma de comportarse con los clientes, así como con sus compañeros del equipo, entre otras.
Señaló que en la tienda donde labora son cuatro turnos: de 7 a 11 de la mañana; de 11 de la mañana a 3 de la tarde; de 3 a 7 de la tarde; y de 7 de la tarde hasta que se cierra la tienda. Agregó que cada turno lo conforman entre 8 y 10 voluntarios, y cuentan con 1 día de descanso a la semana.
Dijo que llevan un registro de asistencia, que al final de año le presentan al personal de Recursos Humanos de la tienda, y es ahí donde se define quiénes continuarán como voluntarios, o no. Comentó que cuando tienen alguna cita médica les dan oportunidad de faltar, siempre y cuando presenten su justificante al supervisor, y además les dan oportunidad de elegir cuándo desean tomar sus vacaciones.
Manifestó que no hay un promedio de ingresos por día, sino que varía, “a veces nos va bien, a veces regular y a veces mal. Cuando nos va mal es cuando nos llevamos 20 pesos, cuando nos va bien nos llevamos hasta 300 pesos, pero es raro”. Dio a conocer que en navidad, la empresa les regala algún producto, y cuando hay ofertas los invitan a comprar a la tienda, siempre cuando no sea durante su horario laboral.
Amador, de 62 años explicó que lleva seis meses como empacador voluntario, sin embargo no recibe ninguna pensión, por lo que labora por necesidad. Indicó que durante la quincena pasada obtuvo 150 pesos en un día, “nos cae muy bien lo que la gente nos da, desde un peso hasta 50 pesos, una vez una persona nos dio 100 pesos, porque la ayudamos a llevar su mandado hasta el coche”.
Reveló que al día por lo regular solo funcionan 4 o 5 cajas, mientras que cuando es quincena hay 6 o 7, y si bien hay de 8 a 10 voluntarios por turno, en temporada vacacional llegan a ser hasta 12 o 13. Aunque indicó que los fines de semana también hay voluntarios adolescentes, de 14 a 16 años, porque la política de la empresa es darle oportunidad a todos.
No obstante, mencionó que anteriormente sí les daban oportunidad de laborar toda la semana a los adolescentes, pero se percataron de que perdían la noción del estudio, puesto que al estar obteniendo ingresos, preferían quedarse a trabajar que continuar en la escuela.
Rodrigo, de 68 años externó que hace tiempo se desempeñó como empacador voluntario en un supermercado localizado en Soledad de Graciano Sánchez, y como su turno era el último, en una ocasión fue asaltado al salir de trabajar, y aunque no eran ni 100 pesos los que le robaron, luego de ello optó por buscar una vacante en otra tienda.
Por separado, el abogado Guillermo Luévano Bustamante apuntó que el tema de los empacadores voluntarios de la tercera edad es un problema general en México, que está tolerado por las propias autoridades laborales, el cual se deriva de un programa de las Secretarías del Trabajo de las entidades para incentivar el empleo de adultos mayores en los supermercados, por lo que ha sido una salida fácil para estas dependencias de gobierno, para resolver el tema del desempleo y de la falta de seguridad social para muchas persona, y de alguna forma ha sido muy conveniente para las tiendas departamentales porque se ahorran el coste de este personal.
Explicó que este esquema se presenta como una oportunidad de empleabilidad para las personas que no están en edad para conseguir un empleo formal, sin embargo encubre una modalidad de trabajo precarizado.
Aseveró que es un trabajo que no otorga prestaciones, no hay estabilidad formal, no se genera antigüedad, no hay seguridad social en un momento en el que justamente se necesitaría por la avanzada edad de los trabajadores, “no hay un salario fijo, dependen de las propinas irregulares e inestables, que son los hilantes como en temporada decembrina, o que en épocas de mayor consumo son más altas, pero durante la mayor parte del año no son tan redituables. Permiten la subsistencia pero no es un ingreso muy abundante”.
Indicó que las empresas suelen prestarles el espacio, pero se les obliga a adquirir un uniforme, a tomar cierta capacitación elemental, de empaquetado, entre otras, así como se comprometen a acudir en un horario determinado, “antes era exclusivamente para niños y ahora para adultos mayores”.
Respecto a si debería modificarse este esquema, Luévano Bustamante mencionó que la Secretaría del Trabajo tendría que registrar a estas personas a los programas de empleo formal, y que fueran obligando poco a poco a las tiendas departamentales a inscribirlos cuando menos a la seguridad social y a asegurarles un ingreso mínimo, para que las propinas no sean su única entrada, como el caso de los meseros, “eso y en la oleada reciente de lo que ha anunciado la Secretaría del Trabajo Federal que tiene que ver con el programa piloto de empleo a las trabajadoras domésticas, hay que pensar en un esquema semejante para los prestadores de servicio del empaquetado”.
El abogado añadió que esto es competencia de la Secretaría del Trabajo local que con cierta complacencia ha venido permitiéndolo porque de algún modo resuelven la falta de empleo y por otro aseguran a las empresas esta mano de obra precarizada y prácticamente gratuita.
Por su parte, el Secretario del Trabajo de gobierno del estado, Manuel Lozano Nieto dijo que en el año 2004 se firmó un convenio entre la Secretaría del Trabajo Federal, algunas tiendas departamentales, e instituciones educativas para darle cabida a una labor voluntaria a la gente adulta mayor, bajo el criterio de que sea gente pensionada y que cuente con seguro social, para que tenga oportunidad de incorporarse al establecimiento sin tener ninguna relación laboral, y durante el tiempo que consideren conveniente, para ganar alguna propina, “no es gente que guarde una relación laboral con la empresa, simple y sencillamente es un tema de voluntarios”.
Refirió que si las empresas están aceptando a personas que no cuenten con el certificado que emite la Secretaría del Trabajo, en el que se señale que son adultos mayores jubilados, pensionados y cuentan con seguro social, es necesario que lo soliciten a la dependencia, o acudan a presentar una queja ante la Procuraduría de la Defensa del Trabajo, porque sí tienen que contar con dicho documento antes de prestar sus servicios en las cadenas comerciales.
Al ser cuestionado respecto a si las empresas que contraten a personas de la tercera edad sin contar con este certificado, podrían ser sancionadas, el funcionario estatal dijo que habría que revisar cómo está el convenio firmado en el 2004, “pero seguramente sí tendrá alguna responsabilidad por permitirle la entrada a gente que no guarde esta condición, que es exclusivamente para adultos mayores”.