Los alcances de la hipocresía ecologista de Carreras

Por Victoriano Martínez

A Juan Manuel Carreras López le da “mucho gusto” poder mutilar la Sierra de San Miguelito, esa por la que el 24 de mayo en la Plaza de los Fundadores intercedió ante el presidente Andrés Manuel López Obrador para que se protegiera con una declaración federal de Área Natural Protegida, por ser, dijo, “un espacio ecológico que está en el corazón de todos los potosinos”.

López Obrador entonces advirtió: “la Sierra de San Miguelito no se toca”.

Pero a Carreras López su timing le indicaba que en aquel momento pedir por la Sierra era lo que tenía que hacer y decir para quedar bien con los asistentes, quienes gritaban consignas a favor de la Sierra. Ni por asomo sentía lo dicho. Su corazón latía por una solicitud para mutilar la Sierra y al mes, el 24 de junio, la presentó a SEMARNAT en forma de Manifestación de Impacto Ambiental (MIA).

Este lunes, ya con el Oficio No. SGPA/DGIRA/DG/08457 de la Subsecretaría General de Protección al Ambiente de la SEMARNAT, que autoriza la mutilación de la Sierra, en sus manos, Carreras López no tiene el más mínimo empacho en declarar que le da “mucho gusto” poder afectar el Sistema Ambiental Regional (SAR) que había pedido proteger.

¿El beneficio? Lograr que los automovilistas tengan una vía más para llegar a la zona industrial, a pesar de la existencia de cuatro a cinco alternativas más económicas, según diversos actores e incluso algunas presentadas en los talleres de planeación estratégica para el Programa Municipal de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano de San Luis Potosí, y sin afectar esa zona ecológica.

Por cierto, durante el quinto de esos talleres, el consultor Alfonso Iracheta mencionó que según los estudios con que se cuenta, el 27 por ciento de la ciudad tiene riesgo de inundaciones, pero con lo urbanizado en parte de la Sierra ese porcentaje podría ser ya del 50 por ciento. La destrucción que hoy le da “mucho gusto” a Carreras López incrementará ese porcentaje.

Pero por alguna razón Carreras López prefiere privilegiar a los automóviles que preservar los servicios ecológicos que presta la Sierra de San Miguelito a la ciudad (como el control de avenidas en tiempo de lluvias) y la vida de la flora y la fauna de esa zona, entre ellas dos especies en riesgo y con protección especial, que, según su propia MIA, afectará de manera irreversible.

La hipocresía ecologista de Carreras López va más allá de su cambiante postura pública. En documentos, fue primero la presentación de la MIA para afectar la Sierra de San Miguelito, con 229 páginas, a un mes de haber pedido su protección.

Tras presentar sus extensos argumentos para destruir la Sierra, Carreras López se percató de que tendría que dejar una huella documental de su hipócrita pronunciamiento ecologista ante López Obrador.

Así fue que el 12 de julio –49 días después de su actuación en Fundadores– envió el oficio TPE/046/2019 al titular de SEMARNAT, con apenas 140 palabras en una sola página, para pedir “se inicie el procedimiento para decretar un Área Natural Protegida federal en el citado espacio ecológico”. Dejó muy clara su prioridad.

Tan su prioridad (sólo él sabe por qué) es destruir la Sierra, que ante la petición hecha por escrito el 25 de julio por un grupo de diputados federales y ciudadanos potosinos para que retirara la MIA, Carreras López jamás contestó. Hasta por encima del derecho constitucional de petición pasó.

Quien también relegó la protección a la Sierra de San Miguelito entre sus prioridades fue el alcalde Xavier Nava Palacios, a quien –desde el 22 de julio– la dirección general de Impacto y Riesgo Ambiental de SEMARNAT le solicitó su opinión técnica sobre la intención destructora de Carreras López. Nava Palacios no respondió, en lo que resulta una omisión cómplice.

Y es que Carreras López y Nava Palacios no sólo le fallan a la ciudad, sino que atentan contra ella al abrir paso a los riesgos que destruir –así sea parcialmente– la Sierra de San Miguelito representa para la ciudad, incluso con las siete condicionantes que impone la autorización de SEMARNAT para que inicien la destrucción con la vía alterna a la Carretera 57.

A la hipocresía ecologista de Carreras López la acompaña un cinismo plasmado en el reconocimiento de los impactos ambientales y las medidas de mitigación que propone. Un ejemplo: impacto, “alteración del hábitat de especies faunísticas y desplazamiento de la fauna silvestre”; medida propuesta, “programa de ahuyentamiento de la fauna silvestre” (página 32).

La autorización que hoy le da “mucho gusto” a Carreras López todavía puede ser impugnada, según el término Décimo Quinto del propio documento, conforme a lo que establecen los artículos 176 y 179 de la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente.

Si no hay autoridad o representantes populares que levanten esa bandera, otra vez le tocará a la ciudadanía reaccionar para tratar de defender su patrimonio ecológico ante la traición de quienes piden el voto para no defender el interés general.

¿Será posible que quien el 24 de mayo advirtió en la Plaza de los Fundadores que “la Sierra de San Miguelito no se toca” se sume a la impugnación?

Consulte los documentos:

Autorización de la SEMARNAT

Oficio TPE/046/2019 del gobernador a SEMARNAT

Manifestación de Impacto Ambiental

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