Día cero: ¡He vuelto!

Por: Oswaldo Ríos.
Twitter:
@OSWALDORIOSM

Gracias a mi querido amigo Miguel Maya por su amable invitación a volver a la que siempre ha sido mi casa: Astrolabio. Muchas gracias a ti que me lees, por la paciente espera y por la amable lectura, luego de un largo año de ausencia. 

En ese interregno, prioricé la culminación de mi proyecto de formación académica, pero también pude tomar distancia para perfilar de una manera más metódica la apreciación de las incesantes coyunturas políticas del tumultuoso devenir. 

Con la experiencia ganada, decidí retomar mi columna, pero de una manera diferente. Observé que antes me dedicaba, como es usual, a la disección de los hechos del pasado y que era proclive a la emisión de juicios a posteriori. 

Para esta etapa, he decidido concentrar el análisis en las noticias del futuro. Es decir, abrevar en el caudal del río pretérito, pero solo para palpitar su cause y presentir la desembocadura que tendrá. Esta columna no guardará continuidad respecto de la que venga, porque cada una partirá del punto en el que nace y morirá desmentida o afirmada por el porvenir. 

Cada vez, comenzará de nuevo: día cero. 

Será una prognosis mimetizada con el errabundo, líquido, complejo y proteico presente que vivimos. Presente que no tiene la singularidad de un tiempo único, porque cada actor tiene su propia dimensión del escenario en el que actúa, y que al final, no significa sino la convergencia de tiempos superpuestos, unos a otros. Eterna continuidad de instantes en la que lo único seguro, es que no hay nada seguro. 

Excepto que mañana volveremos a empezar y será un día cero.

  • El diablo con sotana 

El padre Solalinde se ha convertido en el ejemplo perfecto del fenómeno de retractación que les ocurre a los seguidores más radicales de Andrés Manuel López Obrador. Ayer, Solalinde llamaba a los migrantes centroamericanos “hermanos” y acompañaba sus peregrinaciones desde el sur, atravesando el país, desafiando al gobierno y sorteando los peligros de la delincuencia, con tal de exigir que se les tratara como seres humanos y se respetaran sus derechos. Hoy, Solalinde es un perro guardián de la presidencia, que descalifica a los migrantes a quienes llama “manipulados”, avala que sean golpeados brutalmente por la policía militar llamada Guardia Nacional y a los que declara orgulloso que ya no acompañará porque solo apoyará a los migrantes “que ya están en el país”. Y lo mismo ocurre con las feministas que se les va el internet cuando un funcionario federal llama “pirujas” a las mujeres; con los activistas que de tanto gritar en las calles fueron incluidos en las nóminas y se quedaron afónicos; con los defensores de derechos humanos que exigían autonomía del órgano garante hasta que le agarraron más gusto al sometimiento; etcétera. No creían en sus “causas”, querían el poder. Sus discursos no eran declaración de principios, eran mentiras fríamente calculadas. Las lágrimas por los “compas” en las veladas de trova, solo eran un vale por una dignidad canjeable. Los otros hicieron lo mismo, dicen en su defensa. ¿Entonces ustedes también son iguales? Ahí se les vuelve a ir el internet. Providencialmente el lector contesta, y yo suscribo: no, son peores. 

  • Tormentas de mierda

De Aurelio Gancedo se ha escrito mucho y se ha escrito bien. No somos pocos los que en diferentes tonos y desde diferentes situaciones, hemos dado testimonio elegiaco de sus formidables cualidades. Pasado el duelo, hay que decir ahora lo importante: su vida plena y formidable no merecía la sevicia del final que tuvo, pero mucho menos merece que la impunidad corone su cadalso. Por eso, hace bien la Fiscalía en guardar absoluta secrecía sobre las investigaciones y cuidar el debido proceso, para que sus actuaciones no se vengan abajo con el primer soplido del benigno sistema de justicia penal que tenemos. Lamentablemente, algunos fanáticos de la carroña han hecho filtraciones no oficiales, repito, no oficiales, sobre supuestas líneas de investigación que ya han afectado derechos de terceros y sembrado un clima fétido que en nada abona al esclarecimiento del trágico crimen. Las autoridades tienen “la culpa” por su largo silencio, berrean para justificar su irresponsabilidad miserable, como si no supieran que la secrecía es un mandato legal y como si no supieran que el daño que provocan es punible. ¿Por qué lo hacen? Esta semana será clave para saber cómo responde la Fiscalía a la única exigencia que sobrevive a la memoria de Aurelio Gancedo: justicia. 

  • “No te calles, yo te creo” 

El DIF estatal presentó sus campañas institucionales orientadas a proteger a la niñez y a la adolescencia en este 2020. La denominada “No te calles, yo te creo”, busca advertir sobre el riesgo que enfrentan niñas, niños, adolescentes y jóvenes de ser víctimas de abuso sexual y sensibilizar a los adultos de cuidar su integridad, partiendo de la idea de que si un menor de edad se atreve a vencer su miedo y denunciar un abuso sexual (que la mayoría de las veces se comete por una persona cercana a la víctima), es fundamental creerle y acompañar su inocente lucha en contra de la maldad absoluta que lo somete. Ponerse del lado de la víctima, pues. Se avizora que esta campaña tendrá éxito porque tiene credibilidad. La de una institución que ya acreditó, en los hechos, que creyó  y cree en los menores de edad que se atreven a señalar a sus agresores, por más abolengo, prestigio, laureles o influencias que tengan y asumiendo los riesgos y costos de la decisión. En el pasado, cuando algunas víctimas decidieron denunciar el abuso sexual que sufrieron después de muchos años de acumular valentía, de esas oficinas lo único que salió fue un aviso de los excelentes precios que tenían entonces los vuelos a Europa y el padre Eduardo Córdova aprovechó la promoción.

  • El embajador de su abuelita 

El presidente municipal Xavier Nava abandonó su responsabilidad como alcalde en día y horario laboral para acompañar la marcha ciudadana de Javier Sicilia, Julián LeBaron y otras víctimas de la violencia. Justificó su ausencia diciendo que debía ir a leer un mensaje, porque llevaba la representación personal de la señora Concepción Calvillo, quien curiosamente es su abuelita. Además de su cualidad de nieto, se infiere que debía ser él quien leyera el sentido documento (que terriblemente ningún medio consignó), por sus extraordinarias dotes de orador y su voz estentórea que cada vez que se trata de hablar bien de él mismo, suena muy fuerte. El alcalde aún no aclara si el día perdido le será descontado de su sueldo y si el viaje se realizó en vehículo oficial con chofer y viáticos del ayuntamiento, lo cual sería ilegal, o como seguramente fue, partió de la central camionera y no usó para el traslado más recursos que los domingos que le da su abuelita y que él celosamente ha ahorrado. El responsable alcalde también declaró que tuvo que sacrificarse y dejar su terruño, porque de alguna manera “hay que tener solidaridad con el país”. Afortunadamente, el alcalde tuvo ocasión de enterarse que, en la última Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, la percepción de inseguridad en la Capital aumentó a 81%, que con datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública es cuarto lugar nacional en feminicidios y que un día antes de irse, asesinaron brutalmente a Aurelio Gancedo. ¡Ánimas que el alcalde pronto se entere que los capitalinos también son mexicanos y que cuando son víctimas de la violencia también sienten, o en el peor de los casos, que su abuelita lo nombre embajador ante los potosinos!

Comienza el día cero y mañana su continuidad. 

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