Carlos Rubio
Es evidente el enorme esfuerzo que realizan miles de personas por quedarse en casa y disminuir la mayor cantidad de contagios posibles y, a la vez, eso es lo que vuelve visible la desobediencia de la otra parte; con los negocios cerrados y las calles vacías, es más fácil percatarse de aquellos que decidieron salir a pasar el rato, arriesgando su vida y la de los demás. Se vislumbra en su rostro: el de quienes tienen la obligación de salir y muestran apuro por llegar a su destino, y el de quienes están en un paseo más de la tarde.
Ayer, lunes 18 de marzo, comenzó la preparación en algunos municipios de México para la “nueva normalidad” anunciada por el Gobierno Federal hace algunos días. Esta preparación constará de tres etapas que culminarán el 1 de junio, día en que iniciará la reapertura socio-económica mediante un semáforo de alerta sanitaria que definirá las actividades que podrán comenzar a ser realizadas en los ámbitos económico, laboral, escolar y social.
San Luis Potosí aún está alejado de comenzar a pensar en esa “nueva normalidad”, en este momento se encuentra navegando contra corriente. En los últimos días han incrementado notablemente los casos, hasta llegar a 494 confirmados y 28 defunciones, con corte al día de hoy. Según los lineamientos de la Secretaría de Salud, el único municipio del estado que podría comenzar a reanudar actividades –si quisiera– sería Vanegas.
La afluencia vehicular continúa siendo baja en las calles, pero al transitar a pie la perspectiva es distinta. Por ejemplo, este lunes por la tarde se pudo observar al menos a 30 personas en el Jardín de Tequisquiapan: sentados en las bancas, caminando alrededor en familia, jugando en las jardineras, disfrutando de un helado o una paleta, practicando skateboarding o simplemente conversando en grupos de tres y hasta cinco personas. En días pasados se pudo observar a personal de la Policía Municipal invitando a la gente que se encontraba en el jardín a regresar a sus casas, sin embargo parece que se han rendido, parece que la terquedad potosina los cansó por completo.
Este medio constató en semanas anteriores la poca cantidad de personas que deambulaban por la zona, pero conforme pasan los días y el coronavirus afecta a más potosinos, la gente se ha relajado y ha decidido salir de sus casas. La “nueva normalidad” pudo no haber sido comprendida por todos.
Subsecuente a la zona, en la avenida Venustiano Carranza también es posible ver a gran cantidad de personas haciendo ejercicio al aire libre, sin ninguna protección; algunos llevan mascotas, otros llevan a niños menores de seis años.
La mayoría de los negocios siguen cerrados, y es posible observar que los que continúan abiertos, como papelerías, farmacias, bancos y restaurantes, buscan seguir las medidas de distancia social, según mencionaron, temen que los clausuren si no cumplen con lo necesario para acatar la Sana Distancia, pero, a la vez, “todo se vuelve más complicado cuando los clientes se niegan a seguir indicaciones”.
Otro lugar en el que triunfó la terquedad potosina sobre la Sana Distancia, fue en el Centro Histórico. Las cintas amarillas de seguridad que impedían el paso a las principales plazas públicas ya fueron retiradas y las personas se aglomeran nuevamente en estos espacios. Muchos usan cubrebocas, pero si este fuera suficiente para evitar el contagio, hubiera sido la única medida de sanidad tomada en China, Italia y España.
Para muchos ver una cámara fotográfica es equivalente a ver un arma de fuego; reaccionan de manera hostil cuando una pasa junto a ellos. “A mí no me andes sacando en tus fotitos”, decía un hombre sentado junto a su hijo en una banca de la Plaza de Armas, cuando este reportero pasó junto a él. Quizás es el miedo a ser mostrados rompiendo las medidas de prevención, lo que los hace reaccionar de esa forma o quizás no…
En dicha plaza es en donde la mayoría de las personas que se sientan a pasar el rato son de la tercera edad, uno de los grupos de riesgo más alto por coronavirus.
Pareciera que los únicos puntos de contagio por coronavirus son al interior de los negocios, pues aunque estén vacíos, las plazas y las calles sigue aglomerando gente. Es evidente que la mayoría de las personas no estamos preparadas para el correcto manejo de un cubrebocas, desde su colocación, hasta su retiro para evitar contaminar nuestras manos.
Mientras la población comienza a relajarse respecto a las medidas de sanidad, el coronavirus comienza a tocar su punto más alto de contagios en el estado.