Centinela: Saldo amargo a la vista en el PAN

Antonio González Vázquez

A su modo, la dirigencia nacional del PAN ya tiró línea a favor de Xavier Nava Palacios para que sea su candidato a la gubernatura. El mensaje con tufo a dedazo, sin embargo se perdió al no lograr los efectos deseados.

El día del segundo informe del gobierno municipal capitalino, Marko Cortés fue suficientemente claridoso: “es un actor relevante que tendrá que jugar”, pero días después, el desplante de arrogancia se desplomó cuando se decidió que se elegirá candidato por vía de la consulta a las bases.

Para la dirigencia nacional del PAN, Nava estará en la boleta para elegir al próximo gobernador. Y tiene razón, pero la de gobernador estará en manos de los panistas de San Luis y no en las oficinas del CEN.

Se trata de un plan mutuo: Marko Cortés así lo quiere y Xavier Nava no quiere ser otra cosa sino gobernador. No desea ser reelecto como alcalde ni tampoco quiere ser legislador local o federal.

San Luis Potosí forma parte de la estrategia de alianzas con el PRD en los estados donde habrá elecciones para gobernador. Sobre ese punto viene operando el Comité Ejecutivo Nacional.

En su visita a la ciudad para asistir al segundo informe del presidente municipal, Cortés habló de que ve con claridad el nombre de Nava en la boleta y aunque intentó matizar que puede ser para cualquier otro cargo, lo cierto es que él estaba pensando en la de gobernador.

El resto de aspirantes a esa candidatura por el PAN, reaccionaron con tibieza con frases de corrección política como aquello de que se respetará la decisión de los panistas o bien, pidiendo cancha pareja.

Esa prudencia de los otros seis aspirantes se funda en el hecho de que al decidirse que habrá una elección interna, la candidatura estará en manos no de Marko Cortés sino de los militantes del partido.

Nava no es militante de Acción Nacional y si abrazara realmente los principios e ideología del partido ya se habría afiliado. Nava es alguien que está a la caza de oportunidades y se irá con quienes más convenga a sus intereses.

Eso no es algo que guste a los militantes del PAN ni tampoco agrada a los dirigentes municipales ni a buena parte de los integrantes del Consejo Estatal; en el PAN, los panistas se entienden como panistas, no como navistas.

Los grupos internos que con el paso de los años se han ido conformando y el control de algunos de ellos por liderazgos que parecen eternos, complica en mucho la situación para Nava y Cortés.

Esos grupos suelen pelearse los espacios de control del partido y con más énfasis las candidaturas; les acomoda hacer política en el filo de la navaja, entre la unidad, la disciplina y la confrontación abierta que a menudo lleva a choques de trenes con saldo amargo.

Cada uno de los seis panistas aspirantes a la candidatura encabeza, pertenece o es afín a un grupo dentro del partido, mientras que el único asidero de cierta fuerza que tiene Nava en el PAN es Alejandro Zapata Perogordo, cuya fuerza al interior del partido ha ido en declive.

Cuando se lo proponen pueden ser letales sin importar la derrota del adversario, sino que lo digan Alejandro Zapata y Sonia Mendoza que perdieron la posibilidad convertirse en gobernador y gobernadora gracias a la división provocada por su nominación como candidatos.

Tienen la capacidad para operar con las bases y de hacer negociaciones con liderazgos o gobernantes de otros partidos para meter zancadilla al compañero de partido que les ganó la candidatura.

Los grupos y sus líderes en el PAN no se tientan el corazón pues desde hace mucho que remontaron la fase de aceptar migajas a cambio de apoyos.

No es que esos grupos sean antidemocráticos por definición, sino que llegó un momento en el que ya no estuvieron dispuestos a aceptar imposiciones o procesos internos tan sucios como manipulados.

A Marko Cortés, eso no parece haberle causado ningún ruido, pues sin más ha abierto su apoyo al proyecto de Nava. Mala idea para un dirigente nacional que debería actuar con responsabilidad e imparcialidad.

A estas alturas, ya iniciado el proceso electoral 2020-2021 ni quien se acuerde del pacto de civilidad firmado entre los siete aspirantes a la candidatura. Todos andan en campaña abierta en espera de arrancar el proceso interno, lo que por su naturaleza, empezará a abrir resquicios a la confrontación.

Es notorio que ante la opinión pública, Nava lleva la delantera dado que el cargo de alcalde lo utiliza como trampolín en busca de un mejor posicionamiento ante la población.

El millonario gasto de recursos públicos en medios de comunicación trae sus dividendos, pero los que votarán serán los panistas quienes de acuerdo con su criterio y a partir de la pertenencia a determinado grupo, emitirán su voto.

Ahí es donde Nava está en clara desventaja.

Además, si bien para el dirigente nacional del partido, la participación de Nava en las elecciones es indispensable, en el seno partidista no necesariamente comparten esa percepción, pues nadie puede afirmar que en dos años de gobierno municipal se ha visto al PAN gobernando la capital.

Por lo pronto, el blanquiazul se decidió por la consulta interna, un riesgo democrático que vale la pena aquilatar pues permite que se presente ante el electorado como un partido que se propone elegir al mejor de entre sus aspirantes.

Que sea un externo o un miembro del partido será algo que definan los panistas; la forma en como se estructure y se desarrolle el proceso será fundamental, si lo hacen con limpieza y sin trampas, lograrán un posicionamiento envidiable para las elecciones, pero si resulta lo contrario, llevarán las de perder.

No importa quien resulte electo candidato, de surgir de un proceso amañado, tramposo, inducido y manipulado, el PAN estará cargando una vez más con la derrota.

El viejo pragmatismo gradualista del partido se quiere imponer con Nava, único en la oposición bien posicionado en encuestas frente a MORENA.

Se ha tratado de imponer la idea de que por ello, Nava es indispensable para el PAN; de ser así, lástima de partido que a falta de perfiles propios, tiene que recurrir a un caza candidaturas como el ex diputado federal por el PRD que en 2015, hizo campaña junto a Ricardo Gallardo Juárez, hoy por hoy, el villano favorito de Xavier Nava Palacios.

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