Alejandro Rubín de Celis
La rebatinga por la candidatura al gobierno del estado de la coalición entre Morena, el PVEM (Partido Verde Ecologista de México), el PT y NA (Nueva Alianza) ─pendiente de ser aprobada por el Consejo Nacional de Morena y por el organismo electoral a nivel estatal─ apenas empieza y ya presenta el riesgo de un rompimiento entre los dos primeros partidos que podría derivar en la cancelación de ese acuerdo electoral.
El problema comenzó cuando el nuevo dirigente nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo mandó un representante a firmar la solicitud de registro de la coalición la noche del martes 10 de noviembre sin haberlo consultado previamente, ni menos contar con el aval de militantes, consejeros y dirigentes locales de ese instituto político, que ese mismo día por la mañana habían expresado su rechazo a una alianza con el Partido Verde dada su repulsión al desprestigiado diputado federal, Ricardo Gallardo Cardona, que es quien quiere ser el candidato de esa coalición al gobierno del estado.
Al día siguiente del zafarrancho en las instalaciones del Consejo Estatal Electoral y de Participación Ciudadana (Ceepac) entre militantes de Morena a nivel local, el representante del Comité Nacional de ese partido, y firmantes del acuerdo por parte del PVEM y de NA, Mario Delgado escribió un mensaje en su cuenta de Twitter en el que afirma que se consultará a la militancia potosina para definir la alianza con otros partidos.
Desde hace más de un año, siendo diputado federal y ahora ya como dirigente nacional de Morena, Mario Delgado sabe muy bien del rechazo generalizado de los morenistas de San Luis hacia Gallardo Cardona y sin embargo esperó hasta el último momento para dar un albazo y presentar la solicitud de registro de la coalición con los cuatro partidos señalados. ¿Por qué no consultó con tiempo suficiente a sus correligionarios en San Luis Potosí? ¿Será que en su fuero interno sigue considerando al diputado federal como el candidato de esa coalición al gobierno del estado?
Aún falta que el Consejo Nacional de Morena defina este domingo 15 de noviembre si aprueba la coalición tal como la presentó el comité nacional ante el Ceepac, y también está pendiente que el organismo electoral local resuelva cuál de las dos solicitudes de registro aceptará, si la que presentó el comité estatal y que excluye al PVEM y NA, o la que presentó el comité nacional.
Como quiera que sea, el madruguete impuesto por Mario Delgado despierta sospechas aún cuando el miércoles 11 declaró que los candidatos a las 15 gubernaturas que se disputarán el año próximo los decidirá Morena, y anunciar que este mismo fin de semana inicia una consulta para definir quiénes serán los abanderados de ese partido en esos estados.
En respuesta a los anuncios de Delgado Carrillo, el líder nacional de PVEM, Carlos Puente Salas, advirtió que no aceptarán condicionamiento alguno por parte de Morena respecto a la selección de candidatos en los estados de San Luis y Guerrero, toda vez que los convenios firmados “… establecen q los partidos coaligados tienen los mismos derechos para proponer a las mujeres y hombres mejor posicionados para participar en la selección d candidatos” (sic), sentenció en un tuit emitido la noche del miércoles.
Si estas tensiones entre dirigentes partidistas que se han desatado en horas recientes son genuinas, existe el riesgo de que se rompa el acuerdo firmado y de que Gallardo y el Verde vayan por su lado en la contienda y Morena y el PT por el suyo, pero también puede tratarse de una maniobra simulada que le dé tiempo a Mario Delgado para tratar de encontrar una salida política a fin de que Gallardo Cardona ─con quien mantiene una relación muy cercana desde hace dos años en los que el Partido Verde ha apoyado todas las iniciativas de reforma de Morena y del presidente AMLO─ quede entre los precandidatos de la coalición y en condiciones de ganar la encuesta.
Si esa es la estrategia de Mario Delgado, el rompimiento será con la militancia y la dirigencia de Morena en San Luis Potosí que, como ha quedado claro, no están dispuestas a respaldar la candidatura del ex alcalde de Soledad.
Es lamentable pero es una realidad no sólo en México sino en otras latitudes, que partidos antagónicos llegan a aliarse en busca del triunfo en una elección ─en la que casi siempre lo que prevalece son los intereses personales y de grupo y no los de la población─. Para poder vencer a la coalición Sí por San Luis, integrada por PAN, PRI, PRD y Partido Conciencia Popular (PCP), Morena necesita del Verde y más específicamente de las huestes y los votos que, a lo largo de meses de actos anticipados de campaña y entrega de dádivas, tiene en la bolsa Gallardo Cardona ─y así lo demuestran las encuestas─ para ganar la contienda, y eso lo sabe la mayoría de los militantes, consejeros y dirigentes de Morena en San Luis Potosí, siempre y cuando el candidato salga de las filas de Morena.
En 1991 San Luis ya tuvo una experiencia de alianza de partidos diametralmente opuestos, el PAN y el PRD ─entonces acérrimos enemigos políticos, uno de derecha y el otro de izquierda─ que junto con el Partido Demócrata Mexicano (PDM) lanzaron como candidato a la gubernatura al doctor Salvador Nava Martínez. En esa ocasión el factor de unión electoral se dio gracias a la figura de un líder carismático que atraía multitudes por su honestidad, valentía y probado compromiso social.
En esta ocasión no es así. Hace casi seis años se demostró que a quien quiere imponer el Partido Verde en coalición con Morena desvió 209 millones de pesos de las arcas del ayuntamiento de Soledad hacia sus empresas ─aunque lo hayan exculpado por acusarlo de haber cometido otro delito que no fue probado─; sobre él pesan dos denuncias radicadas en la Unidad de Inteligencia Financiera de la SHCP y un procedimiento sancionador abierto por el INE por propaganda personalizada presuntamente pagada con recursos públicos en el contexto de la pandemia de la Covid-19.
Por lo pronto y mientras se desenreda esta madeja de circunstancias políticas y judiciales, militantes de Morena y seguidores de la 4T han puesto en circulación un formato para recabar firmas que se harán llegar a las instancias de decisión de ese partido en rechazo a la posible candidatura de Ricardo Gallardo Cardona como parte de una coalición con Morena.