Réplica del vocero de la Arquidiócesis de San Luis Potosí

En atención al derecho de réplica solicitado por Juan Jesús Priego Rivera, vocero de la Aquidiócesis de San Luis Potosí, se reproduce íntegramente el contenido de una carta relacionada con la columna Transición, publicada éste día.

Muy apreciados lectores de Astrolabio:

Haciendo uso del derecho de réplica que me asiste como ciudadano mexicano, me he creído en el deber de hacerles llegar algunas aclaraciones respecto al artículo: “¿Actuarán la Segob, el INE y la Fiscalía Especializada contra el vocero del Arzobispado?”, firmado por el periodista Alejandro Rubín de Celis y aparecido el día de hoy en este mismo portal de noticias.

            En dicho artículo se me acusa de haber violado la Constitución haciendo declaraciones de tipo proselitista que mi condición de ministro de culto me niega en su artículo 130.

            Ante esto debo aclarar que en ningún momento hice una labor de tipo proselitista, sino solamente recordar a los periodistas presentes en la rueda de prensa del pasado miércoles  9 de diciembre que el sistema democrático de gobierno que nuestro país suscribe se basa en el equilibrio de los poderes, y que si existen determinados grupos políticos opositores que han decidido unirse para restablecer el equilibrio del poder legislativo, de tal manera que no sea un solo partido el que tome en la Cámara de Diputados todas las decisiones que incumben a los mexicanos, están en toda la libertad de hacerlo.

            A la pregunta que se me hizo: “¿Se vale que partidos tan disímiles se coaliguen para derrotar a Morena?”, respondí que se vale, pero nunca declarando que se votara por tal alianza, ni que yo en lo personal votaría por tal alianza.

            El periodista Alejandro Rubín de Celis, a mi parecer, cometió un grave error periodístico, o, por lo menos, una omisión profesional: no se tomó el trabajo de escuchar el audio de la rueda de prensa y se basó para su artículo en un video –editado, por supuesto, para fines prácticos y  transmitido después en una televisora local- en el que no se da cuenta de cuál era la pregunta a la que yo di esas respuestas por las cuales él juzga que yo violé el artículo 130 constitucional. Y, como se sabe, cuando el contexto desaparece, toda respuesta puede llamar a confusión.

            ¿Estoy  favor de la democracia? Sí. ¿Es benéfico para la democracia que exista oposición? Sí. ¿Se vale que los partidos se unan para formar una alianza? También, puesto que la ley electoral lo permite.

            Incluso, tal como está escrito, dicho artículo da la impresión de que el periodista hace un llamado a las instituciones que aparecen en el encabezado para que tomen, por lo que hace a mí, todas las medidas pertinentes al caso. Dice allí:

            “Dejar pasar estos delicados pronunciamientos de Juan Jesús Priego Rivera abriría la puerta para que otros ministros de culto, no sólo en San Luis Potosí sino en otros estados de la República, busquen influir en el electorado para favorecer a un candidato, partido o coalición y eso contribuiría a una contienda inequitativa en la que se hace uso de la manipulación y no de una libre elección razonada e informada de los electores”.

            Por medio de la presente réplica declaro que no busco influir de ninguna manera en el electorado ni está en mi intención influir en la política electoral: de ser así, no habría entrado al Seminario para hacerme sacerdote. Las luchas partidistas están fuera de mi interés, y lo único que me importa es Dios, la Iglesia y México. Pero yo le hago una pregunta a Alejandro Rubín de Celis: ¿Acaso no ha visto ministros de culto no católicos al lado del Presidente en algunos eventos multitudinarios? ¿Acaso no ha escuchado declaraciones de por lo menos un ministro católico ensalzando la figura presidencial? ¿Por qué la alabanza no molesta y la crítica sí? ¿Por qué en un caso se falta a la ley y en el otro no?

            Y remata su artículo de la siguiente manera: “El asunto es tan grave -además de su pública animadversión hacia el presidente Andrés Manuel López Obrador- que, al margen de la sanción legal a que se haga acreedor, el Arzobispo Carlos Cabrero debería considerar seriamente removerlo del cargo”.

             Yo estoy a las órdenes, en efecto, de mi superior, que es el Arzobispo, y cuando él decida relevarme, yo acataré gustoso su decisión. Pero me parece que pedir mi remoción es tanto como si yo pidiese a Astrolabio que lo remuevan a él por haber cometido un error profesional: el de no ir a las fuentes primarias, como exige el buen periodismo, y atenerse a lo dicho por otros medios de comunicación. El autor del artículo se tomó el tiempo para revisar los Códigos, pero no para escuchar enteramente la rueda de prensa.

            Sé que algunas personas le han tomado la palabra e interpondrán contra mí una queja ante la Secretaría de Gobernación, y estaré al pendiente de cualquier llamado. Temo, sin embargo, alguna agresión física a causa de este artículo que puede suscitar animadversión en algunos lectores contra mi persona.

            Por último, recuerdo a sus lectores que la Iglesia no está a favor de ningún partido político, ni en contra de ninguno, sino de México y del bien común, y que en ella tienen cabida y lugar los militantes de todos los partidos.

            Muchas gracias.

            Atentamente,

            Juan Jesús Priego Rivera

            Vocero de la Arquidiócesis de San Luis Potosí.

 

¿Actuarán la Segob, el INE y la Fiscalía Especializada contra el vocero del Arzobispado?

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