Antonio González Vázquez
“Sí por San Luis”, el engendro creado para impedir que la cuarta transformación se haga del poder en San Luis Potosí, no es el trabuco que se esperaba; es apenas un conjunto desdibujado de membretes de partidos en franca crisis de representación.
Se esperaba una coalición de largo aliento, capaz de irrumpir en la escena electoral como poderosa maquinaria ensamblada para arrasar y atraer multitudes; sin embargo, es la pálida sombra de lo que los partidos que la integran llegaron a ser en otros tiempos.
La unificación forzada de Acción Nacional con el Revolucionario Institucional, el de la Revolución Democrática y como rémora, Conciencia Popular, fue vista con incredulidad por sus diferencias ideológicas y doctrinarias. En el mejor de los casos, es una expresión de humorismo involuntario.
Juntos, la derecha, la izquierda y el centro en un manojo de visiones políticas disímbolas que históricamente han chocado, ahora unificados con el objetivo de poner freno al obradorismo.
Cada partido tenía identidad propia; la perdieron al coaligarse. Es una alianza sin identidad que no ha logrado generar confianza ni credibilidad; se le percibe desarticulada y extraordinariamente anquilosada.
El uno de diciembre del año pasado, la alianza fue registrada ante el organismo local electoral. Tres meses y tres semanas después, “Sí por San Luis” dista mucho de ser la potencia vaticinada y se aproxima más a un conjunto de partidos desmantelados y achacosos.
Acción Nacional ha tomado el mando de la campaña para gobernador mientras que el PRI, PRD y CP, van como comparsa, aliados indeseables pero necesarios.
Según sondeos demoscópicos, esos tres partidos reúnen más del 50 por ciento de rechazo electoral; la mitad del potencial electorado nunca votaría por ellos. El hecho de que se hayan aliado con el PAN no cambia ese sentimiento de rechazo.
“Primero es el proyecto y después las personas, primero San Luis Potosí”, decían en el PRI. Se trata de sumar fortalezas, coincidían los dirigentes de los cuatro partidos. El proyecto y las fortalezas, no se perciben por ningún lado.
Resaltan sus debilidades: un candidato a gobernador de bajo perfil, una campaña anodina y sin identidad, alejada de la realidad y ausente de crítica, convencional y sin interés.
Al arranque de la campaña de César Octavio Pedroza Gaitán, el analista, Eduardo Martínez Benavente definió con puntualidad al candidato de “Sí por San Luis”: “anodino”, “gris” y “mediocre”.
Tan punzante descripción se ha ido confirmando día a día. Pedroza ha sido incapaz de elaborar un mensaje que denote la pluralidad que supone la alianza que lo postuló: es un panista en campaña, solo eso.
No ha logrado elaborar un mensaje unificador de las distintas ideologías que lo postulan, lo cual, deja ver que los otros son solo unos arrimados.
Vuelan tan bajo que causan pena. El engendro no asusta a nadie.
Los potentados del sector empresarial y los grupos de etiqueta del PRIAN que están detrás de esa coalición, apelaron a un golpe propagandístico para dar oxígeno a Pedroza; recurrieron a Consulta Mitofsky que hace unos días le dio la delantera en la preferencia electoral hasta con 15 puntos.
En el entorno de Pedroza, se dijeron asombrados, porque acotaron, ellos no pagaron el sondeo. Ingenuidades propias de una campaña que no levanta. Lo saben, pero no lo quieren entender, puede más su petulancia.
El problema es de fondo: tiene que ver con la falta de liderazgo de Pedroza y una campaña sin empuje; deberían ver focos rojos de alerta, pero los ven verdes porque se creen lo que no es.
El Observatorio Electoral del Colegio de Especialistas en Demoscopía y Encuestas (CEDE), que recopila datos de estudios de opinión en las entidades donde se renovarán las gubernaturas, al día de hoy muestra cuatro sondeos: en tres el PVEM-PT, van a la cabeza en la preferencia electoral y en una,“Sí por san Luis”.
Esa suma de partidos no ha dado resultado: el PRI gobierna San Luis Potosí, sin embargo, el jefe nato del partido, es decir, el gobernador Juan Manuel Carreras López, nunca se comprometió ni está comprometido con la alianza; el PRD es como una ruina tras el temblor y Conciencia es una franquicia de Oscar Vera que atrae más repulsión que votos. Ejemplo: Los Vera, padre e hijo (Jorge Alejandro) van por la séptima legislatura consecutiva como plurinominales.
El lema “Vamos a la segura”, es un despropósito: ¿ir a la segura como hasta ahora con el mismo derrotero del gobierno del PRI y Carreras, ir a la segura como en el ayuntamiento de San Luis Potosí, gobernado por el PAN, plegado a los intereses del capital?
“Yo compré boleto de ida y no compré boleto de regreso, este camino va a terminar el día que tomemos protesta como gobernador del estado de San Luis Potosí”, es el mantra de Pedroza en campaña, pero suena tan hueco como el lema que postula.
Deuda pública, inseguridad, pobreza, corrupción e impunidad, son algunos de los saldos negativos del PAN y el PRI en los últimos tres sexenios en San Luis Potosí: ¿A eso le llaman ir a la segura?
“Que vayan haciendo maletas los que ocupan hoy temporalmente el palacio nacional porque lo vamos a recuperar para los mexicanos, para la gente decente”, arengó Pedroza en un mitin en Mexquitic. Palabras muy aventuradas con el tono de esa arrogancia tan propia del candidato.
Mala idea hablar de “gente decente” cuando es candidato del PRIANRD, porque existe una estela de corrupción imborrable en México y en San Luis.
La semana pasada, al reunirse con sus principales impulsores, es decir, dirigentes y socios de las cámaras empresariales, Pedroza ofreció un esbozo de un plan de seguridad, pero se reservó decir que el gobierno de Carreras y del aliado PRI del que es candidato, es ya el más violento y mortal en los últimos veinte años. No se deslindó del gobierno priísta y de su fallida estrategia, sino que la respaldó con su silencio.
“Yo si le entro al tema de la inseguridad y ese es mi compromiso”, les dijo a los empresarios, lo que implica que Carreras no le entró al tema, tal vez eso le habría gustado decir, pero no fue así.
Como candidato de la alianza, carga con todos los negativos del gobierno saliente, eso es ineludible, lo cual es un hándicap muy pesado que se refleja ya en la insulsa campaña en la que se menciona la problemática potosina, pero se omite a los que la han provocado o han sido incapaces de resolver.
Las últimas encuestas de aprobación del gobernador han sido lapidarias: apenas supera el 30 por ciento de aprobación y eso incide en la percepción que se tiene de la alianza, pues representa más de lo mismo.
Pedroza representa al PRI, partido que lleva la delantera cuando se hace la indecorosa pregunta: ¿por cuál partido nunca votaría?
Candidato débil pero soberbio, partidos fracturados y desmantelados, es la ecuación perfecta para perder una elección. Claro, ellos dicen que van a ganar, ni modo que proclamen otra cosa.