Centinela: Cerró campaña alianza obscena movida por la ambición

Antonio González Vázquez

La coalición “Sí por San Luis” cerró campaña de proselitismo y no logró disipar la percepción de que es una alianza movida por la ambición. La noción de que el PRIANRD se unieron por el bien superior de los potosinos, se quedó en el terreno de la basura propagandística.

Con César Octavio Pedroza Gaitán como abanderado, se sumaron a la tarea encargada por los empresarios Claudio X. González y Gustavo de Hoyos: derrotar a la cuarta transformación en San Luis Potosí.

Los artífices de la coalición nacional “Va por México”, marcaron la directriz a seguir ante la ausencia de liderazgos en una oposición moralmente derrotada. Esa élite económica del país organizó y unificó a partidos contrarios para lanzarlos al proceso electoral 2020-2021.

Marko Cortéz, Alejandro Moreno y Jesús Zambrano, líderes nacionales del PAN, PRI y PRD, respectivamente obedecieron las instrucciones del Poder Económico. Acordaron alianzas en todo el país, de manera significativa en elecciones para gobernador y diputados federales.

Los partidos pasaron a convertirse en instrumento de la oligarquía y con ello, los candidatos de tal alianza, siguen, como vasallos, lo que les ordenan sus jefes reales. No están para obedecer el mandato de la gente sino a los creadores de tan obscena alianza.

En San Luis Potosí el proyecto no encontró obstáculos y negociaron las candidaturas como quien se reparte un botín mal habido. Para el PAN la gubernatura, para el PRI la alcaldía capitalina, para el PRD tal o cual distrito y para Conciencia Popular, lo que sea, para ese partido cualquier migaja es ganancia.

Fue sencillo, en cada partido realizaron el protocolo de aprobación de la alianza pues las órdenes venían de arriba, más allá de los partidos.

Con más incertidumbre que certeza, “Sí por San Luis” y Pedroza Gaitán emprendieron una campaña que no logró levantar lo suficiente, pese a contar con el impulso y patrocinio de los potentados económicos de San Luis Potosí.

La mayor parte de los medios de comunicación, históricamente afines al PRI, PAN y sector privado, abrieron sus espacios y aplaudieron la campaña de Pedroza; le dieron todo su apoyo, pero ese respaldo no logró incidir en la opinión pública pues la coalición no llega a la jornada electoral como la propuesta a vencer.

Las limitaciones del ex alcalde capitalino se hicieron patentes en la campaña: no es un orador avezado sino más bien anticlimático; no es un político extrovertido sino más bien cerrado y arrogante.

Está lejos del carácter abierto y espontáneo del que convoca a multitudes; su palabra no concita entusiasmo; es un político plano, gris, sin gracia, de limitado imán popular. Su discurso no le ayuda: se presenta como quien tiene respuestas para todo y que la suya es la única verdad.

No se sabe qué sucederá el día de las elecciones, pero Pedroza hizo todo lo que pudo y también lo que no le habría gustado hacer.

Hace apenas unos días, se reunió con el ex gobernador Fernando Toranzo Fernández y presumió el encuentro como si se tratase del apoyo de un político querido por la gente o faro de honestidad.

El gobierno de Toranzo es recordado por la corrupción y los excesos en el poder, en cuyo caso, Acción Nacional fue crítico feroz y permanente: en las elecciones de 2015, acusó a Toranzo de haber encabezado una elección de Estado para cometer fraude a favor del priísta Juan Manuel Carreras López.

Es tan obscena la coalición, que ahora Pedroza se toma la foto con Toranzo y festejan juntos su ambición por el poder. Esto no da votos ni alienta la preferencia de nadie.

Poco antes, Pedroza se reunió con panistas y priístas ex presidentes municipales de la capital. Todos llevaron al municipio a lo más hondo de la corrupción y la incompetencia en perjuicio de la gente. Ahora, se juntan porque coinciden en la urgencia de recuperar ese espacio de poder para ellos.

Ayer, en su cierre de campaña, con la superficialidad que le caracteriza, el ex senador panista se comprometió a “fundar un nuevo San Luis Potosí”, algo que va en la misma idea de Carreras de “prosperemos juntos” o de Toranzo, “vamos a escribir la nueva historia de San Luis Potosí”.

Para despertar el interés en su campaña, presuntos liderazgos vinieron a San Luis para acompañar a Pedroza en algún evento, ofrecieron ruedas de prensa y grabaron mensajes en video.

La estrategia fallida, dejó un mal sabor de boca: solo les faltó que viniera el gobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca para hablar del riesgo de que gobiernen los criminales.

El último tramo de la campaña de Pedroza, tuvo como foco principal a José Ricardo Gallardo Cardona, bajo la tesis de que se trata de un delincuente, de un narco, de un criminal. Paradójicamente, el mandatario tamaulipeco y de filiación panista, es investigado por la Fiscalía General de la República por los mismos delitos de que se acusa aquí al Pollo.

En una parte del discurso de cierre de campaña, Pedroza proclamó que “en San Luis no van a pasar los bandidossomos más los buenos que los malos”. No se puede tomar la bandera contra un estado narco, cuando tienes a uno en el gobierno del PAN.

Ese ha sido el gran problema de la campaña: esconder los trapos sucios en el armario; los acumulados en los últimos sexenios del PRI y el PAN son tantos que al no tocarlos, el candidato se volvió cómplice por su silencio.

La candidatura no levantó: el PRIANRD dejó constancia de que representan los mismos intereses que no son los de la ciudadanía y ésta, no los percibe como instrumento de cambio.

La coalición parecía tener un escenario favorable: un candidato como Gallardo Cardona con un historial negro y Mónica Liliana Rangel Martínez, impuesta por la dirigencia nacional de Morena, cuya candidatura fracasó al no transmitir la certeza de que representa al obradorismo y a la cuarta transformación.

Pese a ello, “Sí por San Luis” llegará al día de la elección con las mismas posibilidades de triunfo y/o derrota de “Juntos Haremos Historia” y Morena.

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