Por Ignacio Romero
En las elecciones del año 2018 fue el voto de las clases medias el que hizo posible el triunfo de Morena para gobernar a Mexico.
No fue una contienda entre los pobres y la élite adueñada del país como nos han repetido hasta el cansancio, en ese año y según datos del CONEVAL y del INEGI la mayoría de la población pertenecía a las clases medias .
Por un desconocido atavismo todos los políticos, de cualquier tendencia, de izquierda, centro o derecha, apenas logran alcanzan el poder cambian sus vestiduras por los hábitos de San Francisco para predicar con el mantra: “primero los pobres”, con el resultado fatal de que al final de sus respectivos gobiernos dejan mayor número de personas en pobreza de los que había al principio de sus gobiernos.
Hoy los que pertenecemos a la llamada clase media nos sentimos más olvidados y lastimados por este gobierno insensible que nos ha dado la espalda a pesar de que somos nosotros los que llevamos la carga de crear el mayor número de empleos y generar riqueza para ser repartida en los necesarios programas sociales que aminoran el sufrimiento de los más desvalidos.
Gran parte de los recursos generados por estos mexicanos se diluye en las oficinas de gobierno, en gastos suntuarios, ceremonias inútiles y en programas fallidos o en obras faraónicas que solo aumentan la riqueza de políticos y de empresarios cómplices.
A unas horas de abrirse las casillas para recibir el voto que reflejará el sentir de los ciudadanos hacia los actuales gobernantes surge la duda sobre hacia donde se encaminará el voto de estos millones de ciudadanos enojados y frustrados por las promesas incumplidas en prácticamente todos los rubros.
En este momento histórico y definitorio para Mexico sobresalen dos opciones principales: nuevamente dar un voto de confianza a los políticos de los partidos políticos que tanto daño nos causaron con su corrupcion e impunidad, o refrendar nuestro apoyo a un equipo que gobierna a base de mentiras, ocurrencias y una ineptitud nunca antes vista en la política de nuestro país.
Quizá además de estas dos opciones se opte por la de acotar el poder absoluto del presidente votando para equilibrar los contrapesos en la Cámara de diputados pero sin extender un cheque en blanco a los partidos opositores .
En fin, la moneda está en el aire y no tardaremos mucho en conocer el desenlace de esta elección y que sea lo mejor para Mexico y para los mexicanos.
