Ve lo más atrás que puedas en tus recuerdos… ¿Cuál es el más antiguo que recuerdas? Quizá es una pelea con tu hermano, una comida con tus padres, jugando en el parque… Escenas que flotan perdidas en las marismas de nuestra memoria que no cuentan con un sentido claro, que están ahí, pero por mucho que queramos ir atrás y más atrás aún, somos incapaces de alcanzarlos.
¿Por qué no podemos recordar el instante en que nacimos? ¿O nuestros primeros pasos? ¿La reacción de nuestros padres al pronunciar la primera palabra?
Diversas teorías y explicaciones existentes ante este hecho se han planteado, siendo las más comunes las siguientes:
¿Amnesia infantil?
Al ser mayores, no tenemos problema alguno para recordar lo que hicimos en el día, pero durante los primeros instantes de nuestra infancia en que nuestro cerebro no es tan nuevo, parece que no somos capaces de almacenar recuerdo alguno.
No, no es amnesia.
Los científicos explican que el cerebro y el hipocampo están en continuo crecimiento al nacer; se trata de un proceso llamado “neurogénesis”, es decir, segundo a segundo van apareciendo neuronas nuevas, pero estas neuronas imprescindibles para el aprendizaje, hacen que a su vez sustituyan las que guardan recuerdos. Unas se van sustituyendo por otras a medida que evolucionamos, pero esta creación neuronal “borra” toda posibilidad de que nuestro hipocampo conserve esos primeros momentos.
¿Se borran o se conservan?
Según Freud no existiría un borrado tal cual, sino una “represión”, es decir, los escondemos ¿Pero por qué?
Nunca lo dejó muy claro, de ahí que Jean Piaget hablara después de un almacén donde la información se guarda de forma diferente, ya que en nuestros primeros años de vida nos regimos más por lo sensorio-motor y procesamos la información por los sentidos, por el tacto, el gusto, la vista… No se trata de un tipo de memoria similar a la de un niño más grande 4 a 5 años, cuando los recuerdos ya disponen de un sentido más lógico y accesible.
¿Es posible entonces recordar esos primeros años?
Varios científicos están estudiando en la actualidad la posibilidad de acceder a esos primeros recuerdos, hasta ese primer instante de nuestro nacimiento. De ahí que se estén realizando varias pruebas con niños de 6 y 7 años, preguntándoles básicamente qué recuerdan de su pasado.
Los resultados han mostrado claramente un hecho bastante significativo, y es que los recuerdos claros se inician justo en ese tiempo en que empezamos a hablar, a comunicarnos. El lenguaje es pues, una pieza fundamental para que los recuerdos se vayan construyendo en nuestro cerebro; olvidamos todo aquello que no pudimos expresa cuando lo experimentamos.
De momento, la duda queda aclarada, aunque son muchas las personas que dicen recordar sus primeros días de vida en este mundo, imágenes claras que han sido contrastadas con los progenitores. La puerta a nuevas teorías no parece estar cerrada del todo.
¿Eres de esos afortunados que guardan recuerdos claros sobre los primeros momentos de tu existencia? ¡Cuéntanos!