Por Victoriano Martínez
Hay una constancia de mayoría como gobernador electo, pero también una solicitud de juicio de nulidad de la elección a gobernador del Estado, lo que significa que la determinación final aún no está dada. El próximo 11 de septiembre, cuando el Consejo Estatal Electoral y de Participación Ciudadana esté en condiciones de emitir el dictamen de validez de la elección, el proceso concluirá.
Con el juicio de nulidad en proceso ante el Tribunal Electoral del Estado, es de suponer que las acciones de las partes, las del candidato con constancia de mayoría y las del candidato inconforme, atienden a un ánimo de dar verosimilitud a un ambiente favorable a la posición que les correspondieron como resultado del recuento de los votos.
A Ricardo Gallardo Cardona le corresponde asumir el papel de quien no tiene duda sobre el resultado y, en esa lógica, no es de extrañar que esta semana inicie una gira de agradecimiento por las cuatro regiones del estado y, vaya incluso más allá, al anunciar reuniones con alcaldes electos para “coordinarse”.
Del otro lado, el silencio de Octavio Pedroza Gaitán como promotor del juicio de nulidad muestra una escasa convicción sobre los motivos que defiende, sobre todo cuando históricamente ese tipo de defensa del voto popular han ido acompañados de movilizaciones, realizaciones de eventos en los que se denuncian detalles de las irregularidades, etc.
Un clima post electoral favorable al triunfalismo de Gallardo Cardona ante la poca contundencia –más bien nula presencia– de una exhibición de una inconformidad con el resultado que sea acorde a la petición de nulidad de la elección.
Una circunstancia que permite que a dos meses y medio de la determinación definitiva del proceso electoral, fiel a su actitud precoz (adelantarse a tiempos electorales, aprovechar precampañas para hacer campaña, etc.) Gallardo Cardona se adelanta con un avance en la integración de su gabinete con la revelación de que J. Guadalupe Torres Sánchez será su secretario General de Gobierno.
Aunque resulte lógico que eche mano de los personajes que lo han acompañado en su carrera en la administración pública, la revelación da cuenta de que tendrá continuidad en su forma de operar que no está exenta de señalamientos e investigaciones por parte de instancias federales sobre desvíos, evasión de impuestos y hasta posibles nexos con el crimen organizado.
El propio Gallardo Cardona señaló que Torres Sánchez hizo un buen trabajo como secretario del Ayuntamiento de Soledad de Graciano Sánchez cuando él fue alcalde.
No hay que olvidar que fue por desvíos en esa administración por los que Gallardo Cardona fue aprehendido y luego liberado, aunque no exonerado, sino porque se le acusó de un delito distinto al que el juez describió con lujo de detalle en la sentencia de amparo por el que quedó libre. Torres Sánchez como su funcionario debió estar al tanto.
El antecedente más reciente de Torres Sánchez tiene que ver con que figuró entre los cuatro diputados señalados por Enrique Flores Flores como operadores de la ecuación corrupta en la pasada Legislatura. Jugó un papel de tal relevancia, de acuerdo con la descripción hecha por el panista, que prácticamente era el garante de la limpieza de las cuentas a cambio de un moche.
“Ahora, para que sea más transparente, no solamente él (Oscar Bautista), puede ir Lupe (Torres Sánchez), el presidente de la Comisión, para que también lo que digan lo sostengan”, le explicó Flores Flores a Crispín Ordaz, alcalde de Ébano, a quien trataba de convencer para prestarle el servicio de limpia de su cuenta pública.
Se trata sólo de dos ejemplos conocidos públicamente sobre actitudes previas del personaje que Gallardo Cardona escogió para abrir la especulación sobre la conformación del equipo y el tipo de gabinete que podría hacerse cargo de la administración pública estatal, tras la declaración de validez de la elección y el cambio de poderes.