Antonio González Vázquez
La Sierra de San Miguelito y su pequeño tesoro, La Cañada del Lobo, están más visibles que nunca y sus potenciales depredadores seguramente no están nada contentos. Y el mensaje es: no nos vamos a dejar de los funcionarios ni de los inmobiliarios.
“La Mañanera” presidencial del miércoles 21 de julio, colocó a la sierra en la agenda de los asuntos sobre los cuales el presidente Andrés Manuel López Obrador debe andarse con mayor tiento.
En San Luis Potosí sabemos muy bien cómo andan las cosas con lo de la sierra y “Julio Astillero”, al igual que muchos, no mentimos.
Ese día, Ana Elizabeth García Vilchis, responsable de la sección “Quién es quién en las mentiras de la Semana”, cargó en contra del periodista Julio Hernández López por el manejo de información y de sus opiniones, contrarias a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y de su titular, María Luis Albores González, en torno al proceso de declaratoria de Área Natural Protegida (ANP) en la Sierra de San Miguelito.
La serie de desmentidos regresó a la Presidencia de la República como un boomerang, que terminó por asestar un contundente golpe a la credibilidad de la secretaria Albores y colaboradores.
Al exponerse el tema en el espacio preferido del presidente, lo que se logró, más que desmentir a “Julio Astillero”, fue motivar al país a voltear a ver lo que ocurre en San Luis Potosí.
La gran vitrina que es “La Mañanera” ensanchó el horizonte de visiones críticas al desempeño gubernamental respecto del tema, que enseguida se han multiplicado.
Diarios nacionales y noticieros de televisión que no se habían ocupado de la Sierra de San Miguelito, sorprendentemente le abrieron espacio como resultado de que desde la presidencia se tildaba de mentiroso a uno de los periodistas más prestigiados de México.
Cuando la prensa es crítica, incisiva y antepone el interés público, incomoda al poder, así sea la Cuarta Transformación que se asume inmaculada.
El mismo miércoles, desde sus redes sociales y en distintos espacios informativos, Hernández López le respondió a la Presidencia con documentos y testimonios; acreditó fuentes, argumentó sus opiniones y reafirmó la convicción de muchos potosinos de que en el proceso de declaratoria hay cosas que no se han hecho bien, que hay cabos sueltos y que hay serias dudas sobre la actuación de funcionarios de la Semarnat.
El próximo miércoles 28 de julio, el periodista y columnista de La Jornada estará en “La Mañanera” para hacer uso de su derecho de réplica.
Ya respondió a los tres desmentidos que le hizo García Vilchis, pero ahora lo hará en presencia del presidente López Obrador, de quien lo menos que se puede esperar es una reacción de congruencia y que demuestre que no es igual a los ex presidentes, que el primero de agosto van a ser sometidos a una consulta popular.
Será un momento muy importante para los potosinos.
El caso no se limita a si un periodista dijo o no mentiras (que no las dijo), sino que será una oportunidad invaluable para que el presidente ponga fin a las discusiones y toque el fondo del asunto.
Para empezar, eliminar los visos de simulación existentes que derivan en la manipulación del proceso al excluir deliberadamente las mil 805 hectáreas donde se ubica La Cañada del Lobo.
El presidente públicamente dijo en varios foros que la “Sierra no se toca” y garantizó que será Área Natural Protegida”; le preguntó a la gente y la respuesta fue no al desarrollo inmobiliario.
Su promesa está atorada en la Semarnat, basta ordenar de forma terminante que se cumpla su mandato y el de la gente. El interés general está por encima de todo.
No es momento de discutir si alguien miente, es hora de actuar y el presidente tiene la facultad legal para mantener a salvo La Cañada del Lobo y cerrar en definitiva la puerta a futuros proyectos inmobiliarios.
A estas alturas, López Obrador debe estar bien enterado de las argucias utilizadas por los empresarios para comprar la voluntad de comuneros insensibles; de cómo los inversionistas por años se han apropiado de tierras comunales con base a malas artes; debe saber que desde el gobierno estatal y municipal se han avalado virtuales despojos a favor de ambiciones sin medida de unos cuantos.
Los integrantes de grupos de defensa de la Sierra le han dado el beneficio de la duda al presidente en cuanto a que podría ser mal informado. López Obrador tendría que hacerse cargo personalmente del caso y resolverlo.
El bono de credibilidad se le está agotando al presidente, eso es un hecho. Podrá tener miles de cosas por atender y hacer, pero debe incluir a la Sierra entre sus prioridades porque está en juego su palabra.
Por ejemplo, le puede ordenar a María Luis Albores que viaje de inmediato a San Luis Potosí y que se reúna con los comuneros y grupos de defensa de la Sierra. Que los escuche y revise sus documentos y reciba quejas. Que venga a trabajar a ras de piso y tome con seriedad a San Miguelito.
Que le ordene estar en San Luis Potosí y permanezca el tiempo necesario. Que se ponga a estudiar la historia de la ciudad y de la Sierra para que comprenda el contexto de lo que ahora ocurre. Que se entere de la lucha histórica de los comuneros en defensa de sus tierras. Que conozca por testimonios directos de los negocios millonarios que han realizado los empresarios en tierras comunales.
Que le ordene ser una servidora pública sensible a los reclamos de la gente en su derecho a defender su tierra.
Este miércoles, el periodista Julio Hernández tendrá seguramente una intervención sólida y expondrá con suficiente claridad el tema de San Miguelito, lo deseable es que el presidente y la secretaria Albores escuchen sin prejuicios y muestren voluntad para reconocer que, si algo se ha hecho mal, se puede enmendar.
Y el aviso a la secretaria Albores, es: no nos vamos a dejar.