Tijuana, México (13 de junio de 2015).- Anastasia Lechtenko Masney declaró ser la responsable del homicidio de su madre y hermana de 12 años, cuyos cuerpos decapitó, desmembró y sacó el corazón a una y los ojos a otra, para tirarlos por el inodoro, ya que ambas eran “brujas”.
En su declaración ante agentes de la Unidad de Homicidios Dolosos de la Procuraduría de Justicia del Estado, la joven de 19 años confesó que a su madre, Yuliya Masney Safonchik, de 45 años, la ultimó ahorcándola y apuñalándola con un cuchillo de cocina. Posteriormente, a su hermana de 12 años, Valeria Masney, autista de nacimiento, la mató de igual forma y la decapitó.
Apenas en febrero, la joven había escapado de su casa, por lo que el Centro de Apoyo de Personas Extraviadas y Ausentes (CAPEA), emitió una pesquisa para localizarla. Fue localizada en Sinaloa, a donde llegó por cuenta propia, según asentó en ese entonces su madre en el perfil de Facebook de Anastasia, donde hizo una fuerte campaña para localizarla.
La noche del miércoles, la Policía Municipal atendió el llamado de algunos ciudadanos que reportaron olores fétidos en la Avenida Paseo Ensenada, de Playas de Tijuana, tras lo cual acudieron agentes de la policía Ministerial.
“Reportan olores fétidos de un domicilio en la Avenida Ensenada, acude la policía Ministerial, confirma estos olores característicos de cuerpos descompuestos. Ingresan al domicilio encontrando dos cadáveres, que con trabajos fueron identificados como los de Yuliya y Valeria Lechtenko Masney”.
El titular de la Subprocuraduría contra la Delincuencia Organizada, José María González, precisó que no hay una fecha para la comisión del crimen, pero que vecinos reportaron haber dejado de verlas desde el pasado domingo 7 de junio.
De acuerdo al reporte de los agentes a cargo del hallazgo, los cadáveres estaban descuartizados y metidos en bolsas plásticas en la zona del garage de la casa 2311 de la avenida Paseo Ensenada en la sección Jardines del Sol, en el Fraccionamiento Playas de Tijuana.
Las primeras investigaciones apuntaron hacia la joven Anastasia, ya que las cerraduras de la casa no estaban forzadas y ella presentaba una conducta irregular.
Su padre, Igor Lechtchenko, un entrenador de gimnastas en la Universidad Autónoma de Baja California, llegó al lugar del crimen la noche del descubrimiento, tras ser notificado por las autoridades.
Fuente: Excélsior.