120 filósofos: San Agustín de Hipona

El pensamiento racional sirve a la fe

354-430

Frater Ignatius

Teólogo y filósofo, San Agustín creó obras que son un referente en toda la literatura cristiana y en filosofía. Nació en Argelia y estudió en Cartago, Roma y Milán antes de regresar a África del Norte para fundar un monasterio. Se convirtió en Obispo de Hipona Regia en el año 395.

En el centro de la filosofía de Agustín, mora la creencia de que solo a través de la fe puede conseguirse la sabiduría. La filosofía y la religión buscan la verdad. No obstante, el teólogo considera que la religión es más efectiva para encontrarla. La verdad máxima es la beatitud, un estado de gracias en donde uno se encuentra con Dios.

Sostiene que la razón por si sola puede encontrar ciertas verdades parciales. La Verdad con mayúscula solo es posible a través de la fe.

Uno de los textos de Isaías en la Biblia dice que “sólo si tenéis fe habrás de entender”. Esta frase es axial en toda la filosofía de argelino. Da a entender que para adquirir conocimiento es imprescindible armarse de la fe.

Al principio Agustín renegaba de la religión, pero cerca de los treinta años se convirtió a la fe cristiana. La razón puede probar los dogmas de la fe.

Para el santo toda persona nace sin pecado. La redención solo es posible por la gracias de Dios pese a nuestras acciones en la tierra. Adán, al tomar la manzana, se condenó a sí mismo y también a toda la humanidad, a un castigo eterno.

Nuestra salvación radica en el arrepentimiento, pero esto no garantiza que seremos elegidos para ir al cielo y no al infierno.

Los argumentos que esgrime Agustín son hábiles racionalizaciones de la epístola de San Pablo a los Romanos. Siempre intenta sacar conclusiones lógicas de la epístola.

Las Confesiones de San Agustín es una obra maestra de la escritura. Llamó la atención del filósofo Wittgenstein en lo referente a la estructura de la lengua en general. Bertrand Russell se sorprendía de esta poderosa escritura y Rousseau se inspiró para hacer las propias.

Se le llamón doctor de la gracia y dejó plasmado a Penrose por su concepción del tiempo, el cual antecede los modernos conceptos de relatividad en física.

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