Por: Diana López.
Los sonidos del motor de coches, camiones, camionetas y motos han dejado de escucharse a lo largo de esta calle. Luce vacía, sin ese movimiento diario que repuntaba en ciertas horas del día. Unas mallas naranjas se encuentran colocadas a cada extremo de la calle, dejando espacio en las esquinas para que los transeúntes crucen la calle.
Las lluvias de los últimos días ya han ocasionado la formación de enormes charcos de lodo que dificultan el tránsito de las personas que caminan con dificultades en las esquinas.
En algunos tramos, la maquinaria inmóvil está situada cerca de un montón de concreto destruido; son cerca de las dos de la tarde y no hay trabajadores haciéndose cargo de ella. Se dice que se han encontrado ciertos vestigios, se dice que las obras terminarán en tiempo y forma, que no afectarán la temporada turística del verano que se aproxima… se dicen muchas cosas, pero la imagen de ahora de la calle Álvaro Obregón y la casi nula actividad y progreso en la rehabilitación, siguen dejando en qué pensar a los comerciantes y locatarios que se ubican en este sitio.
Pasos desconfiados.
“Es una de las calles principales del centro, cómo es posible que hayan pensado en destrozarla así como así”, comenta un transeúnte mientras busca el lado “menos peor” de la calle llena de lodo y charcos que las lluvias han dejado en la vialidad.
Otras personas más que caminan por la banqueta aseguran que las obras no serán concluidas a tiempo y que terminarán abandonadas como otras que siguen inconclusas en partes importantes de la ciudad.
Cerca de las dos de la tarde, algunos comercios cierran sus puertas. Otros se quedan con algunos clientes dentro, y otros más lucen completamente vacíos. En mayor o en menor cantidad, los comercios se ven afectados por esta rehabilitación a la que se oponían rotundamente.
Silencio en las tiendas.
La mayoría de las tiendas y comercios ubicados sobre la calle se encuentran a cargo de empleados que se niegan a hablar y dar detalles acerca de las afectaciones y el progreso de las obras iniciadas el pasado 10 de junio. Bajo argumentos de hallarse ocupados o de no estar capacitados para dar información, los encargados de los locales, en su mayoría jóvenes, rechazan las preguntas acerca del desarrollo de la rehabilitación de Obregón.
Finalmente, en un local de venta de accesorios y reparación de celulares, la joven dueña del lugar comenta la situación de los locatarios y comerciantes respecto a estas reparaciones…
Promesas muertas.
“En mi caso ha bajado el flujo de clientes. Otros comerciantes también comentan que les ha afectado el cierre de la calle, debido a que la gente no pasa con la frecuencia de antes”, comenta Lizeth, dueña del local.
Y es que tras la junta donde las autoridades encargadas de la rehabilitación y los comerciantes, donde éstos manifestaron su total rechazo a las obras, se prometió establecer acuerdos, condiciones y compromisos para con los locatarios, sin embargo, Lizeth comenta que no todo se resolvió de la manera adecuada.
“Existe una comisión de 17 comerciantes pertenecientes a la calle de Álvaro Obregón que supervisan la obra y cada semana o cuando existe información relevante, nos la hacen saber”.
Ante la nula actividad que se observó durante el transcurso de la mañana, añade: “En teoría iban a trabajar en dos turnos, sin embargo, hay ocasiones que ni un solo turno trabajan, o cuando trabajan sólo lo hacen en una cuadra. Los sábados sólo trabajan hasta como hasta las 2:00. Los domingos no vienen”.
A pesar de que, durante la reunión y diálogos posteriores, se establecieron varias promesas e iniciativas hechas por las mismas autoridades, no se han cumplido. Lizeth dice que rechazaron la firma ante notario de sus promesas, entre ellas, el trabajar 3 turnos para cumplir en tiempo y forma con la rehabilitación.
Además, la temporada de verano se acerca y aunque las autoridades correspondientes prometieron no afectar al turismo, no todos están de acuerdo con eso. Los locatarios no creen que se pueda tener una buena temporada porque el estado de la calle afecta de sobremanera a las ventas y alejará al turismo.
Sin embargo, hay una pequeña luz de esperanza. En una cantidad muy pequeña, esperan que acaben en el plazo de tiempo prometido y estipulado. Que el ritmo de trabajo mejore, aunque la manera de trabajar desde que iniciaron las obras no haya sido el esperado.
Lizeth finaliza asegurando que dueños de comercios seguirán presionando a través de Nuestro Centro para que trabajen como se debe.
“Ahora sólo tenemos que esperar. Y confiar en las autoridades correspondientes”.
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