De charol

Óscar G. Chávez

Mientras el gobernador Ricardo Gallardo busca la conexión aérea del aeropuerto Ponciano Arriaga con el Felipe Ángeles, cientos de potosinos se desgañitan criticando el más reciente logro a medias o medio logro del régimen lopezobradorista. Porque inaugurar un aeropuerto a medias no sólo es un exceso, sino también un latrocinio. Ésos, son los mismos que nada dicen sobre el famoso metrobús que conecta el área urbana de la capital potosina con su zona industrial.

Aunque no se le quiera dar la razón a Gallardo, sí se saqueó bastantito la hacienda pública en el sexenio de Juan Manuel Carreras; el sistema de transporte referido puede ser uno de los mejores ejemplos. Pero de nada sirve, todo continuará como siempre.

Porque una cosa es que se interpongan denuncias y más denuncias, como la que recientemente presentó el secretario de Comunicaciones y Transportes, y otra que en realidad se actúe contra los pillos (que no pollos). Ocurre lo mismo y mucho nos recuerda a aquella serie de denuncias que presentó Xavier Nava Palacios contra su antecesor, Ricardo Gallardo  Juárez. Nunca se logró nada y nunca se logrará.

No veo desde luego, o quizá ustedes sí, a Enrique Galindo con los suficientes ingredientes para buscar se dé seguimiento a las sanciones dictadas contra el padre del gobernador. Al fin ni que se hubiera llevado tanto, mejor eso se lo cargará al Navita, sobre el cual tampoco se actuará, pero al menos se le desprestigia.

Siempre es lo mismo en el discurso: ya malversaron, desviaron, robaron, saquearon, entregaron las finanzas públicas en la peor de las situaciones; pero no se hará nada contra los que lo hicieron. Nada es nada.

Sólo se actúa cuando se decide y lo decide el gobernante en turno, y más si cuenta con el apoyo incondicional del Congreso. No debe extrañarnos que si ya pasó la ley de la Guardia Civil, no tarde en pasar la iniciativa que busca la supresión de diputaciones plurinominales aunque se den un balazo en el pie. Porque claro, es preferible andar tullido, a políticamente quedar paralítico, aunque en la práctica lo estén.

No logro entender hasta ahora qué beneficio traerá la llamada Guardia Civil aparte del cambio y alargamiento del nombre a la secretaría de Seguridad Pública, digo era lo mismo que continuar con el mismo nombre y dotar a la policía de lo que ahora dicen que se le dará.

Porque un cecuatro en Valles y 15 drones, igual se pudo entregar a la policía anterior, finalmente los policías serán los mismos aunque traigan un suatch, patrullas equipadas, chárgeres, camionetas tácticas, armas de alto poder y se les dé capacitación especial. Si la cuestión es combatir al crimen, esta lucha se podía dar desde cualquier trinchera.

Lo de siempre, al gobernador le gusta aparentar ser innovador y novedoso; su carencia intelectual y lingüística busca disimularla a partir de ocurrencias, y su gusto por los juguetitos bélicos ahora lo dirige aparentemente al beneficio social. Sus caprichos los turna a su general de Gobierno, quien de inmediato les da curso, trámite y salida. Es lo mismo que el Ayuntamiento xavierista: adolescentes berrinchudos tratando de jugar a ser políticos.

No sólo es el tema de la Guardia Civil, que dudo mucho el nombre lo hubiera tomado del romance de García Lorca, aunque si alguien se le lee y explica, sobre todo la parte que dice: “sobre las capas relucen manchas de tinta y de cera. Tienen, por eso no lloran, de plomo las calaveras. Con el alma de charol vienen por la carretera…”, quedará prendado de él. También es el tema de las aguas nacionales cuyo destino podría ser Nuevo León, y del que seguramente desconoce todo, comenzando por la comprensión del concepto aguas nacionales; además de diversos temas a los que ahora se suma la supresión de plurinominales.

Ricardo Gallardo, queda claro, no es un gobernador que gobierne con el librito en la mano, porque a pesar de tener un título de licenciado en Derecho (a saber de dónde sacó) seguramente nunca lo ha leído, sino con base en sus ocurrencias cotidianas que de inmediato turnará a sus operadores, no para que las analicen, sino para que de inmediato le digan: ¡sí, señor gobernador!

Viéndolo desde otro enfoque, creo que no hay nada de malo en esto, a la ciudadanía le gusta, le gusta a alcaldes y a legisladores, le gusta a los organismos autónomos y a los partidos políticos, todos son felices aplaudidores que nada dicen, seguramente porque están de acuerdo en que todo sea “totalmente nuevo, único e innovador” en nuestro estado.

Un nuevo crédito quirografario en puerta, ya que de alguna forma tendría que salir adelante del lastre de la herencia maldita, nos puede dar idea de que será una manera de conducir la administración pública. Dos por año al menos, que los legisladores de inmediato autorizarán, al fin quedarán pagados antes de que concluya el sexenio.

Estamos comenzando, lo que hemos visto hasta ahora no es ni la mínima parte de lo que veremos, tengamos en cuenta que –en medio del debate interno del ego y los complejos– más tarda en elegir su acharolado vestuario cotidiano (con todo y su hebilla de inspiración foxista), que en maquinar una nueva ocurrencia. Nada es malo, pero sería mejor que Lupe tomara clase de redacción. 

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